CENTRAL NUCLEAR DE JURAGUÁ

Este análisis nos lleva finalmente al tema de la Central Nuclear de Juraguá ¿Era necesaria la construcción de una planta nuclear de generación de energía eléctrica en Cuba? La respuesta es afirmativa, dados los costos y la escasez de petróleo en Cuba.

Hoy en día, los costos de construcción de una central nuclear están por debajo de los de una planta convencional. Desde luego, bajo un gobierno irresponsable, como el de Castro, es inadmisible que se permita la terminación y operación de una planta nuclear. La Central de Juraguá tiene varios problemas, que tendrán que ser cuidadosamente estudiados por un grupo de ingenieros especializados, tan pronto estemos ya en una Cuba post Castro. El primer problema que se confronta en Juraguá es que la tecnología soviética o rusa es no sólo antigua, data de 1962, sino defectuosa. En Juraguá se están construyendo las unidades VVER-440, modelo 318, con enfriamiento por agua a presión.

Las principales áreas de preocupación en la planta de Juraguá son: deficiencias en la construcción; fallos de seguridad y control durante el proceso de instalación; falta de mantenimiento adecuado durante estos años de paralización; el pobre diseño ruso en cuanto a los sistemas de emergencia y de control de fuego; el pobre entrenamiento y experiencia del personal cubano, que fue adiestrado en reactores soviéticos 230, distintos a los de Juraguá. También, debemos tener presente que el error humano es el principal causante de accidentes industriales. Para operar una planta nuclear, el personal tiene que estar emocionalmente estable, con un mínimo de preocupaciones. Es obvio que este no es el caso del personal cubano, agobiado por tantos problemas cotidianos de subsistencia, salud y temor.

A estos fallos, tenemos que añadirle violaciones de las normas internacionales en áreas relacionadas con el control de calidad y las deficiencias en el proceso de construcción estructural. Tenemos casos de pisos y paredes en los que se utilizó concreto que no cumple con las normas. Paredes de concreto o de metal, que deben ser construidas de una pieza, o monolíticas, y que fueron fraguadas en partes, o soldadas en el caso de las de metal. Daños causados en las soldaduras y uniones de las tuberías del sistema de enfriamiento por agua, una vez empotradas en concreto. Estas tuberías son las que conducen el agua a presión, para mantener la temperatura del reactor a un nivel adecuado. Ingenieros que han trabajado en el departamento de control de calidad, y que han tenido acceso a los rayos X tirados a estas tuberías después de ser empotradas, estiman entre un 8% a un 11% de tuberías dañadas , que necesitan ser reemplazadas. No olvidemos que un accidente ocurre cuando la temperatura o la presión del reactor suben por encima de los niveles operacionales, causando que el material radioactivo quede expuesto.

El uso de alambre eléctrico por debajo del código requerido en el sistema de alambrado eléctrico de la central, es decir, violación de los códigos del alambrado, y reemplazando en múltiples ocasiones alambre de calibre 6 u 8, por alambre menos grueso, de calibre 12 o 14, lo que conlleva un posible aumento en las temperaturas de los alambres, y posible causa de fuego. Finalmente, la construcción del contenedor o foso de agua y otros productos químicos, como acido bórico, sulfato de sodio e hidróxido de potasio. Este contenedor tiene la función de evitar un aumento en la presión del reactor, para que no sobrepase los límites operacionales. Éste fue construido con una capacidad de 21,000 pies cúbicos, y no de 27,500 pies cúbicos como lo requieren las normas internacionales y por debajo del tamaño requerido aun por las normas rusas, en una franca violación de las normas más elementales de seguridad.

