LAS BOTAS ENSANGRENTADAS

por Tito Rodríguez Oltmans


El propósito principal de este articulo es el de denunciar públicamente los horrores cometidos por los militares uniformados del Régimen Castro-comunista, acciones barbaricas que han cometido por más de cuarenta y siete años.

Durante todo este largo tiempo de Tiranía mucho se ha escrito y hablado sobre la brutal represión cometida por el Régimen contra los presos políticos, la población civil opuesta a los postulados comunistas, y de todo, y todos los cubanos decentes que viven en intramuros.

Cubanologos, politólogos, académicos y personajes del exilio que quieren salir en la prensa han dado innumerables veces sus opiniones sobre la casta militar Castrista, y lo mas penoso de estas declaraciones, escritos y comparecencias en la radio y la televisión, solamente son el producto total de sus imaginaciones, las cuales no concuerdan con la realidad, y por tanto confunden, pues al no conllevar la verdad, entonces son solo historietas con mensajes negativos que en la mayoría de los casos favorecen, desgraciadamente, a los verdaderos asesinos del pueblo de Cuba. Entre los principales favorecidos por la desinformación se encuentran todos los oficiales del MINFAR y del MININT, principalmente los llamados oficiales superiores, conocidos por “Los Generales”.

Cuantas veces no hemos oído a estos llamados “profesionales de la situación interna cubana”, dando opiniones y diletando con disparates tras disparates sobre la conducta militar de los cuerpos armados de la “Tiranía Castro-comunista”. En la inmensa mayoría de estas disertaciones, estos “auto-titulados” analistas, supuestos conocedores de los mecanismos represivos, así como, de los métodos usados contra los cubanos que se enfrentaron ante el Régimen y que todavía algunos cubanos decentes y dignos no maculados lo hacen en la actualidad. Estos “expertos” no hablan de los horribles métodos de torturas síquicas y/o corporales que el Departamento de Seguridad del Estado usa constantemente con los cubanos que están prisioneros en las mazmorras de sus Edificios en todas las provincias del Territorio Nacional Cubano.

Y cuando se refieren a esta situación, en la cual la brutal represión del Régimen es el factor decisivo para mantenerse en el Poder, se habla de la represión muy brevemente, y si se menciona algún militar solo se le llama por su nombre de pila o por algún apodo; el Capitán Pedro, o el teniente El Cojo, y a veces se refieren a estos “entes” cínicamente hasta como un “grupito”, que solo son los que tienen sus manos manchadas de sangre, e inmediatamente se hace la salvedad de que entre ellos, esos asesinos uniformados, existe una mayoría que ocupan esos puestos por distintas y diversas razones, citando excusas tales como; que si unos lo hacen por lealtad a Fidel Castro desde La Sierra Maestra, otros por haberse superado escogiendo la carrera militar, otros por haber sido escogidos por el régimen cuando eran muy jovencitos, y así, de esta forma, hablando por hablar, citan otras muchas más excusas sin sentido, veracidad, conocimiento y actualidad.

La historia del Genocidio Sistemático contra el pueblo de Cuba comienza sobre los primeros días del mes de Febrero del año 1959 durante una reunión en la casa de Ernesto Guevara en la playa de Tarara, en la cual se encontraban todos los cerebros pensantes del Partido Comunista (PSP), que estaban dándole ideas a Fidel Castro, para que él pudiera ir escogiendo las que él creyera las más acertadas para de esta forma poder construir un Estado Comunista a su antojo y manera. Entre esa diabólica amalgama de ideas surge una, que según comentaron públicamente más tarde Aníbal Escalante y Joaquín Ordoqui en el núcleo del Partido cuando se fundan las EIR (Escuelas de Instrucción Revolucionarias), como “la idea genial”, la cual fue propuesta por Ángel Ciutah (catalán, ex coronel comunista veterano de la guerra civil española, que al final de esta, y habiendo perdido la guerra civil los comunistas en España), pudo escapar hacia la URSS, uniéndose de inmediato al Ejecito Soviético, donde llego a obtener durante la segunda guerra mundial el grado de General de División de la Inteligencia militar (GRU). Su misión en Cuba era preparar todas las estructuras del Ministerio de Las Fuerzas Armadas Revolucionarias y entregárselas a Fidel y a Raúl para la aprobación final, y la llamada genialidad fue la perversa idea de establecer entre los cadetes de Las Escuelas Militares del País, lo que se llamo “El Compromiso Sangriento”.

