RENACE MEXICOpor Marcelo Fernandez-Zayas Muchos mexicanos se negaron a creer que el Partido Revolucionario Institucional–PRI– había sido derrotado electoralmente. Lo impensable sucedió, Vicente Fox Quesada ganó la elección. El PRI murió de vida disipada y excesos de poder. En sus 71 años de vida supo de glorias y vergüenzas, buenos y malos años. Su vejez fue marcada por la corrupción, el descontento y las drogas. Sin embargo su final fue digno como correspondía a un anciano que hizo lo que pudo en una sociedad que no tenía historia de evolución pacífica. México no recuerda en su pasado una transición sin sangre a políticos de la oposición. Con la perdida del poder iba la cabeza si los enemigos ganaban y nadie corría el riesgo. Los valores culturales que se unieron a los políticos para sustentar el cambio. Los mexicanos eligieron a un gigante físico, seis pies seis pulgadas según me reportan, para sustituir al presidente Ernesto Zedillo que no impresiona por su persona. Fox, al mismo tiempo, es elegante y posee una voz y prestancia que infunden respeto y admiración. Bigote de hombre macho corona atrayente sonrisa de actor de televisión. Su porte y fotogénico rostro redefinirán la estética masculina del país. El odiado Hernán Cortés tendría que rendir homenaje al nuevo conquistador de prestancia marcial e impecable apariencia. Cuando a caballo deleita a las cámaras que rinden pleitesía a lo alto y esbelto con visual adulonería. Por otro lado, los vencidos se sentirán satisfechos de haber luchado contra un gigante que puede convertirse en mito. No perecieron a manos de ínfimo David que venció por truco y astucia. Cayeron frente a un moderno Goliat inteligente y aguerrido. El electo presidente no es un maestro político en toda su extensión. Muchas veces se mostró radical y extenso en sus mensajes. Otras, no usó traje y corbata en un pueblo que admira la forma. Sin embargo, escuchó a consejeros y enmendó la plana. Su anglo apellido no fue obstáculo para su victoria. Es más su fácil y corta pronunciación hizo que pegara en el público. Su oratoria no es modelo de semántica, genio y presteza política, pero populista y oída como expresión sincera. Fox no opaca ni distancia con su educación. Habla directamente como ranchero próspero y conocido de pueblo cercano, no como sutil abogado poco confiable. En su familia se nota la sangre indígena que circula en las venas de su pueblo lo cual lo legitimiza. Y, no se espera que diga digo en vez de Diego: no es su estilo. México ha cambiado, ahora se acepta la Coca-Cola al lado del tequila como reflejo de los tiempos. El grueso bigote del tradicional México vuelve a entrar en Los Pinos que lo había casi marginado por considerarlo vetusto. Los gringos no impresionan más por su estatura y apariencia en el mundo de la pantalla chica. México tiene como presidente electo el político de mayor estatura física en la historia del continente. Y, que aspira a igualar lo físico con lo político y moral en su sexenio. Esta nación que todo lo explica y racionaliza dirá que el declive del PRI fue motivado, entre otras cosas, por la presencia en Los Pinos del anti carismático Carlos Salinas de Gortari y su sucesor, el gris y correcto maestro de ceremonias Ernesto Zedillo. Dos políticos que pueden cubrirse con una sola camara de televisión por ausencia de dinamismo en la escena. La impresionante presencia visual de Fox hace ver ridícula y obsoleta la figura anciana de Fidel Castro en su perenne uniforme verde olivo de tiempos de John Wayne y Guadalcanal. El grueso bigote negro ha reemplazado la lengua barba gris como símbolo del macho moderno. La cara redonda y bien rasurada del rubio muchacho de Boston John F. Kennedy, ya no evocará recuerdos de virilidad en el pueblo estadounidense. Los que disfrutan de estas fantasías tendrán que viajar y actualizar sus sueños al sur de la frontera. Fox se presenta como un vaquero de Marlboro del norte mexicano que se dirige a terrenos desconocidos sin temor a la acción que se avecina. Latinoamérica vuelve los ojos esperanzados al México moderno en busca de ejemplo y guía. Fox ha prometido que la única Coca que se puede mercar sin temor en el país es la que se apellide Cola y sea fabricada en México abiertamente. Prometió también acabar con la las prácticas de corrupción política que han destruido al país. Estas promesas no se efectuarán del día a la noche, porque tendrán que ser injertadas en el marco educativo del pueblo para que germinen, crezcan y afiancen. Sin embargo, el intento no puede hacerse esperar. México mostró al mundo suma honestidad y madurez ciudadana. En su discurso de victoria Fox habló mesurado como un estadista. Lo hizo en términos positivos y sobrios. Sus seguidores le contestaron en forma muy mexicana y significativa. Cantaron la tradicional Mañanitas para festejar su cumpleaños en forma familiar y de acuerdo a las buenas costumbres. Después entonaron el lema que los había congregados. ¡ Arriba, abajo, el PRI para el carajo! FIN Marcelo Fernandez-Zayas e-mail Wpais@cais.com 4 de Julio del 2000
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