Estudios realizados por la NOAA, agencia federal de los Estados Unidos, sobre el flujo de aire que emana de Cienfuegos, y por ende de las posibles radiaciones nucleares, indican que las mismas llegarían a la Florida, hasta la zona de Orlando, en un mínimo de 24 horas, y un promedio de 52 horas. En 72 horas, las radiaciones alcanzarían el Caribe y Centroamérica, y desde luego, las Carolinas, Louisiana y parte de Texas. Las radiaciones que emanan de una planta nuclear se propagan más rápido, y son más mortíferas, que las de una explosión nuclear, debido al nivel de altura de su propagación.. La Florida, parte del Caribe y de México, se encuentran dentro de la llamada zona roja, o sea, de máxima peligrosidad para la vida humana, la fauna, y la flora, o sea, la ecología en general. Esto representaría muertes, un mayor número en la incidencia de distintas formas de cáncer, deformidades congénitas, abortos, enfermedades dérmicas y respiratorias.

El reactor de Juraguá no es similar al de Chernobyl, es más peligroso. En la Alemania Oriental existían 4 plantas similares y fueron inmediatamente cerradas por el gobierno de Alemania Occidental cuando la reunificación. Existen plantas similares en Eslovaquia, Bulgaria, y Hungría. Todas estas plantas fueron construidas y puestas en operación sin cumplir con las normas internacionales de la Comisión Internacional de Energía Atómica. Todavía, en 1998, algunas de estas plantas se encuentran bajo inspección y reconstrucción antes de permitírseles operar de nuevo.

Al mismo tiempo, de ser operacional la planta, tenemos que preocuparnos por la disposición que haría Cuba de los residuos nucleares. Esto ha sido una pesadilla para el mundo desde los comienzos de la era nuclear. Los Estados Unidos han considerado lanzarlos al espacio, en cohetes, enterrarlos en zonas polares heladas o sumergirlos en capas profundas del océano. Sin embargo, la manera más segura todavía es depositarlos en una zona remota, profunda, de manera que no tengan efectos ecológicos adversos o dañinos al ser humano. De esta forma, la radioactividad se disipa al nivel de depósitos de uranio subterráneos. El lugar de depósito debe estar, por lo menos, 600 pies por encima del nivel del agua subterránea, para evitar que el agua manantial tenga contacto con los residuos. La construcción de estos depósitos requiere una tecnología superior.

Los Estados Unidos lo depositan actualmente en túneles cavados en montañas, dentro de cilindros de aleaciones especiales de titanio o de níquel-cromo, con acero inoxidable. Las soldaduras que estos cilindros requieren son especiales, y de una alta tecnología. Cuba no tiene la tecnología ni la infraestructura, ni los recursos, para disponer adecuadamente de estos residuos. Un estudio realizado por el gobierno cubano a mediados de los 80, designaba una zona entre Santa Clara, Cienfuegos y Sancti Spiritus, en una finca llamada la Campana, como posible depósito de estos residuos. Obviamente, esta zona no cumple con ninguno de los requisitos antes mencionados. Las posibles radiaciones de escape de estos residuos serán un peligro también para la salud no sólo del pueblo cubano, sino de los Estados Unidos.

Una característica especial de los reactores VVER 440, como los de Juraguá, es que anualmente se debe realizar la recarga del combustible, lo que exige la parada de la instalación; durante ésta una parte del combustible que ya ha trabajado se cambia por combustible fresco. Los regímenes no periódicos de trabajo, que son en definitiva los que más frecuentemente se presentan en la práctica, complican considerablemente el problema de la explotación del combustible nuclear, y hacen este cambio aún más necesario.

Las piscinas de recarga se destinan para colocar los conjuntos combustibles que han sido extraídos del reactor, para luego ser transportados a la piscina de almacenamiento prolongado, junto con los conjuntos combustibles frescos que van a ser utilizados en el reactor inmediatamente antes de la recarga. En esta piscina es que el combustible tiene que ser depositado cuidadosamente. En el primer circuito del reactor, y en algunos de sus sistemas auxiliares, se trabaja con agua radioactiva, con una posible fuga si el equipamiento técnico no funciona correctamente. Todas estas operaciones conllevan un riesgo enorme de escapes radioactivos, que afectarían no sólo a Cuba, sino al Caribe y sureste de los Estados Unidos.

