Katrina: ¿Fuerza mayor o guerra climatológica? Por Servando González Si en algo están de acuerdo los meteorólogos es en que la frecuencia y la intensidad de los huracanes en los últimos años se ha intensificado. Pero dos de estos huracanes, Iván, que nos azotó el año pasado, y aún más Katrina, que acaba de hacerlo, han mostrado peculiares e inusitadas características que los científicos que estudian estos fenómenos atmosféricos aún no logran explicar. La destrucción que este último huracán ha causado de seguro constituirá un grave golpe a la economía de los Estados Unidos. La mayoría de las instalaciones petroleras y de gas natural, incluidas decenas de plataformas de extracción y varias refinerías, han sido destruidas o dañadas. Si un enemigo hubiese lanzado un ataque terrorista cuyo objetivo hubiese sido causar un golpe devastador que paralizara la economía de este país, no lo habría logrado tan bien como lo ha hecho Katrina. Bueno, pues hay quien piensa que eso mismo es lo que en realidad ha sucedido. Según el meteorólogo Scott Stevens, el extraño comportamiento de Katrina sugiere la posibilidad de que el huracán no haya tenido causas naturales, sino que la tecnología de manipulación climatológica, existente en estos momentos, haya sido usada en la creación y el curso de este huracán. Stevens está convencido de que el huracán Katrina fue deliberadamente encaminado en un rumbo cuyo objetivo era destruir las refinerías y otras instalaciones petroleras en el Golfo de México y particularmente en el sur de la Louisiana, causando un daño considerable a la infraestructura energética y de transporte de este país. Finalmente, Stevens llama la atención sobre los nombres de estos dos destructivos huracanes: Iván y Katrina. Evidentemente son nombres rusos. Las sospechas de Stevens no son infundadas. Es sabido que en la década de los 60 y los 70, la desaparecida Unión Soviética desarrolló con fines militares una eficiente tecnología de modificación climatológica. En enero de 1960, durante una reunión del Presidium del Partido Comunista de la Unión Soviética, Nikita Khrushchev declaró: “Nuestros científicos han creado una nueva arma tan poderosa que podría borrar toda la vida de este planeta. Es un arma fantástica.” En abril de 1997 el Secretario de Defensa William Cohen confirmó el hecho cuando declaró que algunos [estados] “han creado armas de eco-terrorismo, con las que pueden alterar el clima, y desatar terremotos y erupciones volcánicas usando ondas electromagnéticas. … De modo que hay bastantes mentes por ahí buscando formas de desatar el terror en otras naciones.” Esta tecnología, hoy conocida entre los científicos como “tecnología escalar”, se basa en los descubrimientos electromagnéticos hechos a comienzos del siglo pasado por Nikola Tesla, mantenidos en secreto hasta hace pocos años. El científico Tom Bearden, que también ha estudiado el tema, ha publicado una serie de interesantes artículos dedicados al tema de la manipulación climatológica con fines militares en guerra asimétrica. Según un estudio científico publicado por Bearden en octubre del 2004, las actividades de guerra climatológica de los rusos en contra de los Estados Unidos, usando gigantescos interferómetros escalares, comenzaron en 1990 y no han cesado desde entonces. El año pasado estas actividades entraron en su fase final, provocando y/o intensificando los huracanes, Charlie, Frances, Ivan, Jeanne, y otros. Evidencia del grado de control sobre los huracanes que se ha logrado con esta tecnología es el hecho de que Ivan dio un inesperado giro de 180 grados en su curso, y Jeanne dio un giro completo de 360 grados antes de alcanzar la Florida. Mas aún, en marzo del 2004 el huracán Catarina, el primer huracán que se ha registrado en el Atlántico Sur, se formó y penetró el territorio del Brasil, causando considerables daños. Bearden considera que Catarina fue una prueba de los científicos rusos para demostrar el valor de la nueva tecnología, creando y controlando un huracán en un área donde todos los meteorólogos creían que no podían producirse fenómenos de este tipo. Stevens ofrece como prueba de la mano rusa detrás de estos huracanes el que tanto Iván como Katrina son nombres rusos. Pero, obviamente, los nombres de los huracanes no son adjudicados por los rusos, sino por científicos norteamericanos. De modo que, probablemente, los nombres rusos de estos huracanes sean o producto de la casualidad o un intento velado