PENSANDO EN LA HISTORIA

por MARCELO FERNANDEZ-ZAYAS


Hablar de la reciente historia de Cuba es como narrar una interminable tragedia cuyo último acto se desarrolla cruel y lentamente. Este artículo más que un ejercicio en opinión es un deseo de compartir dudas e interrogantes con el propósito, posiblemente, de clarificar y estimular el pensamiento.

Cuando enfoco la atención en Cuba tengo que poner primer énfasis en su situación geográfica y su idiosincrasia. Cuba desde su descubrimiento ha sido beneficiaria y víctima de su geografía. Su localización ha hecho que se destaque en la historia. Un Fidel Castro nacido en diferente geografía hubiera muerto ahogado por sus palabras y en la oscuridad. Ha sido la localización geográfica de esta isla quien ha hecho posible la notoriedad de este dictador. Cuba ha sido una isla conveniente y propicia a las grandes naciones europeas para jugar sus cartas de política internacional.

Desde su comienzo fue usada como trampolín por España para sus designios de conquista de otros países del continente. Sin embargo, los países que querían hostigar a España atacaban sus intereses comerciales en la distante colonia del Caribe. Cuba fue objeto de ataque de corsarios y piratas franceses e ingleses entre otros, en los siglos XVI y XVII. La estrategia era no sólo el botín a obtener sino desgastar a una España carentes de recursos para una adecuada defensa.

Durante el transcurso de su historia los Estados Unidos trató de obtener la isla por compra u otros medios. Nunca logró hacerlo, pero encareció su precio y le dio a sus habitantes un sentido de valor y miedo del vecino norteño. El gran objetivo de la guerra Hispanoamericana del 1898 no era Cuba, Puerto Rico ni el Caribe sino Filipinas en el Pacífico. Los políticos cubanos pronto aprendieron la complejidad de la política interna estadounidense para usarla con fines políticos insulares. Se convirtieron en agudos observadores del panorama continental y supieron sacarle ventaja. José Martí mostró maestría en este difícil manejo. Se convirtió en un experto en el arte del cabildeo a orillas del Potomac. Más tarde, Martí experimentó personalmente la lentitud de los cambios de las personas y la confusión de términos democráticos en suelo patrio. Posiblemente, había vivido mucho tiempo ausente de la tierra que quería transformar y super valorado la cultura política de sus compañeros de armas.

Martí hablaba de independencia como preámbulo de democracia. Hay escritos donde amonestaba a sus compañeros por ser autócratas en sus designios: "Los pueblos no se manejan como cuarteles". Y, Martí también, por personalidad o estilo hiperbolizó la política de Cuba y su destino con respecto al mundo. Creyó, optimistamente, como sucede con muchos, que lo que debía ser, por lógica y ética, se transformaría en un hecho en la práctica política estadounidense. Vivió tanto tiempo en Estados Unidos, como muchos cubanos posteriormente, que vio a Cuba como una obligación moral de Washington. No distinguió entre retorica y pragmatismo político internacional. Los Estados Unidos se mueven, al igual que otras naciones, por consideraciones económicas y de seguridad nacional. Si Washington se siente seguro militarmente y no presionado en su economía, lo moral pasa a plano secundario y negociable.

La idiosincrasia del pueblo cubano es difícil de comprender. ¿Me pregunto es necesario discutir este tema abiertamente? Sí, hay que hacerlo. Los cubanos por su posición geográfica se han visto halagados, envidiados y nunca ignorados en la historia. Esta misma razón les ha hecho admirar al gigante rico y poderoso del norte y, al mismo tiempo, mostrar resentimiento de su dependencia del mismo. Las naciones no pueden mudar de geografía cuando un vecino les inquieta. Tienen que aprender a vivir en paz con este inconveniente.

Los cubanos hemos sido influídos por Estados Unidos desde el descubrimiento. Algo natural e inevitable dada la cercanía. Sin embargo, la herencia cultural española determina mucho nuestro sentir y comportamiento. Importamos y usamos la palabra unidad, de una España multinacional, y la interpretamos, algunas veces, como unanimidad de criterio con lo que sentimos. Al que no comparte nuestras ideas, generalmente, le adjudicamos un adjetivo soez y despreciativo. No nos criamos dentro de un marco de tolerancia con el disentimiento y aceptación de la crítica. Sin embargo, hay que escuchar la crítica si queremos madurar y aprender en el discurso de ideas. O, por lo menos no reaccionar molestos ante la misma.

El pueblo cubano ha mostrado admirar al hombre fuerte que no permite "relajos". La semántica de esta última palabra es significativa. El diccionario de la Real Academia Española la define como: "1.Desorden, falta de seriedad, barullo. 2. Holganza, laxitud en el cumplimiento de las normas. 3. Degradación de las costumbres. 4. Argent., Cuba, Méj., P. Rico y Urug. Broma pesada". Creo que la explicación es obvia. Buscamos en el hombre fuerte orden y seriedad. Noto, que todavía usamos esta expresión machista en vez de persona fuerte en en el discurso diario.

