LA PROTESTA ORGANIZADA

por MARCELO FERNANDEZ-ZAYAS

Benito Mussolini, en la década del 1930, atrajo la atenciónpolítica del mundo con sus marchas y manifestaciones. En una épocadonde había que mostrar la capacidad organizativa y carismáticade un dirigente. Estos actos eran utilizados para impresionar la opinión pública nacional y extranjera. Mucho tiempo ha transcurrido desdeentonces. En la actualidad el público es más conocedor deestos trucos publicitarios. Las manifestaciones masivas de un grupo en sociedades de libre opinión, de economía productiva, los Estados Unidos por ejemplo, tienen uncriterio que explica la naturaleza de las mismas. Estos actos de protestase llevan a cabo en un fin de semana o feriado para reducir costos. Paraanalizar los factores de una protesta hay que tomar en consideraciónlo siguiente.

Tiempo de organización.Costo de transporte de los participantes al lugar de la concentración. ¿Estos gastos fueron subsidiados por alguien? Si la organización tuvo lugar en tiempo mínimo, seestima que existió una infraestructura eficiente y que el públicoestaba deseoso de participar. Si los gastos corrían por parte delpúblico hay que pensar que había capacidad y voluntad desacrificio económico. El número de concurrente es siempremotivo de controversia. La mejor forma de contar es utilizando fotografíasaéreas. Estas determinan el monto analizando el número depersonas por metro cuadrado.

En sociedades de gobiernos autocráticos y totalitarios elcriterio varía. Cuando las demostraciones tienen lugar en díasde trabajo hay que deducir, entre otras cosas, que la economía noes afectada por estos actos. Tomemos el caso de Cuba como modelo. Los ingresosde la economía de esta nación provienen principalmente delturismo y de las remesas de dinero de los cubanos en el exterior. Estasindustrias emplean pocas personas y los empleados de las mismas no participanen actos de protestas. Cuba usa como material humano personas subempleadaso marginales a la producción de riquezas. La mayoría de losprotestantes son obtenidos de industrias de servicios que estáncasi sin labores efectivas.

La prensa puede usar estas manifestaciones de protestas para analizarel pensamiento y forma de actuación de los gobernantes. En las manifestacionesocurridas en el caso del niño Elián González, en formamasiva y frecuente, los grandes gastos incurrido por el gobierno cubanoson el transporte y la propaganda. La mayor parte de los concurrentes sonestudiantes, personas retiradas y subempleados. Las consignas que se empleanson para el culto a la personalidad de Fidel Castro y sus necesidades publicitarias.

Lo más significante de estas expresiones políticases que su dirigente máximo muestra estar viviendo en épocade Mussolini con su anticuado modelo de propaganda. Por otro lado, se veque en Cuba la desaparición del trabajo de miles de personas noafecta la economía ya que ellas no son contribuyentes a la misma.Cometen un error los que aseguran que estas demostraciones de protestasson costosas. ¿Qué diferencia hay el no asistir a los centrosde trabajo cuando en ellos no hay nada que hacer? Sin embargo, estas demostracionesde protestas muestran el gran nivel de personas carentes de otra cosa mejorque hacer. Ningún país con una verdadera economíaproductiva puede darse este lujo. Cuba demuestra, entre otras cosas, quetiene una economía que le permite, por ser improductiva este tipo de actividades- nacional y extranjera. Mucho tiempo ha transcurrido desde entonces. En la actualidad el público es más conocedor de estos trucos publicitarios.

Las manifestaciones masivas de un grupo en sociedades de libre opinión, de economía productiva, los Estados Unidos por ejemplo, tienen un criterio que explica la naturaleza de las mismas. Estos actos de protesta se llevan a cabo en un fin de semana o feriado para reducir costos. Para analizar los factores de una protesta hay que tomar en consideración lo siguiente.

Tiempo de organización.

Costo de transporte de los participantes al lugar de la concentración.

¿Estos gastos fueron subsidiados por alguien?

Si la organización tuvo lugar en tiempo mínimo, se estima que existió una infraestructura eficiente y que el público estaba deseoso de participar. Si los gastos corrían por parte del público hay que pensar que había capacidad y voluntad de sacrificio económico. El número de concurrente es siempre motivo de controversia. La mejor forma de contar es utilizando fotografías aéreas. Estas determinan el monto analizando el número de personas por metro cuadrado.

En sociedades de gobiernos autocráticos y totalitarios el criterio varía. Cuando las demostraciones tienen lugar en días de trabajo hay que deducir, entre otras cosas, que la economía no es afectada por estos actos. Tomemos el caso de Cuba como modelo. Los ingresos de la economía de esta nación provienen principalmente del turismo y de las remesas de dinero de los cubanos en el exterior. Estas industrias emplean pocas personas y los empleados de las mismas no participan en actos de protestas. Cuba usa como material humano personas subempleadas o marginales a la producción de riquezas. La mayoría de los protestantes son obtenidos de industrias de servicios que están casi sin labores efectivas.

La prensa puede usar estas manifestaciones de protestas para analizar el pensamiento y forma de actuación de los gobernantes. En las manifestaciones ocurridas en el caso del niño Elián González, en forma masiva y frecuente, los grandes gastos incurrido por el gobierno cubano son el transporte y la propaganda. La mayor parte de los concurrentes son estudiantes, personas retiradas y subempleados. Las consignas que se emplean son para el culto a la personalidad de Fidel Castro y sus necesidades publicitarias.

Lo más significante de estas expresiones políticas es que su dirigente máximo muestra estar viviendo en época de Mussolini con su anticuado modelo de propaganda. Por otro lado, se ve que en Cuba la desaparición del trabajo de miles de personas no afecta la economía ya que ellas no son contribuyentes a la misma. Cometen un error los que aseguran que estas demostraciones de protestas son costosas. ¿Qué diferencia hay el no asistir a los centros de trabajo cuando en ellos no hay nada que hacer? Sin embargo, estas demostraciones de protestas muestran el gran nivel de personas carentes de otra cosa mejor que hacer. Ningún país con una verdadera economía productiva puede darse este lujo. Cuba demuestra, entre otras cosas, que tiene una economía que le permite, por ser improductiva este tipo de actividades


FIN


Marcelo Fernandez-Zayas
wpais@cais.com

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