Un nuevo fantasma aterroriza al mundo por Servando González Sí, amigos míos, un nuevo fantasma aterroriza al mundo, pero no es, como asegurara Mordecai Marx en su Manifiesto Comunista, el fantasma del comunismo, sino el fantasma de la muerte del tirano caribeño, de cuyo nombre no quiero acordarme. Y su inevitable y cercana muerte tiene aterrorizados a oportunistas, ladrones, sinvergüenzas, vende patrias, conspiradores y traidores de mala calaña en los cuatro extremos del planeta. La causa de este frío terror que atenaza los torcidos corazones de sus colaboradores y aduladores, es que el tirano demencia sabe demasiado, y tiene, como resguardo, no sólo el que le hiciera Celia, sino extensos archivos secretos atestados de documentos que, previsoramente, puso hace tiempo a buen recaudo. Y no me refiero a vídeos comprometedores guardados en los archivos del MINIT, en los que aparecen estrellas de Hollywood, profesores universitarios, intelectuales, y escritores famosos, enfrascados en piruetas sexuales y homosexuales (si desean saber los nombres de muchos de ellos, lean la lista de más de mil personalidades que han prometido asistir al cumpleaños del tirano), sino a documentos importantes. Estos documentos contienen cosas que, de hacerse del dominio público, probarían un grado tal de duplicidad, traición y maldad, que pondrían en peligro los ambiciosos planes de dominio mundial de quienes, con sus artimañas, pusieron al tirano en el poder en 1959 y lo han mantenido allí, intocable, todos estos años. Fuentes bien informadas aseguran que los conspiradores comuno-fascistas del Council on Foreign Relations están extremadamente preocupados ante la muerte inminente del tirano. Un indicio seguro es que, desde que se conoció la gravedad del tirano, el consumo de café en el comedor de la Harold Pratt House en Manhattan ha disminuido considerablemente, en tanto que el del tilo ha aumentado. Los conspiradores tienen los nervios de punta. El cuidadosamente tramado plan para la continuación de la tiranía en Cuba después de la muerte del tirano se les ha desmoronado, y es evidente que no podrá ser llevado a la práctica. A pesar de toda la campaña publicitaria con el jingle "Raúl es distinto", cantado a coro por los desinformadores profesionales infiltraron desde hace algunos años en El Nuevo Herald y en otros medios de difusión en los E.U., España y México, la cosa evidentemente no ha funcionado. No sólo porque al hermano el camisón le queda grandísimo, sino porque el Loco se niega a aceptar su substitución debido a lo que él llama "el problema sexual" – que no es el de Raúl, sino el suyo: al tirano no le sale de sus testículos que nadie lo substituya. Además, los conspiradores del CFR saben perfectamente bien que, a no ser que tomen medidas, tales como crear un incidente ficticio tipo 9/11 que justifique enviar las fuerzas especiales a invadir Cuba y ocuparla militarmente, el régimen se desplomará como un castillo de naipes al anuncio de la muerte del tirano. Y los mayimbes gritarán todos a una "La peste el último", y escaparán raudos y veloces hacia sus mansiones en la Riviera francesa, la costa del sol, Costa Rica, y otros lugares donde desde hace años han estado preparando, por si acaso, sus guaridas en el exilio que se les avecina. La preocupación de los conspiradores del CFR no se debe tan sólo al hecho de que van a perder a uno de sus más valiosos agentes secretos -- el tirano caribeño ha tenido un importante papel en los planes previos a la implantación del Nuevo orden Mundial --, sino también porque temen que su díscolo agente les juegue su última mala pasada. Como todo agente secreto que sabe lo que tiene entre manos, el Loco asesino nunca ha confiado ni en su madre. Desde que la CIA, actuando como intermediara para sus amos de Wall Street, lo reclutó en 1948, el tirano ha estado engrosando sus archivos secretos, en los que conserva extensa documentación