LA DIASPORA EN EL FUTURO DE CUBAPor Rogelio Madrazo Serra Yo creo que debemos definir quienes somos, que queremos y como queremos influenciar la Cuba del futuro por la que tanto hemos sufrido, añoramos y estamos dispuestos a construir. Aquí les traigo algunos pensamientos sobre dos puntos de interés vital en el futuro de Cuba, el derecho al voto y la propiedad privada. He leído todo tipo de argumentos de buenos cubanos que al leer el Proyecto Varela y enterarse que el mismo contempla que para poder votar en las elecciones que pide, hay que residir en Cuba un año, lo toman como una afrenta a nosotros los que vivimos fuera de la isla. El hecho de que no se ha olvidado a la tierra donde nacimos después de multitud de años alejados de ella, dice mucho, de en lo que ella había y mucho de los cubanos, bien nacidos, que apreciando quienes somos han mantenido siempre alto el estandarte de su cubanía y con sus éxitos engalanan a la Patria. Pero la Cuba del mañana no es la Cuba que dejamos y por la cual muchos héroes hoy descansan en suelo cubano y en tierras de libertad. Él haber sufrido y añorado por ella no es por sí franquicia de participación en la nueva Cuba. Seria para mi sorprendente que mucho de los cubanos esparcidos por el mundo en esa diáspora de la que todos formamos parte, piensen que desde afuera podemos participar en esa república nueva que se creará. El futuro de Cuba esta en Cuba y es responsabilidad de todos cooperar, aquellos con espíritu de sacrificio y alma de patriotas en Cuba, dándolo todo por la Patria y ojalá sean muchos los que tomen éste camino pues Cuba necesita nuestra experiencia y probado amor para hacer que como un fénix renazca de esa noche en que el tirano la sumió, estos desde luego tendrán el derecho al voto y todos los beneficios de ser ciudadanos. Otros los que decidan quedarse lejos, también pueden respaldar y defender el derecho de los cubanos en Cuba a ser independientes, esto se logra con el apoyo técnico, económico y con la fuerza del voto en donde quiera que se encuentren, pero el voto en la sociedad en que residen y no el voto para desde lejos decidir como el pueblo de Cuba, en Cuba, se va a gobernar. Aunque a veces en estos largos años lejos de Cuba he visto con añoranza a extranjeros votando en consulados en elecciones del país de que provienen, no deja de ser una actividad falsa quizás motivada por aquellos que lucran con las remesas que reciben de esos expatriados económicos, para atarlos a la Patria lejana, pero no es mas que un carnaval. Yo probablemente esté clasificado como parte del exilio histórico, sé del dolor de tener a seres queridos enterrados en tierra extraña, sé del dolor de tener amigos mártires por la causa de una Cuba soberna, sé del orgullo de ser parte de un grupo de seres que bajo un ambiente hostil le han traído gloria a Cuba, sé de aquellos que han construido y educado a dos generaciones de cubanos con guión, y no creo que haya muchos que no compartan conmigo al razonar, que desde lejos al igual que no pudimos hacerla libre la podamos gobernar. Otro tópico que nos preocupa en la diáspora y que el Tirano esgrime en su campaña de desinformación del pueblo, es el futuro de la propiedad privada. Como yo lo único que perdí fue la Patria, siempre me he abstenido del debate sobre como se reparan los daños que se le hizo a aquellos cubanos honestos, que perdieron lo que era suyo y que habían ganado con el sudor de su frente o la de sus antepasados. Como creo fervientemente que el derecho a la propiedad, es uno de los derechos inaleneables del hombre y base esencial de un sistema capitalista que es el único sistema económico que ha probado mejorar el nivel de vida de los pueblos, sustento que es necesario elaborar el mecanismo, que le haga entender al pueblo, que por cuatro decadas ha vivido bajo el falso sentir, de que nada es de nadie, que le ha permitido sin remordimiento de conciencia robar para "resolver" el problema del día, que en la nueva Cuba, las cosas van a ser diferente y que el derecho a la propiedad será respetado. A continuación avanzo algunas ideas para contribuir al debate y estudio de soluciones que estoy seguro ocupan la mente de competentes cubanos duchos en la materia. Conociendo la magnitud de la obra de reconstrucción que se nos viene encima y el tremendo costo que la misma acarrea, no concibo que muchos esperen que la República se endeude mas de lo que está para pagar el valor de esas propiedades robadas. No quiero que se repita lo que pasó en los primeros años de la Republica, donde se concertaron prestamos con instituciones bancarias extranjeras para compensar a aquellas compañías extranjeras que habían sentido la fuerza de la antorcha mambisa. En discusiones entre amigos he adelantado la propuesta de que a aquellos que perdieron propiedades, los actuales inquilinos le deben de pagar una renta nominal, con la condición de que los que la usufructúan las mantengan. Aquellos que sus casas fueron usadas por delegaciones extranjeras, deben de pagar a sus respectivos dueños una compensación adecuada en moneda dura y se les debe fijar un plazo razonable para construir o comprar nuevas moradas. A aquellos que tenían negocios que les fueron robados si desean volver para desarrollarlos de nuevo, el gobierno les devolverá su propiedad y se viabilizará de algún modo el financiamento para su reconstrucción y modernización. Aquellos que opten por no volver a Cuba para reanudar sus actividades comerciales, agrícolas o industriales serán compensados según el nuevo gobierno privatice esas actividades y nuevos capitalistas usufructúen lo que era propiedad privada bien habida. Estos son solamente unas pocas de las categorías que abarca este espinoso tema, de son tantas las cosas que hay que hacer nuevas, tantas las injusticias que hay que remediar, que vamos a necesitar usar esa paciencia que hemos adquirido en los largos años desde que le dijímos adiós a la Patria. ¡Cuba debe de ser LIBRE!
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