LOS GOBIERNOS ARMADOS VS EL PUEBLO ARMADO

Por Mario J. Byrne


Nunca falla. Es tan predecible como la noche después del día y viceversa. Cada vez que un loco armado ( o unos locos armados como en Columbine) produce una masacre sangrienta, sale enseguida el coro de las plañideras a rasgarse las vestiduras y derramar lágrimas de cocodrilo ( o de lagartijas según sea el caso ) acusando colectivamente a los norteamericanos que tienen armas de fuego de ser culpables de lo sucedido, por su terca negativa a desarmarse. La prensa europea se une siempre a la gritería, del lado por supuesto, de los abolicionistas del derecho del pueblo de los Estados Unidos a estar armado.

Esto no es de extrañar. En Europa la posesión de armas de fuego se limita, en general, a escopetas de cacería y. con la excepción de Suiza, es sumamente rara la posesión de otra clase de armas por parte de la ciudadanía. Esto no es nuevo, ni tiene nada que ver con la tasa de crímenes sangrientos. Sencillamente, lo mismo que en Estados Unidos existe la tradición de que el pueblo esté armado, en Europa lo contrario es lo que ha imperado siempre. El pueblo está desarmado, mientras que los gobiernos han estado siempre armados hasta los dientes. En un panel reciente de la television en espaúol del sur de la Florida, la primera persona que sacó el tema de la disponibilidad de las armas de fuego fue una profesora universitaria, cuyo acento denunciaba su origen europeo.

La idea de que el estado ( o los gobiernos), deben tener el monopolio de las armas de fuego, debe haber dado estupendos resultados en Europa, a juzgar por el apoyo que encuentra en la prensa y ( aparentemente) en la población. Pero si examinamos un poco más de cerca lo sucedido en el siglo pasado, encontramos que los gobiernos europeos, que tan responsablemente han ejercido y ejercen ese monopolio han sido los causantes de dos guerras mundiales donde han muerto decenas de millones de seres humanos. Comparado al holocausto de tantos seres indefensos, lo nuestro, por lamentable que sea, palidece a ojos vista.

Si la abundancia de armas de fuego y su disponibilidad por parte del público estuviera conectada con los crímenes de sangre, Suiza e Israel, estarían en el tope de las estadísticas, lo que claramente no es así. Dejémonos, por lo tanto, de buscar soluciones simplistas a problemas muy complejos y recordemos a nuestros amigos europeos que no se deben tirar piedras al vecino cuando el tejado es de vidrio.


Fort Lauderdale, 20 de Abril del 2007


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