LES SALIÓ EL TIRO POR LA CULATA

Por Ralph Rewes


Allá por el año 1965, la Universidad de la Habana se preparaba activamente, como en otras universidades de los en aquel entonces países comunistas y, en especial, de la Unión Soviética, para servir de caja de resonancia a la propaganda comunista del gran padrino, el Partido Comunista de la URSS (algo así, aunque en menor escala, hacen algunas universidades euamericanas por cuenta propia, aunque a la inversa, es decir, se dedican a suprimir cualquier manifestación por cierta que sea que proceda de los que ellos clasifican de «derecha»).

El segundo objetivo propagandístico de los sesenta fue la batalla de miedos y chantajes contra los Estados Unidos sobre la Guerra de Vietnam y azuzar a las masas dentro de este país en manifestaciones que favorecían al comunismo internacional. Me asombra que aquí — país de estadísticas — nunca se haya hecho una para saber exactamente cuánto dinero entró al país para pagar marchas de la paz, etc. No obstante, no es raro, porque nunca se analizado todo el dinero que entra a Estados Unidos a causa del fanatismo comunista, incluyendo la fuga de capitales ($$$) a causa de los temores de posible toma de poder de los ladrones organizado, y que si se hiciera, dicha apabullante suma sería asombro de los tontos analistas que no se dan cuenta de esas cosas.

Sin embargo, el primer objetivo fue los «derechos humano» creado de las necesidades existentes en muchas regiones para provocar todo tipo de caos y antagonismos en todos los países capitalistas con minorías de un tipo o de otro. Es decir, antagonizar los vascos y los catalanes contra el resto de los españoles, los negros euamericanos contra su población blanca y la creciente población hispana contra aquellos que les dieron acogida, trabajo y una posición que no podrían lograr en sus culturas originales. Este movimiento, se convirtió en la Tyche de minorías oprimidas y la Némesis de los rusos.

No obstante el éxito que dicha campaña propagandística estaba obteniendo, al igual que los movimientos por la paz, mientras metían sus garras en Afganistán, poco a poco se convirtieron en monstruos igual al creado por el Dr. Frankenstein… no podían haber sido creado un mejor símil.

En un mundo donde todo retorna como un bumerán — en horas y hasta minutos — al lugar donde se creó, pronto la propaganda de los «derechos» de las «minorías», la cuestión racial, los derechos lingüísticos de nacionalidades «oprimidas» comenzaron a echar raíces en los lugares origen, el llamado «mundo socialista». Los jerarcas intelectuales comunistas no se percibieron del gran tejado de vidrio que ellos tenían y de lo malo que era eso de decirles a los otros que apedrearan tejados ajenos, hasta cuando fue demasiado tarde para ellos,.

Nación imperialista y artificial como la Unión Soviética con decenas de naciones oprimidas, abusos raciales, religiosos, e idiomáticos no podía darse el lujo de revolver esos odios escondidos, especialmente cuando los rusos eran tan perversos en la política nacionalista que fabricaban máquinas de escribir con el alfabeto cirílico (compartido por ucranianos y otros), pero quitándole letras como la «i» que los rusos no usan pero que los ucranianos y rusos blancos sí, para que esos nacionales no pudieran escribir en esos idiomas.

Así, a pesar de la represión en las comunicaciones, las ideas de los derechos de las minorías (creadas para el Occidente) se regaron como la pólvora a través de todo el Imperio hasta llegar a ser el factor preponderante en la decisión de las quince «repúblicas» a no querer tener nada que ver con la Rusia Imperial, blanca o roja, después de desarrollar una clara conciencia sobre sus derechos. El monstruo ruso del Dr. Frankenstein se los comió por una pata.


FIN


Ralph Rewes
ruhig@gate.net


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