Desde 1992 hasta la fecha, Rusia y Cuba han tratado en varias ocasiones de continuar la construcción de Juraguá. En 1994, el Presidente ruso Boris Yeltsin, le encargó a una firma italiana que condujera un estudio de factibilidad, para obtener información sobre el costo y tiempo necesario para la terminación de la Central Nuclear, así como el retorno a la ganancia de la inversión. El estudio determinó que se necesitaban $400 millones para la terminación de la primera unidad y $800 millones adicionales para la terminación de la segunda unidad. Terminar la primera unidad llevaría aproximadamente 14 meses y tres años terminar la segunda unidad. En el retorno a la ganancia es donde está la gran dificultad de obtener financiamiento de otros países o grupos inversionistas, dada la crisis económica por la que atraviesa Rusia. El peso cubano, que es lo que los usuarios del sistema pagarían por el consumo eléctrico, no tiene validez ni solidez internacional.

En 1995 se consideró la posibilidad de suministrarle electricidad al sur de México, mediante un cable submarino desde el oeste de Cuba. El dinero recaudado pudiera haberse utilizado para financiar Juraguá. Esto le hubiese costado a México casi la mitad del costo que si construyese una planta nueva en su territorio, y además no tendría inconvenientes ecológicos. La crisis económica de México paralizó, al menos por el momento, este proyecto.

Sin embargo, desde 1995 hasta la fecha, Rusia se ha gastado alrededor de $85 millones en el mantenimiento de la planta, así como en la adquisición de equipos menores e instrumentos que habían sido afectados por la intemperie. En febrero de 1997, miembros de la agencia federal GAO, Oficina General de Contabilidad, de los Estados Unidos, se reunieron con el Vice Ministro ruso de Energía Atómica, el cual indicó las intenciones de Rusia de reanudar la construcción de los reactores nucleares en Cuba. Más adelante, en marzo de 1998, Rusia y Ucrania anunciaron la posible terminación de la Central. Ambos países han enviado secretamente a Cuba, tanto material de construcción como expertos nucleares.

La Comisión Internacional de Energía Atómica, IAEC, se ha gastado, entre 1986 y 1996, $12 millones en asistencia técnica a Cuba con sus reactores nucleares. Cerca de $9 millones han sido en equipos, sistemas de computadoras, equipos de mediciones de radiación y equipos de laboratorio. Desde 1996 hasta mediados de 1998, la IAEC se ha gastado $1.7 millones en asistencia técnica y $2.8 millones en entrenamiento de ingenieros y técnicos cubanos. Una gran parte de estos fondos los ha utilizado Cuba para el mantenimiento de la planta durante el período de inactividad. Un dato importante e interesante es que esta ayuda ha sido dada a través de los fondos de cooperación técnica de la agencia. En 1996, los Estados Unidos contribuyeron con un 30% del presupuesto de estos fondos de la IAEC. La contribución de los Estados Unidos es de aproximadamente $50 millones al año.

No hay duda de que la terminación de Juraguá, bajo las condiciones existentes, representa una amenaza para la seguridad de Cuba y los Estados Unidos. En resumen, la Central Nuclear de Juraguá deberá ser un tema de estudio muy meticuloso, durante el periodo de transición, para poder determinar, dados sus factores de seguridad y costo, si es factible o no su terminación y puesta en servicio.


TELECOMUNICACIONES

El área o infraestructura de las telecomunicaciones, es no sólo una de las más importantes para el futuro desarrollo de Cuba, sino que a su vez, es una de las más necesitadas. En los últimos 30 años el mundo ha experimentado una verdadera revolución en el campo de las telecomunicaciones, de la cual Cuba no ha sido partícipe. Desde fibras ópticas, a sistemas de microondas y satélites, de cables coaxiales a teléfonos inalámbricos y celulares, de centrales digitales a sistemas computarizados, acceso al internet, al correo electrónico, así como la televisión interactiva.