Este “Compromiso” era, y es, el de participar de forma activa en los pelotones de fusilamiento, un requerimiento indispensable que debían de cumplir todos los cadetes de Las Fuerzas Armadas para poderse graduarse de Oficiales. Además contemplaba que aquellos miembros del Ejercito Rebelde que ya hubieren cumplido este requerimiento (asesinar), mientras se pulían como cadetes en las academias militares, deberían de ceder su puesto a aquellos que no lo habían hecho nunca.

Los que estuvimos presos en la Prisión Militar de La Fortaleza de La Cabaña en los años de la década de los sesenta, recordamos las interminables noches cuando fusilaban a nuestros compañeros de lucha. Recordamos cuando oíamos a través de la doble reja que separaba el patio de la oficina de la prisión, el llamado “rastrillo”, cuando los guardias anunciaban que ya había llegado el ómnibus de la Academia Militar de Managua, o la Naval del Mariel. Era el personal que iba a fusilar esa noche. Eran los cadetes. Cadetes militares del otrora. En la actualidad son los miembros de la Oficialidad Militar activa, retirada o purgada del Régimen Castro-comunista.

La noche de fusilamientos, sobre las cuatro de la tarde el oficial de guardia nos ordenaba por los altoparlantes a todos los prisioneros que nos fuéramos inmediatamente para nuestras galeras. En los altos del patio del penal de La Vieja Fortaleza, en sus dos extremos, habían emplazadas dos ametralladoras calibre 30.06, las cuales dominaba todo el patio. Acto seguido el personal encargado de estas les quitaba la lona que las cubría, y en solo segundos ya estaban listas para disparar contra nosotros que corríamos por el patio hacia las galeras donde dormíamos. Teníamos muy poco tiempo para resguardarnos de las ráfagas de esas ametralladoras, que muchas veces los guardias nos disparaban indiscriminadamente mientras corríamos por el patio, esta acción asesina, la hacían según ellos, por que nosotros no habíamos vaciado el patio en el tiempo que a ellos querían. Todos “los guardias” siempre han sido y son unos asesinos uniformados.

Las luces se apagaban a las 10:00 p.m. Era la hora del silencio.

En la mayoría de las ejecuciones iban muchos invitados, militares, milicianos y civiles, la chusmocrasia morbosa que venían a ver aquel dantesco espectáculo. Llegaban en sus autos momentos antes de los fusilamientos. El foso del Paredón se encendía, los cadetes, casi siempre eran diez, en uniforme de campaña tomaban sus posiciones sobre una raya de yeso blanco a solo cuatro metros de los patriotas que iban a asesinar en el paredón, cada uno de ellos portaba un fusil FAL calibre 308, TODOS LOS FUSILES CARGABAN BALAS VIVAS EN SUS PEINES DE 20 PROYECTILES, TODOS LOS CADETES ESTABAN COMPROMETIDOS A ASESINAR. De esta forma La Tiranía rompía la tradición militar que existía en todos los países civilizados del mundo cuando se ejecutaba por “Fusilamiento”, pues de acuerdo con la tradición algunos fusiles cargaban balas de salva, y así, de esta forma ningún miembro del pelotón sabia quien había sido el tirador que había perforado el pecho del reo. El Oficial al mando del pelotón pistola en mano esperaba al PATRIOTA que venia sin camisa y amordazado para que no pudiera gritar antes de recibir la descarga mortal; “VIVA CUBA LIBRE”, “VIVA CRISTO REY”. Detrás de el Oficial Ejecutor estaba un medico militar, quien muchas veces le decía al Oficial donde tenia que darle en la cabeza del patriota moribundo el segundo tiro de gracia. Era el Primer Teniente Medico Militar; el Doctor Alarcón. Al reo lo traían en una camioneta VW sin mufle.

