"YA ES TIEMPO"

Por el Comandante Rafael Barreto

Desde el comienzo de esta titánica lucha que emprendimos todos los cubanos amantes de la libertad y la justicia, combatientes por la democracia, desde el comienzo, repito, muchos de nosotros nos autollamamos beligerantes y sin dudas somos beligerantes en el claro entender del significado de la palabra: Combatiente en contra de, ó sea antagonista, bélico, contendiente. En total, "beligerante."

De sobra sabemos que hay distintas vertientes que apuntan aparentemente hacia la libertad de Cuba; pero, en muchos casos, con la mejor de las intenciones hasta los beligerantes, muy sin querer desde luego, le hacemos el juego al enemigo en sus intereses y esto es así por más que nos duela reconocerlo. Claro, no estoy acusando a la beligerancia de ningún modo ya que estoy enterado y muy convencido que es el mejor modelo de combatir al Castro comunista que por tantísimos años nos ha tenido esclavizados.

Entre las distintas posibilidades y medios que tenemos para combatir, la más frecuente que hemos usado y seguiremos usando cada vez que tengamos oportunidad de hacerlo, es la beligerancia por medio de las armas. Y en las condiciones actuales como se encuentra nuestra contienda, no hay otra solución que no sea dicha beligerancia. Por otra parte, estámos muy seguros, otros intentos apuntarían y nutrirían los intereses del tirano. No tenemos nada en contra de otro sistema de lucha siempre que sea beligerante y que no se incline a entretener, como hacen los dialogueros y la disidencia autorizada que crean los modelos de entrenamiento diseñados para perpetuar el macabro sistema en el poder.

Somos conocedores de los muchos grupos que abogan por la solución pacífica y está claro que sería una solución. Pero para el Castro comunismo, que es el problema más grande que nececita solución a cualquier precio y que para eso cuentan con la complicidad encubierta de la disidencia autorizada, los dialogueros y los opositores liberales forman más de un grupo en donde y por los cuales hacen quedar forzadamente a los opositores combatientes unidos a la casta beligerante de la isla y del exilio para formar la única esperanza que tiene el pueblo cubano de ser libre y soberano en fecha no muy lejana. Pero a esta estirpe también hay que señalarle que mucho cuidado con fijar sus esperanzas en el acontecimiento inevitable que todos están esperando como solución al caso de Cuba: la muerte del tirano. Ojo con eso, porque son muchos los que esperan ese momento pensando en un posible vacío del poder para aprovechar el desconcierto del momento y apoderarse de las riendas del gobierno. Aunque así lo entendamos la beligerancia verdadera y desinteresada, por supuesto, nos gustaría que las cosas sucedieran así. Pero para garantizar la democracia y la libertad en nuestra patria con el concurso de todos los cubanos y el derecho de los mismos de vivir en un estado de derecho repleto de justicia y libertad con todos y para el bien de todos y para que esto sea así, es sumamente necesario que los destinos de nuestra patria sean conducidos por los robustos brazos de la democracia alimentados con justicia, libertad individual, independencia, honestidad, dignidad, soberanía y honor. Y que ningún grupo, beligerante o no, se atribuya el derecho de permanecer en el poder por más tiempo que lo establecido por nuestra Constitución de 1940.

Pero, ¡Alerta! ¡Mucho Cuidado!

Primero: Porque si al derrumbamiento del Castro comunismo la república cayera en manos de las vertientes socialistoides ó tramitadas por la inteligencia del régimen, alli estaría garantizada la continuidad del macabro sistema que desgobierna en Cuba.

Segundo: Es muy atrevido presumir que el día que Fidel Castro sucumbe no tenga control total y absoluto el partido comunista a través de su comité central.

Tercero: Si todos tenemos el derecho de emitir una opinión, también estámos corriendo el riesgo de equivocarnos y si estámos sujetos a la esperanza de que al morir Fidel se produce el mencionado vacío de poder, no hay nada que nos garantice que ese vacío se llene con las corrientes democráticas y de eso no ser, así sería la de no acabar y sería obligatorio continuar la lucha por no decir comenzarla de nuevo. Por eso es supremamente necesario que el derrocamiento se produzca gracias a la rebelión popular apoyados obligatoriamente por los grupos beligerantes de la isla y del exilio, que a todos nos asiste el derecho irrefutable de pelear por Cuba y por la democracia en el futuro de Cuba.

Pero para que esto sea garantizado es necesario insistir en que este es el momento, con el tirano en pie aunque esté muy mal parado, de renovar nuestras fuerzas en pro de la libertad de Cuba. Porque en estos momentos tenemos que derrotar a un falso líder fracasado, humillado por sus propias circunstancias, cobarde y acusado por la propia historia que en un día el propio tirano dijo lo absolvería. Por todo esto y mucho más, ahora es el momento de derrotar a este guiñapo político, histórico y humano, si se puede llamarle así. Porque si esperamos que sucumbe la hiena entonces tendríamos que derrocar al comunismo internacional que de seguro y como siempre estará bien organizado. Y como es sabido, si tenemos en cuenta la personalidad de la bestia, a la hora de hacer un análisis, nos haremos cargo que si la muerte es natural, no tiene porque arrastrar el partido con él hacia la tumba y éste tomaría el control del poder y así a continuar o comenzar de nuevo. Pero si la muerte es desastrosa allá irá con todo y partido hasta el fondo de la tumba a podrirse juntos, abrazados, y purgando así el suplicio eterno por haber esclavizado a nuestra patria.

Esperando que ésto último se haga patente, exhorto por este medio a todos los cubanos del mundo entero a que nos unamos, utilizando todo lo que nos queda de existencia, empuñando el fusil libertador y nos lancemos con el corazón como escudo al rescate, en rebelión necesaria por la libertad de Cuba.


Rafael Barreto Comandante y Jefe,
Ejército Cubano Anticomunista (ECA)
Mayo 22, 2005


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