de inculpar a los rusos por un acto de guerra no declarada que no han cometido. Pero tanto Stevens como Bearden han pasado por alto otra teoría que bien pudiera explicar el extraño comportamiento de Katrina, y el aún más extraño comportamiento de la administración del Presidente Bush en su aparente incapacidad para manejar una crisis de la que tuvo suficiente tiempo para prepararse. Según esta teoría, el huracán Katrina podría ser un acto de guerra no declarada del gobierno norteamericano contra su propio país. Analicemos esta teoría en detalle. En un libro publicado en 1970, Entre dos Eras: América en la era tecnotrónica, Zbigniew Brzezinski, un alto ejecutivo de Consejo de Relaciones Exteriores (CFR) y de la Comisión Trilateral (TC), vaticinó que en un futuro no muy lejano, ciertos gobiernos de países tecnológicamente desarrollados podrían usar la guerra climatológica, es decir, la alteración artificial del clima para crear sequías, olas de frío o de calor intenso, inundaciones, tormentas, terremotos y maremotos, que afectaran a otros países. Y lo mejor de esa tecnología, apuntaba desvergonzadamente Brzesinski, era que el enemigo ni siquiera sabría que lo estaban atacando. Es bueno recordar que una de las características de los altos miembros del CFR y de la TC, es que sus predicciones casi siempre se cumplen. La razón de esto no es debido a que estén dotados de facultades adivinatorias, sino que ellos mismos conspiran tras bastidores para que lo que han vaticinado suceda. Voy a citarles tres ejemplos de los muchos existentes: 1. A mediados de la década de los 50, algunos de los ideólogos del CFR llegaron a la conclusión de que, debido a su importancia estratégica y económica, el control del sureste asiático era de vital importancia para promover sus intereses, al punto que ello justificaba una guerra con los países competidores. La necesidad de esta guerra se estableció como de costumbre en crípticos artículos académicos aparecidos en Foreign Affairs (el órgano oficial del CFR), así como en varios libros escritos por altos miebros del CFR. Una vez que ya habían creado conciencia de esta necesidad, miembros del CFR infiltrados en los más altos niveles del gobierno norteamericano, ninguno de ellos electo por el voto de los ciudadanos, pusieron el plan en acción. El resultado fue la Guerra de Vietnam. Figuras clave en venderles esa aventura militarista al pueblo norteamericano fueron Robert McNamara, Henry Kissinger, Walter Rostow, Averell Harriman, John McCloy, Henry Cabot Lodge, Dean Rusk, Charles Bohlen, William Bundy y su hermano McGeorge Bundy, Dean Acheson, Arthur Dean, Gabriel Hauge, y, por supuesto, David Rockefeller, uno de los principales conspiradores del CFR. Todos los embajadores norteamericanos en Vietnam del 1963 al 1973 — Henry Cabot Lodge, Maxwell Taylor, y Ellsworth Bunker — eran miembros del CFR. (Como regla general podría afirmarse que detrás de cada traición al pueblo norteamericano siempre encontramos uno o varios miembros del CFR.) Conjuntamente con este esfuerzo por empujar a los Estados Unidos a una guerra innecesaria en Indochina los conspiradores lanzaron la nueva teoría de la “contención” (“containment”) formulada por George Kennan, alto miembro del CFR, en un articulo publicado en 1947 en Foreign Affairs bajo el pseudónimo “X”. El este, Kennan aconsejaba que el principal elemento de la política norteamericana hacia la Unión Soviética debía ser una larga y paciente “contención” de las tendencias expansivas de los rusos. Casi inmediatamete el Presidente Truman, también miembro del CFR, hizo de la contención la base de la política exterior norteamericana. (Cualquier semejanza con Bush aceptando en su totalidad las observaciones y recomendaciones de la comisión que estudió los sucesos del 11 de septiembre no es producto de una coincidencia, particularmente cuando se descubre que todos los miembros de la Comisión lo eran también del CFR.) Diez años después del artículo de Kennan, otro alto ejecutivo del CFR, James E. King, Jr., expresó la idea de la contención en forma aún más clara en un artículo que apareció en Foreign Affairs in 1957. Según King, los E.U. debían estar preparados no sólo para luchar en guerras limitadas, sino también para perderlas. En síntesis, la teoría de la contención significaba que debíamos iniciar guerras limitadas, pero no para ganarlas, sino para perderlas. En realidad, desde un punto de vista práctico – y cínico --, esta teoría cobra sentido. Sólo las guerras largas y que no se ganan proporcionan buenas ganancias para las transnacionales y los banqueros que lucran con las guerras. Esto explica el por qué, tal como predijo el artículo de King, la Guerra de Vietnam ya estaba perdida desde antes de iniciarse. Y esta traición le costó la vida a 56,000 norteamericanos. 