de todo tipo. Es malvado, pero no tonto. Ese tipo de previsión fue lo que le salvó la vida a Patricio de la Guardia. Patricio se salvó del pelotón de fusilamiento cuando le dijo al Loco asesino que tenía depositados en un lugar secreto los documentos que probaban que él había asesinado a Allende siguiendo sus órdenes. Ni su hermano Tony, ni el Che Guevara, ni Abrahantes, ni otros tontos que se creían tan vivos como ellos, tuvieron la previsión que tuvo Patricio, y pagaron caro por su error. Los conspiradores del CFR están convencidos de que el tirano ha hecho algo similar. Y si Patricio le sabe algunas cosas al Loco, el Loco le sabe aún más a sus amos de Wall Street. Cosas que, de darse a conocer, podrían dar al traste con sus planes de establecer el Nuevo Orden Mundial comuno-fascista. Por ejemplo, ¿Qué pensaría la gente cuando se enterara que el asesinato de Gaitán y el Bogotazo, en los que participó el recientemente reclutado agente Alex, no fueron sino elementos de una operación de guerra psicológica para que el pueblo norteamericano aceptara sin chistar la Guerra Fría? ¿Qué haría el pueblo norteamericano si se enterara de que los asesinatos de John F. Kennedy, el Che, y Allende, tan sólo por mencionar unos cuantos, fueron operaciones conjuntas Loco-CIA planeadas cuidadosamente en el CFR? ¿Y cuál sería la reacción del público si se diera a conocer con abundantes pruebas que la invasión de Angola, las luchas guerrilleras en América Latina, y las actividades terroristas de grupos como la Eta, los Montoneros, los Macheteros, y otros similares, fueron operaciones conjuntas Loco-CIA planeadas por los conspiradores del CFR para desestabilizar distintas regiones del planeta a fin de llevar a cabo sus planes de saqueo económico? El Loco asesino siempre ha sido un espía indisciplinado, difícil de controlar. La primera desavenencia seria con sus amos de Wall Street la tuvo cuando, estando en México, no obedeció las órdenes que sus amos que le había transmitido a través de Rafael del Pino Siero, y se embarcó en el Granma para continuar con sus planes de invasión. Por suerte para él, las cosas finalmente le salieron bien, y todo se quedó ahí. La segunda vez fue cuando, sin autorización previa, envió a sus agentes secretos a New York durante la crisis de los cohetes de 1962. Su misión consistía en volar la estatua de la libertad, los almacenes Macy’s, y la terminal de autobuses de la calle 42, así como varias refinerías en New Jersey. El plan secreto del Loco consistía era que los norteamericanos habían sido víctimas de un ataque soviético, que a su vez iniciaría un intercambio nuclear que destruiría no sólo los Estados Unidos, sino también la Unión Soviética. Por suerte el FBI descubrió los planes, capturó a los agentes del Loco, y evitó un holocausto nuclear. Pero el problema no es fácil de resolver. Si bien es cierto que los conspiradores tienen al Loco en sus manos, pues le saben cosas muy comprometedoras, no es menos cierto que el Loco también los tiene a ellos en sus manos, pues les sabe mucho más. Están empatados, y el juego está al terminarse. Y en estos momentos, en que el Loco tiene a la pelona al doblar de la esquina, no se sabe si su reacción final sea tratar de llevárselos a todos al hueco con él. Tal parece que el Loco asesino, después de más de casi 60 años al servicio de sus amos de Wall Street, se les ha convertido en otro monstruo de Frankenstein (el primero fue Adolfo Hitler, pero esa es otra historia que les contaré un día de estos). Según fuentes dignas de mérito, desde 1993 el Loco comenzó a desafiar a sus amos del CFR. Desoyendo sus órdenes, redujo las restricciones al capital extranjero e invitó a capitalistas de Europa y América Latina a invertir en el turismo, la industria, la minería, y la explotación petrolera. Las mismas fuentes aseguran que los Rockefellers no estaban nada contentos con las acciones rebeldes del Loco. Por