ME SIENTO ORGULLOSOPor Marcelo Fernandez Es natural que una lucha partidaria produzca fuertes sentimientos de solidaridad y afiliación. También es natural que pasadas las circunstancias que produjeron estas emociones venga un período de calma y sobriedad. La pasada elección estadounidense estuvo plagada de errores y contradicciones. Muy difícil producir una votación de más de cien millones de personas, en un complicado sistema descentralizado sin que haya quejas. El sistema de elecciones estadounidense es muy complejo, posiblemente el más complicado del mundo, es lógico que haya quejas e irregularidades. La grandeza del pueblo estadounidense se mostró en la paciencia, cordura y paz durante el controvertido proceso post electoral de más de un mes que atravesó el país. No hubo motines, violencia ni pérdidas que lamentar. El pueblo estadounidense pasó una gran prueba de madurez. Finalizada la contienda los vencedores y derrotados actuaron en forma galante y responsable. Ambos grupos contendientes prometieron apoyar al ganador y felicitar por su batalla al vencido. La opinión de la Corte Suprema de la nación fue acatada por todos los contendientes. Lamentablemente tenemos que comentar acerca de una voz disonante y peligrosa: Jesse Jackson. Este auto titulado vocero de la minoría de la raza negra está enardeciendo a sus seguidores para que protesten en las calles por la supuesta y falsa acusación de racismo en contra de este segmento de la población. Él no quiere aceptar que grupos de todas las razas acudieron libremente a los precintos electorales. Vivimos en una época de cobardía moral en referente a demagogos raciales. Jesse Jackson está enajenando día a día a sus seguidores. Digamoslos claramente que no podemos ser rehenes de una persona que ahonda y crea más divisiones raciales por doquiera que va. Es hora de que políticos responsables declaren al Señor Jackson persona non grata en el escenario político nacional. No hagamos de él un mártir sino simplemente un jugador que quiere imponer sus reglas del juego al resto de la nación. ¿De qué vive este señor? ¿En qué iglesia trabaja este supuesto reverendo? ¿Quién financia sus actividades? ¿Cuál es su fortuna personal? Todos los políticos responden a estas preguntas ¿porqué no el señor Jackson? Esta es la primera elección del siglo XXI. Hemos aprendido de este ejercicio democrático que hay que renovar o modificar los sistemas mecánicos que se usan para votar. Hay que renovar también las voces e ideas que son obstáculos para el buen funcionamiento del país. Finalmente, no sucumbamos ante el melodrama, la hipérbole y la exageración. Esta contienda electoral nunca llegó a la categoría de crisis. Nunca la república estuvo en peligro. Si las cortes, incluyendo la Corte Suprema de la Nación, entraron en juego es porque esas eran sus funciones y momentos. Recordemos en estas elecciones estuvieron envueltos 50 estados, 51 constituciones y más de 2, 400 condados con más de cien millones de votantes. Fue una tarea hercúlea, pero bien hecha. Nadie esperaba un resultado perfecto. El sistema respondió a todas las pruebas que encaró. ¿Qué sociedad puede clamar que implementa mejor un proceso electoral tan grande y complejo? Me siento orgulloso de haber participado en el mismo. END Marcelo Fernandez wpais@cais.com
|