2. En 1974 Henry Kissinger, un alto ejecutivo del CFR, escribió un documento secreto que tituló National Security Study Memorandum 200: Implications of Worldwide Population Growth for U.S. Security and Overseas Interests. Esencialmente, el documento afirmaba que África era un continente con inmensos recursos naturales que los Estados Unidos iban a necesitar en el futuro, y que no podíamos permitir que los africanos los usaran. Por eso había que hacer todo lo posible para que los países africanos no se desarrollaran económicamente y, sobre todo, para que la población del África no aumentara. El Memorandum delineaba un plan para reducir la población africana mediante control de la natalidad, guerras, y hambrunas. El plan fue puesto en práctica por Zbigniew Brzesinski bajo los auspicios de la llamada Global 2000, Global Futures. Global 2000 abrió el camino y proveyó los fondos para la creación del movimiento de protección del medio ambiente, el movimiento “Verde”, y el movimiento anti-nuclear que se opuso a la construcción de plantas energéticas nucleares. La mayoría de los izquierdistas, liberales y “progresistas” que se sumaron por miles a estos movimientos aún ignoran que los fondos provinieron de las más reaccionarias organizaciones financieras y monopolistas norteamericanas. Con el pretexto de proteger el medio ambiente, se forzó a los países africanos a reducir el uso del DDT, lo que trajo un aumento considerable de la malaria y otras enfermedades transmisibles que han causado millares de muertes es ese continente. La negativa de los monopolios a construir plantas energéticas nucleares en África privó a los países africanos de fuentes de energía barata que hubiesen contribuido decisivamente a su desarrollo económico. No fue una coincidencia que, poco después de que Kissinger escribió su famoso documento, Fidel Castro, uno de los agentes secretos del CFR, envió sus tropas mercenarias a África para que pusieran en práctica las ideas neo-maltusianas de Kissinger. Esto explica el por qué varios consorcios petroleros occidentales financiaban con dólares las actividades genocidas de Castro en África. También explica la inacción del gobierno norteamericano ante la agresión intervencionista castrista en ese continente. 3. Un artículo de Samuel P. Huntington, un alto ejecutivo del CFR, titulado “El choque de las civilizaciones”, publicado en Foreign Affairs en el verano de 1993, vaticinó con lujo de detalles lo que nos han tratado de hacer creer los sorprendió el 11 de septiembre del 2001: la guerra contra el terrorismo. Por supuesto, que la verdadera causa de la llamada “guerra contra el terrorismo” es otra. Como ya no había Unión Soviética ni Guerra Fría, los conspiradores necesitaban crear un nuevo conflicto. Este iba a ser entre la civilización occidental y el mundo islámico. Pero la guerra contra Afganistán, la invasión de Irak, y la que planean desatar contra Irán, no tienen nada que ver con el terrorismo -- prueba de esto es que el terrorista mayor está a 90 millas y nunca han hecho nada contra él --, sino que todo es parte de esa maniobra geopolítica que los teóricos del CFR han dado en llamar el conflicto entre las civilizaciones.
Como siempre, el fiel agente secreto Alex jugó un papel importante en los eventos del 11 de septiembre. Como agente provocador al servicio de los conspiradores, unos meses antes del ataque del 11 de septiembre Castro dio un largo periplo por países musulmanes incitando a los incautos a que atacaran a los Estados Unidos. Nunca me leí el mamotreto, pero apostaría a que estas actividades del agente Alex no se mencionan en el voluminoso estudio de la comisión investigadora. (Quienes deseen enterarse con lujo de detalles de estas actividades de Castro pueden leer mi extenso artículo “A sad day for Fidel Castro?”,
Al igual que la guerra de Vietnam y la guerra contra las drogas, otro engendro creado por el CFR, la guerra contra el terrorismo será larga, muy larga. Bush no se cansa de repetirlo. Y, tal como se espera de toda guerra iniciada bajo los auspicios del CFR, está guerra también ya está perdida de antemano.