¿Alguien recuerda a un Fulgencio Batista o un Fidel Castro con sentido del humor al descubierto? Esto es refiriéndome a dictadores. Más tampoco abundan escenas que hablen del sentido del humor de hombres de la Guerra de Independencia: José Martí, Máximo Gómez o Antonio Maceo. Seguramente lo tenían, pero no se consideraba seria la mención. Sin embargo, presidentes democráticos como Ramón Grau San Martín y Carlos Prío Socarrás, que fueron genuinamente demócratas, eran titulados "hombres de relajos". Una de las excusas dadas por Batista para su golpe de estado fue "acabar con el relajo existente". ¿Justificaba el llamado "relajo" un golpe de estado contra un gobierno democráticamente electo? ¿Será que vemos en la solemnidad una virtud y en la sonrisa un devaneo o pecado? Se decía en Cuba que lo único que a un político no se le perdonaba era ser pesado. Aparentemente, hay algo contradictorio entre el dicho y el hecho. Recuerdo la advertencia de no confundir libertad con libertinaje. Creo que tenemos más miedo al desorden que lo admitido. O, veámoslo desde otro ángulo.

Es posible que el rostro de ligereza que despliega el cubano sea una máscara que encubre una profunda y muy seria personalidad. El cubano le gusta bromear, pero no permite que se le tome en broma. Una frase que se oye a menudo es: "Te hablo en serio, caballeros". Esta simple amonestación hace desaparecer cualquier sonrisa que flotara en un rostro. Sabemos que es momento de prestar atención y nota. Y, cuestiono, ¿Serán los cubanos interiormente un pueblo serio que usa el relajo como una forma de encubrir sus verdaderos sentimientos? No me extrañaría que así fuera. ¿Por qué ese necesario aviso que a veces escuchamos? ¡Cuidado que es una persona seria! ¿Será señal oportuna y amistosa para que nos despojemos de la máscara de liviandad conque cubrimos el rostro? Nuestro discurso diario denotaba una obsesión con la palabra orden: ¡Que el relajo sea con orden señores! Noté que los preconizadores más notorios del orden eran los españoles del Norte y sus allegados. No todos eran conservadores los había liberales y socialistas, pero se unían ante el miedo al desorden. Una de las primeras comunicaciones de Castro a sus seguidores en La Habana, era que tiraran a matar a los que saquearan y promovían el desorden.

Las aventuras de Cuba en otras naciones no originaron con Fidel Castro. Cuba había provisto de voluntarios a casi todos los conflictos mayores internacionales del siglo XX y parte del anterior. Posiblemente, esto haya sido motivado en parte, por ser la isla puerto de refugio para los perseguidos del mundo y tener conciencia directa de lo que sucedía. Más, no podemos descartar el disfrute de la aventura y el deseo de influir fuera de límites insulares.

Esta proclividad a la solidaridad con otras naciones fue aprovechada por Castro y financiada por la Unión Soviética para la intervención de Cuba en el extranjero. En forma mesiánica Cuba trató de exportar sus experiencias revolucionarias. ¿Forzó Castro a su pueblo a actuar de esta forma? ¿O, aprovechó el innato sentimiento expansionista de su pueblo? Lo curioso del caso es que el "internacionalismo" cubano no fue oculto sino ampliamente expuesto en la prensa internacional. Y, contrario al pensamiento de muchos, muy popular en la isla. Pero, pienso: ¿Se deberá esto a nuestra naturaleza insular? ¿ A qué de Cuba, cuando colonia, partieron expediciones de conquista para todo el continente?

Parte de la popularidad de Castro se basa en su carisma y físico. Alta estatura en una época que visualiza a los héroes del cine y atletas como individuos por encima del promedio crecimiento de la población. Hombre de barba crecida como profeta bíblico. Actor consumado del gesto televisivo cuando este medio domina al mundo. Por otro lado, éste expone una causa que le gana a los opuestos a la política estadounidense.

¿Es imaginable un Castro pequeño, de rostro redondo y mestizo? ¿Es carismático o telegénico el rostro del nicaragüense Daniel Ortega? Castro visualmente representa el antiguo conquistador español en forma idealizada. Su imagen es punto de partida y referencia racial y cultural del mundo latino cuando de anti imperialismo se habla. Al igual que, instantáneamente, imaginamos a Moisés como nos lo presentaron Miguel Ángel en el Vaticano o Charlton Heston en la película Los Diez Mandamientos. Parte de la popularidad de este caudillo se basa en su figura televisada y los símbolos que evoca.

