EL JAPON EN VIAS DE TERMINAR LOS EUFEMISMOS Por Mario J. Byrne Hace pocos años, el encabezado de un reportaje gráfico sobre la marina japonesa publicado por “Proceedings” órgano official del Instituto Naval de los Estados Unidos, decía, irónicamente, por supuesto: “Esto no es una marina”. En las fotos, por cierto excelentes, podían verse los aún más excelentes destructores y submarinos japoneses en maniobras, así como algunas de las armas de que están dotados. El título se refería a la designación absurda de “ Fuerza Naval de Autodefensa” con que los japoneses creían cubrir la prohibición constitucional a tener fuerzas armadas dignas de ese nombre. Pero los eufemismos no paran ahí, sino que se extienden a todo lo militar. Por ejemplo, lo que debía llamarse ministerio de defensa, se llama “Agencia para la Autodefensa” y no tiene rango de ministerio, estando en gran parte subordinada al ministerio de relaciones exteriores. Hasta los grados castrenses caen en estos eufemismos absurdos como lo es que el capitán de un barco de guerra tenga el título de “manager”, en lugar del que le corresponde. El premier Koizumi, quien debe abandoner el poder en septiembre, parece decidido a remediar esta situación antes de retirarse. Está cocinando una reforma constitucional que le daría al Japón el derecho a tener las fuerzas armadas que ya, de hecho, posee. Al mismo tiempo, se ampliarían las condiciones en que las fuerzas niponas puedan emplearse fuera del Japón y se eliminaría el sometimiento al ministrio de relaciones exteriores al subir la “Agencia para la Autodefensa” a la categoría de “ministerio”. Otro cambio sumamente importante sería eliminar la prohibición a exportar armamentos, que hasta hoy amarra las manos de la estupenda industria bélica nipona. Al parecer ya ha comenzado este cambio importantísimo, porque el Japón ha entregado tres lanchas patrulleras a Indonesia.. Es importante hacer notar que, eufemismos aparte, el Japón tiene ya hoy una de las marinas más poderosas del mundo. La de China la supera sólo por el número de submarinos, la mayor parte de los cuales son modelos rusos obsoletos. En cuanto a la India, tal vez la primera marina de Asia, lo es sólo porque posee un portaaviones, el Viraat ( el antiguo Hermes británico de la Guerra de las Malvinas) que necesita sustitutución urgente. La India está comprando a precio de oro el antiguo portaaviones ruso Almirante Gorshkov, junto con su dotación aérea, pero su rehabilitación va a tomar todavía varios años. En cuanto a los otros planes indios para adquirir tres portaaviones hechos en casa (en los astilleros de Mumbay) basados en planos italianos, se trata de un vals lento que puede demorar diez o doce años como si nada. El tema de los portaaviones es , por otra parte, divisivo y trae malos recuerdos en el sudeste de Asia. El Japón está construyendo dos “destructors portahelicópteros” cuya configuración recuerda demasiado a los portaaviones. Sin embargo, es sólo cuestión de tiempo, los japoneses volverán a tener portaaviones, aunque no tengan catapultas, como es el caso de todos los portaaviones existentes en el mundo, menos los neorteamericanos, el francés “Charles De Gaulle” y el único portaaviones brasilero, también ex-francés. El énfasis que he puesto en el desarrollo naval nipón se debe a que ese archipiélago, con toda lógica, le ha dado a la marina la importancia que requiere para una nación insular Con más de cincuenta destructores, dieciocho submarinos y más de veinte unidades rápidas lanzacohetes, Japón tiene hoy por hoy la tercera o la segunda marina del mundo En lo que se refiere al ejército y la fuerza aérea, tanto China como la India la superan numéricamente . Pero China tiene en su fuerza aérea un exceso de modelos obsoletos (basados en aviones rusos) , mientras que la India, a pesar del buen entrenamiento que se supone tienen sus pilotos, ostenta ( o al menos tenía hasta hace poco) el record mundial en accidentes aéreos, probablemente causados por el mantenimiento deficiente y/o defectos de construcción de sus Mig-21’s. En tierra. se repite el mismo panorama. Los chinos y los indios tienen ejércitos más grandes y fabrican sus propios tanques , pero es dudoso que tengan la calidad del Tipo 90 nipón. Lo mismo puede decirse de la artillería, tanto convencional como coheteril,casi toda americana o italiana,sin contar con el importantísimo factor humano . Los japoneses, especialmente en el aspecto naval, heredaron el profesionalismo de los británicos, quienes fueron lospadres, por así decirlo, de la marina imperial nipona. Pocos saben que hasta la primera guerra mundial , las voces de mando en la marina del Japón se daban en inglés y que la Gran Bretaña fue en gran parte la constructura de los acorazados que mandaron al fondo a la escuadra rusa en Tsushima. El almirante Togo, por supuesto fue a la escuela naval en Inglaterra. En cuanto al peligro que pueda causar un Japón rearmado y libre de complejos de culpa, creo que no hay que preocuparse mucho, al menos de este lado de la ecuación. Todo lo anterior está motivado por la actuación de China y de Corea del Norte en el este de Asia. China, aunque haya atenuado su gritería marxista, sigue tratando de mantener una dictadura férrea sobre su pueblo , única manera de mantener los privilegios de la clase dominante y presenta contra el Japón reclamaciones sobre islas que los japoneses consideran como suyas, sin contar el siempre latente problema de Taiwan. En cuanto a Corea del Norte y a Kim Jong Il, hay poco que decir que sea bueno. Sus alardes misilísticos no hacen sino reforzar a los “hawks” de este lado. Por último no hay que olvidar que desde su derrota en la segunda guerra mundial, los japoneses han mostrado cordura y buen sentido. Es curioso observar que en la guerra de 1914 a 1818, en la que los japoneses pelearon al lado de los aliados, la conducta de los nipones hacia los prisioneros de guerra alemanes fue impecable. Lo que hizo la diferencia entre este comportamiento caballeroso hacia los vencidos y la brutalidad desplegada hacia los prisioneros occidentales 23 años después, es uno de los misterios más intrigantes de la historia contemporánea.
Fort Lauderdale , 17 de junio del 2006.
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