De modo que, cuando Brzezinski hizo su vaticinio de guerra climatológica, en realidad estaba refiriéndose a una tecnología ya existente, que los Estados Unidos estaban desarrollando en secreto. Prueba de ello es que en agosto de 1996 la Fuerza Aérea norteamericana emitió un informe secreto titulado “Weather as a Force Multiplier: Owning the Weather in 2025,” en el que se estudian en detalle las posibilidades de la guerra climatológica. (Los interesados pueden leer el informe en el sitio de la Federación de Científicos Norteamericanos, en http://www.fas.org/spp/military/docops/usaf/2025/v3c15/v3c15-1.htm)
Otro indicio de que la modificación del clima con fines militares es una realidad se basa en el hecho de que el 3 de marzo del 2005, el senador de Texas Kay Bailey Hutchison introdujo el proyecto de ley S 517, que será llevado a votación en Octubre de este año. El título del proyecto es altamente revelador: “The Weather Modification and Research Technology Transfer Authorization Act of 2005.” (http://www.sourcewatch.org/index.php?title=Weather_Modification_Operations_and_Research_Board)
Uno de los centros secretos de manipulación climatológica en los E.U. es el Project Woodpecker, a cargo del Lawrence Livermore National Laboratory en California. El grupo a cargo de este proyecto recibió el Intelligence Community Seal Medallion, un galardón otorgado por la CIA, lo que da una idea de la importancia de estos trabajos secretos.
Pero el mayor centro de guerra climatológica norteamericana es el llamado HAARP (High-frequency Active Auroral Research Program, aunque, como es cosa común en este tipo de actividades secretas del gobierno, el nombre, que parece indicar que estudia las auroras boreales, no tiene nada que ver con su verdadero propósito), situado cerca de Gakona, Alaska.
El proyecto inicial del HAARP comenzó en 1993 y lo terminaron a fines de 1995. Pero la idea no es nueva. El HAARP tiene su origen en las ideas y experimentos de Nikola Tesla, un científico Yugoslavo residente en los Estados Unidos.
A comienzos del siglo pasado Tesla creó aparatos que aún hoy día parecen de ciencia-ficción. Uno de ellos era una torre que podía transmitir electricidad a través de la atmósfera sin usar cables, y cuya potencia se podía aumentar hasta convertirla en una especie de rayo de la muerte para usos militares. Según él, podía lanzar un rayo mortífero a cualquier punto del planeta. A comienzos del siglo pasado, Tesla diseñó e hizo construir una gigantesca torre metálica de más de 180 pies de altura — la altura de un edificio de doce pisos — que tenía en su parte superior un domo metálico de casi setenta pies, que pesaba unas 55 toneladas. Tesla usó la torre para probar sus teorías de transmisión de energía a cualquier punto del planeta usando la atmósfera como vehículo conductor. La torre estaba conectada a un generador, también invención de Tesla, que podía generar 100 millones de voltios con corrientes de 100 amperes, lo que equivale a unos 100 billones de watts.
La electricidad que transmitía la torre de Tesla podía hacerse rebotar en la ionosfera, y esto permitía enfocarla con cierta precisión sobre cualquier punto del planeta. Otra aplicación de estas ondas eléctricas es que podían usarse para alterar el clima a voluntad, y causar tornados, huracanes, terremotos, maremotos, inundaciones y sequías. Hay quienes sospechan que la ola de calor que hace unos años mató a más de 10,000 personas en Francia la causó el HAARP. Este acto de guerra terrorista no declarada contra un país con el cual no estamos en guerra pudiera haber sido una represalia por la negativa de Francia de apoyar la invasión norteamericana de Irak. Quienes tienen esa sospecha se basan en que el hecho de que para generar esa corriente tan poderosa y proyectarla en la ionosfera, el HAARP necesita consumir enormes cantidades de energía eléctrica, y la sequía en Francia comenzó poco después del gran apagón que dejó sin corriente casi todo el este de los Estados Unidos.