consiguiente, después de tantos años de realizar un trabajo bien hecho, los conspiradores del CFR decidieron poner al Caballo a pastar. Pero, para mantener el loquismo sin el loco, primero había que convencerlo de que se "retirara". Y aquí fue cuando la mula tumbó a Genaro. La tercera vez que el Loco actuó por la libre fue hace relativamente poco tiempo, cuando se negó a cumplir la orden de que dejara el poder y se marchara de Cuba. Como era de esperarse, el Loco montó en cólera y, después de mandarlos para el carajo con todas las letras, les dijo que él no era Batista. Esto motivó una breve período de tensión, en el que sus amos trataron de intimidarlo, primero con las acusaciones de que tenía armas bacteriológicas que hizo Bolton, y luego con el escandalito que armó Cason. Pero, viendo que el Loco se había cerrado a la banda, los conspiradores optaron por darle la vuelta y camelarlo un poco hasta ver si acababa de darle la patada al testero. Operación "Memory Hole"Es por eso que, desde que se conoció la noticia de la gravedad del Loco asesino, y la certeza de su cercana muerte, los conspiradores del CFR notificaron a la CIA, y esta, en colaboración con el Pentágono, activó, y puso en estado de alerta a los miembros de la ultra secreta operación "Memory Hole". Esta operación, creada hace unos diez años, está formada por varios equipos de especialistas en infiltración, exfiltración y demolición. La operación consiste en, inmediatamente que se confirme la muerte del tirano, infiltrarse en Cuba y capturar o, en su defecto, destruir, los archivos secretos del régimen en los que se sospecha existan documentos sensitivos y comprometedores. Este tipo de operación no es nada nuevo, y tiene precedentes históricos. A fines de la Segunda Guerra Mundial, equipos especializados de la OSS y las fuerzas armadas norteamericanas, llevaron a cabo una operación similar, en la que capturaron o destruyeron gran parte de los archivos secretos de los nazis. Pero, a pesar de ello, hoy se sabe con bastante certeza no sólo que Hitler y su movimiento nazi fueron financiados por banqueros internacionales, principalmente de Wall Street, sino que muchos norteamericanos colaboraron activamente con los nazis. Tal vez los casos más sonados sean los de Prescott Bush, el abuelo del presidente actual, y Charles Lindbergh, el famoso piloto, pero la traición fue mucho más extensa. Hoy sabemos que, mientras la Wermacht mataba tropas norteamericanas y las Waffen SS asesinaba a la población civil, la Shell y la Standard Oil proveían de petróleo a las tropas nazis. Todo esto ha sido ampliamente documentado por el profesor Antony Sutton en su libro Wall Street and the Nazis. Lo que no aparece en el libro del profesor Sutton es que, mediante depósitos secretos sumergidos cerca de las costas de Cuba, la Shell y la Standard Oil abastecían de combustible a los submarinos alemanes que luego torpedeaban a los buques de los aliados, entre ellos los norteamericanos. Pero la inminente muerte del tirano caribeño no tiene preocupados tan sólo a los conspiradores del CFR. Muchos políticos importantes del mundo están conscientes de que, de descubrirse sus contubernios secretos con el tirano, sus carreras se verían perjudicadas. Y no me refiero sólo a los más notorios, como son los gobiernos de los Estados Unidos, España y México, sino otros que mucha gente ni sospecha, como el gobierno de Israel. ¿Qué pensarían los judíos en Israel y otras partes del mundo si se enteraran de que el gobierno de Israel ha venido colaborando en secreto por largos años con el causante de la destrucción de la comunidad judía en Cuba? ¿Y qué pensarían los fieles católicos si se enteran de la estrecha colaboración entre el tirano el Vaticano? La hora de la verdad se acerca, compatriotas, y hay que estar vigilantes. ¿Y el Loco homicida?
No se preocupen: la Historia lo absorberá.
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