Presentes también tenían que estar todos los miembros del Tribunal, El Fiscal, El Secretario, y además, todos los miembros del otro mal llamado Tribunal de Apelaciones, que se reunía por oficio solo para ratificar las penas de muerte por fusilamiento. Después de consumado el crimen, todos ellos, tenían que atestiguar que vieron cumplir sentencia firmando un documento, el cual se archiva junto con los papeles de la causa.

Todo ese elemento está bien comprometido.

En la Cabaña por regla general el que daba las voces de mando para fusilar, y los tiros de gracia en la cabeza de nuestros hermanos de lucha, era el Teniente Arsenio Franco Villanueva, alias, El Gallego Franco. Este sujeto llego a General de Brigada del MININT. Ascendió los grados por la escalera sangrienta de La Tiranía, hasta llegar a ser El Jefe Nacional de Cárceles y Prisiones. Fue purgado cuando el caso del Ministro, General José Abrahantes.

Este sujeto (Arsenio Franco) anda diciendo por toda la barriada del Vedado donde vive en la actualidad, que a él, El Régimen no le ha respetado sus Derechos Humanos, y por eso lo purgaron.

Pero prosigamos con paciencia y sin comentarios.

En el Régimen de Castro estas situaciones de comprometer a militares, o, a civiles (serviles) no son nuevas, tomando siempre como primicia que todos ellos, absolutamente todos, han hecho este compromiso por su propia voluntad estando todos muy conscientes del mal tan horrendo que han cometido, y para colmo actualmente lo siguen haciendo. Además tenemos que tener en cuenta que los grados de los Oficiales Superiores; Teniente Coroneles, Coroneles y Generales, son impuestos personalmente por Fidel Castro. Sépase bien, que El Tirano solo concede ascensos después de estudiar personalmente cada expediente uno por uno.

También un factor intrínsicamente perverso es que todos los miembros de la alta jerarquía, ya bien sean miembros de la Nomenclatura Civil, o Militar, entiéndase; el Consejo de Ministros, El Consejo de Estado, El Comité Central del Partido Comunista Cubano, o del Buró Político del Partido, todos ellos han tenido que hacer su labor “Internacionalista” de una forma o de otra, ya bien sea, con un uniforme militar o de civil, pero todos han obedecido ciegamente al Tirano, unas veces masacrando a civiles indefensos, otras veces abusando de ellos sin piedad, pero siempre empuñando el AK47 para hacer uso del “Terror” mediante la violencia sangrienta típica de los comunistas, que ellos llaman cínicamente, “La Liberación Proletaria”.

Él, Fidel Castro, a todos ellos los ha comprometido hasta la medula. Y son muchos.

Resumiendo, decimos con propiedad, que todos estos personajes en una forma directa o indirecta están manchados de sangre, pues aquel que no ha asesinado directamente, ha caminado sobre el largo sendero de sangre, que han dejado nuestros mártires como prueba histórica indeleble de su sacrificio. Estando ya escrito entre las luctuosas paginas del capitulo de la Historia de Cuba, que trata sobre los asesinatos, robos y abusos cometidos contra el pueblo de Cuba durante el perverso periodo “Terrorista, Salvaje e Inhumano” del Castro-comunismo; que todos aquellos que le han servido incondicionalmente a Fidel Castro, una gran mayoría de ellos tienen sus manos manchadas de sangre; “Y TODOS LOS OTROS RESTANTES, TIENEN SUS BOTAS ENSANGRENTADAS”.

Y punto.



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