De modo que no sólo los rusos, sino también los Estados Unidos, poseen la tecnología capaz de desatar la guerra climatológica. Ahora bien, la pregunta de los 64,000 pesos sería, ¿Por qué el gobierno de los Estados Unidos querría desatar una guerra contra su propio país? La respuesta a esta pregunta es algo compleja, y requeriría no un artículo, sino un libro para explicarla, pero voy a ofrecer algunos datos elementales. (El libro existe, y ha sido publicado recientemente. Se trata de mi novela “La madre de todas las conspiraciones.”)
El objetivo final de los conspiradores del CFR, quienes son fundamentalmente banqueros y capitalistas monopolistas -- es decir, socialistas que odian la competencia propia del capitalismo--, es la implantación del Nuevo Orden Mundial. Contrariamente a lo que nos trata de hacer creer la prensa controlada, el Nuevo Orden Mundial es una tiranía totalitaria comunisto-fascista a escala mundial. Un ejemplo vivo de lo que será este sistema es la Cuba actual bajo el castrismo. Eso explica el por qué los altos ejecutivos del CFR y de la TC ven a la Cuba de Castro como el modelo a seguir.
A partir de la década de los treinta del siglo pasado, los conspiradores comenzaron a infiltrarse en el gobierno norteamericano para controlarlo. Uno de las primeras dependencias que lograron controlar fue el Departamento de Estado, y luego la CIA -- lo cual explica el por qué estas organizaciones siempre han sido tan pro-castristas --. En la actualidad tienen un control casi total del poder ejecutivo, judicial y legislativo; los partidos Republicano y Demócrata no pasan de ser una ficción -- que yo he dado en llamar el Partido Repucrático --, y ya tienen un control casi total de las fuerzas armadas de este país. Pero, a pesar de todo el control y el poder de los conspiradores, hay un obstáculo que hasta el momento no han logrado vencer, y que ven con temor como el mayor peligro a la realización de sus planes de dominio mundial, por lo que han llegado a la conclusión de que deben destruirlo.
A pesar de todo el esfuerzo de los conspiradores durante más de medio siglo por destruir la fibra moral de esta país, la mayoría de la población de los Estados Unidos continúa rigiéndose por la ética judeo cristiana y son individualistas y nacionalistas. Esto se opone directamente a las ideas socialistas y globalistas de los conspiradores. Una de las premisas esenciales del Nuevo Orden Mundial es la desaparición de los países como unidades políticas hegemónicas y la creación de un gobierno mundial. En el Nuevo Orden Mundial el control político y militar del mundo estará en manos de la Naciones Unidas -- una organización que ellos crearon y controlan totalmente.
La segunda premisa es la desaparición total de la religión judeo-cristiana, y su substitución por la Nueva Era, la religión del Nuevo Orden Mundial, cuya ética (o falta de ésta), no está en conflicto con los objetivos de los conspiradores. Ambos coinciden en que hay que destruir la civilización industrial y que la población del planeta debe reducirse drásticamente en un 90 por ciento.
La tercera es la eliminación del capitalismo y la propiedad privada y su substitución por el socialismo comunitario.
Nada de esto seria aceptado mansamente por los norteamericanos; especialmente por los norteamericanos armados. Es por eso que los Estados Unidos y su pueblo, el mayor obstáculo a sus planes, deben ser destruidos. Los sucesos dramáticos que estamos presenciado, y los que tienen planeados y que ocurrirán dentro de poco, indica que están en la fase final de la ejecución de sus planes nefastos.
La llamada “guerra contra el terrorismo” es en realidad una guerra contra este país y su pueblo. Prueba de que esta “guerra” es una farsa es el hecho de que, contrariamente a toda lógica, la frontera sur de los Estados Unidos es prácticamente inexistente. La causa por la que elementos terroristas no se han infiltrado por la frontera y causado daños considerables a este país es porque actos terroristas como los del edificio Murray en Oklahoma y del World Trade Center en dos ocasiones no pudieran haberse llevado a cabo sin la complicidad tácita o explícita del gobierno. Evidencia de esto es que ninguna de las personas responsables de la seguridad de este país ha sido penada por su supuesta ineficiencia, y algunos de ellos han sido ascendidos a puestos de mayor categoría.
