EL MAL YA ESTA HECHO, PERO…

Por Mario J. Byrne


La prueba nuclear norcoreana tiene todas las características de una nueva caja de Pandora que se ha destapado. Las reacciones en el mundo occidental van desde la resignación y el más completo pesimismo, hasta alas opciones militares más truculentas, pasando por los acostumbrados señalamientos de culpa. Lo peor del caso es que el gobierno de Bush parece estar vacilante, sin formular una verdadera política norteamericana, independiente de lo que hagan o digan las Naciones Unidas. Ante la terrible realidad de una opción nuclear a la disposición del fantoche de Pyonyang, la Casa Blanca luce desorientada y lo que es peor, dependiente de lo que hagan o digan rusos y chinos.

El temor más justificado, dada la ruina de la economía norcoreana, estriba en la possible venta de una o varias bombas nucleares a una o varias de las pandillas terroristas cuya voluntad de herir a la civilización occidental ha quedado bien patente desde principios de este siglo.

El periodista Charles Krauthammer, en el panel que en que aparece en Fox News, junto a Morton Kondrake y Fred Barnes tuvo, creo yo, una idea feliz. Propuso una declaración formal, por parte de los Estados Unidos, de que Corea del Norte sería blanco de una acción nuclear retaliatoria por parte de los norteamericanos, en el caso de un ataque terrorista con algún tipo de arma atómica contra contra este país. Puso como precedente las palabras, no muy lógicas por cierto, del presidente John F. Kennedy durante la crisis de octubre de 1962, amenazando a la Unión Soviética con una respuesta nuclear norteamericana si un proyectil proveniente de Cuba tocaba territorio de los Estados Unidos o de algún otro país de las Américas (en realidad los proyectiles nucleares desplegados en Cuba en 1962 amenazaban a poco o nada a América Latina y mucho a los Estados Unidos).

La proposición de Krauthammer es muy interesante, porque de cierta manera, toca no sólo el problema immediato de una Corea del Norte y sus armas nucleares, sino el problema terrorista en general. Los Estados Unidos podría, si quisiera, eliminar o al menos reducir al mínimo los actos terroristas en el mundo con una doctrina que preconizara la guerra retaliatoria contra aquellos estados ( y todo el mundo sabe quienes son) que conocidamente dan albergue y apoyo a grupos terroristas. Habría que poner bien en claro que tal acción solo se tomaría como respuesta a actos terroristas consumados, tanto contra este país como contra sus aliados (que han sido víctimas de ellos con muchísima más frecuencia que los Estados Unidos). Creo que algo así trató de decir Chirac en su última visita a una base de submarinos nucleares franceses, pero debido a las incongruencias de su política exterior nadie le hizo mucho caso.

Pero hay algo más. Todos los países que apoyan el terrorismo son dictaduras brutales, políticas o teológicas, donde la voluntad de unos cuantos se impone o no permite conocer la voluntad de la mayoría ( que en algunos casos podría también ser de apoyo al terrorismo). En todo caso, se trata, en general, de países controlados por dictadores cuyo principal interés es perpetuarse en el poder y que son, en general, físicamente cobardes. El orangután que manda en Corea del Norte, para sólo poner un ejemplo, no viaja en avión por nada del mundo. Sería muy constructivo que una doctrina se enunciara haciendo responsables directos y personales del terrorismo a los tiranos que lo apoyan, de manera que entendieran que su futuro biológico está ligado al mantenimiento de la paz y la tranquilidad en el territorio de los Estados Unidos y sus aliados. Debía dejarse bien claro que la complicidad presente o pasada o el apoyo presente o pasado al terrorismo constituirían prueba de culpabilidad y que la tiranía escogida para la acción retaliatoria lo sería en virtud de su historia más que nada.

Esta doctrina, además de convertir la lucha contra los terroristas en cuestión de interés vital para los dictadores, tendría el mérito adicional de ser una iniciativa independiente de los Estados Unidos, pasando por encima de la decrépita ONU y su doble juego. ¿Tendría Bush lo que hay que tener para enunciarla? Me lo pregunto…


Fort Lauderdale, 14 de octubre del 2006.

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