Opuesto a lo que se asume generalmente, la Unión Soviética no cooperó con Castro en su insurrección. Estimaron que era una aventura alocada. Paradójicamente, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) vio con buenos ojos su guerra contra Batista y no combatió sus esfuerzos. Pero, Castro, sin presión de nadie se alió con Moscú por su conveniencia. ¿ Era Castro un connatural dictador en busca de ideología y apoyo para una estadía por vida en el poder? Hay quienes repiten, por malicia o ignorancia, que Castro se alió con la Unión Soviética porque los Estados Unidos no le ofrecieron ayuda. La evidencia histórica ampliamente prueba lo contrario. Fue un matrimonio de conveniencias, nada más. Castro, arrogantemente llegó a predicar a sus benefactores de Moscú que: "el deber de todo revolucionario es hacer revolución". El Kremlin aceptó su prédica, pero las condicionó a las prioridades soviéticas.

Curiosamente, similar comportamiento se observa, al otro lado del Estrecho de La Florida. Los cubanos se han auto convertidos en guardianes y conciencia de la democracia en los Estados Unidos. ¿Celos políticos de nuevos iniciados en la vida estadounidense o la voz de la experiencia hablando? Posiblemente, una combinación de ambas cosas. Sin embargo, han logrado mantener la lucha con Cuba viva por más de cuarenta años en Estados Unidos.

La personalidad de Castro ha mostrado ser oportunista, totalitaria y algunas veces pragmática. De estudiante universitario siempre admiró a Hitler, Mussolini, Primo de Rivera y Lenin. Su concepción del poder es total y sin oposición: absolutismo en presencia y marcha. Esto se refleja en su gustosa aceptación del título el Máximo Líder. El oportunismo de Castro es mutable y sin fronteras. Al principio declaró que no era comunista. Después, convenientemente, que lo había sido toda su vida. Este caudillo se desplaza con un Jordán portátil por doquiera que va. En él absuelve de pasadas culpas a todos los que quiere utilizar. Franco, entre otros, fue bañado y purificado en sus aguas caribeñas por comerciar con Cuba.

El radicalismo de Castro lo llevó a enunciar desde el principio lemas donde mencionaba la muerte como alternativa a la idea expuesta: Patria o Muerte.

¿Era Castro único o primero en esta forma de pensar en Cuba? No, posiblemente copió o fue influenciado por la generación de José Martí que usaba mucho estos términos necrológicos. Curiosamente, los discursos de Castro señalan su falta de originalidad, contradicciones ideológicas y su pensamiento compulsivo y, muchas veces, irracional. Aunque dudo que valga el esfuerzo y tiempo una revisión de 41 años de maratónicos pronunciamientos: es tarea ardua, lenta y costosa y, posiblemente vana.

¿Qué motivó al pueblo cubano a pedir masivamente cárceles y fusilamientos contra los opositores de la revolución? El pueblo de Cuba era inclinado al perdón. En Cuba no existía la pena de muerte ni largas condenas de cárcel. Funcionaba la "toalla", es decir la oportunidad de escapar por influencias. Creo que fue una respuesta al sentimiento de culpa colectivo, nacido de su pasividad durante la etapa de insurrección de Castro. Este mismo comportamiento, sin embargo, fue observado en la culta Alemania de Hitler. Y visto en el flemático público inglés que comete vandalismos en las calles europeas después de un partido de fútbol. ¿Qué hace que los pueblos se comporten de esta manera en contra de su cultura y tradiciones? Obviamente, no es cuestión de cultura, clima, historia o época. Es como si un sentimiento atávico de barbarismo se apoderara de ellos y reviviera estas recónditas y malévolas pasiones. Quizá, un intento colectivo de expresar poder y rencor a la vez.

Castro, el legendario crítico del militarismo y caudillismo latinoamericano, pasa a ser el caudillo por excelencia de la segunda mitad del siglo XX. Y, sin embargo, no hay dudas que tiene seguidores en Cuba. ¿ Desaparecerá con él este lamentable mal? ¿Surgirá un Juan Carlos de Borbón criollo que se oponga a un intento militar de ocupar el poder despóticamente pasado Castro? ¿Cómo despojar de odios, extremismo y oportunismo a una generación criada a imagen y semejanza del máximo líder?

Tal vez estas interrogantes no encuentren respuestas convincentes por el momento. Pero, un intento de explicación sería meritorio. Es hora de que se discuta ampliamente nuestras virtudes y contradicciones ciudadanas. Es necesario que se examine nuestra tendencia a un mesianismo histórico perjudicial. Que se ahonde en nuestra inclinación a lo delirante, lírico e hiperbólico en detrimento de lo real. Que se trate de examinar nuestra admiración por los caudillos. No tengamos miedo a exponer nuestros aparentes o reales atavismos colectivos. El examen crítico de una conducta ciudadana contribuye a su entendimiento y evita la repetición de hechos. Cuba está a punto de entrar en un nuevo capítulo de su historia y hace falta un juicio crítico sin señalar culpables ni equivocados. Estos apuntes espero ayuden en algo a estimular el pensamiento crítico.


FIN


Marcelo Fernandez

e-mail wpais@cais.com
3 de Julio del 2000

Éste y otros excelentes artículos del mismo AUTOR aparecen en la REVISTA GUARACABUYA con dirección electrónica de:

www.amigospais-guaracabuya.org