Otra prueba de la farsa es que, a pesar de haber creado organizaciones como la FEMA y la Office of Homeland Security, que han sido muy eficientes en la eliminación de las libertades ciudadanas en este país, un evento para el que tuvieron tiempo de sobra para prepararse, como es la destrucción causada por el huracán Katrina, ha demostrado la total ineficiencia de estas organizaciones.
Pocos días después de que el huracán destruyó New Orleans, tres de los cofrades conspiradores, Bush padre, Bush hijo, y Clinton espíritu santo, aparecieron fingidamente contritos en las pantallas de los televisores balbuceando explicaciones incoherentes sobre cómo iban a resolver el problema. Sin embargo, seis días después de haber pasado el huracán, lo que quedó de la ciudad de New Orleans todavía estaba sumido en el caos, y el gobierno se mostraba incapaz de controlar las turbas armadas y de socorrer a los ciudadanos. Una verdadera catástrofe.
O tal vez un verdadero éxito desde la perspectiva de los conspiradores. Es posible que lo que estemos presenciando hoy en New Orleans sea el tan anhelado comienzo del fin de este otrora gran país, y que el mayor obstáculo para la implantación del Nuevo Orden Mundial esté a punto de desaparecer.
Es bueno recordar que la destrucción moral y material de Cuba y su pueblo no ha sido el resultado de errores o incompetencia, sino de un plan cuidadosamente formulado por los conspiradores del CFR e implementado a la perfección por su agente secreto Fidel Castro. Y ahora, tras el rotundo éxito que han tenido en Cuba, se aprestan a repetirlo en este país. Pero la metodología necesariamente no puede ser la misma. En Cuba los conspiradores primero tomaron el poder por las armas y luego desarmaron al resto de la población, y aquí, ante la imposibilidad de desarmar a los ciudadanos, se han visto obligados a hacerlo por infiltración, pero, de una u otra forma, el resultado será similar. La destrucción moral del pueblo norteamericano comenzó hace varias décadas, y los resultados son evidentes. Lo que ahora estamos presenciando es el comienzo de la destrucción material de los Estados Unidos.
En este momento, los únicos que podemos evitar que esto suceda somos los ciudadanos de este país. Y en esta lucha estamos solos, pues nuestro gobierno nos ha traicionado. Contrariamente a lo que piensan la izquierda y la derecha socialistas en sus variantes comunista y fascista, el papel del gobierno no es garantizar el trabajo a los ciudadanos, ni darles educación gratis, ni proporcionarles servicios médicos ni nada por estilo. No. El papel del gobierno se reduce a proteger las fronteras, defender al país de ataques enemigos, y proteger la vida y la propiedad privada de los ciudadanos. Pero esto es precisamente lo que el gobierno norteamericano se muestra incapaz de hacer.
Información reciente recibida vía la Internet informa que la zona de Uptown en New Orleans, el área donde se encuentran las universidades Tulane y Loyola, no ha sufrido muchos daños, y muchos de los vecinos están regresando a sus casas. Según esta información, grupos de vecinos armados hasta los dientes están patrullando las calles y prestando ayuda a quienes la necesitan. Hasta el momento el área se ha mantenido libre de asaltantes, violadores, y criminales de todo tipo.
Espero que lo que ha sucedido en Uptown nos sirva de ejemplo. Hay que preparase para lo que viene. Nadie nos va a defender. Tenemos que defendernos nosotros mismos. A buen entendedor, pocas palabras.
Servando González es un escritor norteamericano nacido en Cuba.
Entre sus libros publicados se encuentran Historia herética de la revolución fidelista, Observando, The Secret Fidel Castro: Deconstructing the Symbol, y The Nuclear Deception: Nikita Khrushchev and the Cuban Missile Crisis. Su novela recientemente publicada, La madre de todas las conspiraciones: una novela de ideas subversivas, ofrece una explicación detallada de los temas arriba mencionados, entre ellos el Nuevo Orden Mundial, el HAARP, la Cuba de Castro como el modelo a seguir, y cómo los conspiradores reclutaron a Fidel Castro en 1948 y lo han venido usando como agente provocador todos estos años. Los interesados pueden adquirirla en las librerías online en la Internet, o en el sitio de la casa editora, www.intelibooks.com.
Su nuevo libro Fidel Castro Supermole: Walking Back the Cat in the Cuban Operation, se publicará a fines del próximo año.
Éste y otros excelentes artículos del mismo AUTOR aparecen en la
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