Cuba contaba en 1959 con un sistema de comunicación oral que proveía 15 líneas telefónicas por cada 100 habitantes. Actualmente, en 1999, existen muchos países latinoamericanos y europeos que no alcanzan este índice. Como punto de referencia, podemos indicar que en Estados Unidos existían en 1998, 90 líneas telefónicas por cada 100 habitantes, y en España hay 40 líneas telefónicas por cada 100 habitantes. El promedio en países avanzados, en 1998, es de 58%, y en países en vías de desarrollo es de 10%. Debido al deterioro del sistema, y a la no adquisición de equipos suficientes, Cuba tiene, en 1998, un índice de 3 líneas telefónicas por cada 100 habitantes. Pero no sólo ha decaído el número de líneas telefónicas, sino que la calidad del sistema, o sea, capacidad, rapidez, seguridad y sensibilidad, no está al nivel de los sistemas modernos de telecomunicaciones. En 1998, había 1,500 ingenieros trabajando en el sistema nacional de telecomunicaciones.

Hoy en día, para poder competir internacionalmente, desde la agricultura a la alta tecnología, desde el comercio a la oferta de servicios, se necesita un sistema de telecomunicaciones adecuado, que permita el uso rápido y siempre disponible de facsímiles, computadoras, celulares, conferencias telefónicas, correo electrónico, etc.

Cuba cuenta actualmente con 500,000 líneas de acceso telefónico, de las cuales 200,000 están en la zona metropolitana de La Habana. Las centrales telefónicas, o sea, los sistemas de intercomunicación, son los llamados paso a paso (step-by-step), y de barras cruzadas (crossbar), y un sistema digital pequeño que sirve el área del aeropuerto de La Habana. Los sistemas de paso a paso, y de barras cruzadas, datan de los años 40 y 50.

En La Habana existen actualmente 17 Oficinas Centrales, de las cuales un 45% son de paso a paso (step by step), y un 55% de barras cruzadas. Las más antiguas, como en los barrios de Príncipe, Guanabacoa, Monte y Buenavista, utilizan equipos de Estados Unidos, de finales de los 40, mediados de los 50. Otras utilizan equipos húngaros y alemanes, de finales de los 60. Los sistemas digitales para las centrales telefónicas fueron desarrollados a mediados de la década de los 60, y son los que predominan en los países avanzados. De las líneas telefónicas de Cuba, 300,000 pertenecen al gobierno y 200,000 son para uso doméstico. También existen 11,500 teléfonos públicos, con sólo un 65% de los mismos en estado operacional. Estos teléfonos públicos, en su mayoría son de procedencia japonesa y alemana.

En la zona metropolitana de La Habana existen cables soterrados, pero la mayoría del sistema está interconectado por cables montados al aire en postes. Estos cables requieren un mantenimiento más grande debido a que están expuestos al medio ambiente. Los métodos de mantenimiento usados en Cuba datan de prácticas equivalentes a la de Estados Unidos en la década de los 70', que requieren una fuerza laboral tres veces mayor que los métodos mecanizados modernos. Aquí radica un área que en la Cuba post Castro hay que desarrollar enormemente, soterrando cables, e instalando cables coaxiales y de fibras ópticas.

Existe un sistema de microondas, de origen francés, equipos Thompson, con una capacidad de 960 canales, y que interconecta a La Habana con las capitales de provincias antiguas. Este sistema tiene 16 super grupos de 60 canales. El equipo existente en Villaclara, Camagüey, y Santiago es el francés modelo LTT. En Pinar del Río y en otros centros secundarios es el alemán VKM. También existe un sistema de cable coaxial de 1920 canales, de origen alemán, y que está instalado a lo largo de la autopista «8 Vías» hasta Cabaiguán, y de ahí prosigue paralelo a la Carretera Central hasta Santiago de Cuba. Existen repetidoras cada 6.3 Kms. instaladas en casetas, sobre tierra. Las facilidades coaxiales tienen terminales en las ciudades siguientes: Sancti Spiritus; Cienfuegos; Villaclara, Ciego de Avila; Victoria de las Tunas; Camagüey; Bayamo; Santiago de Cuba; Guantánamo; Holguín; y Cerro Pelado. En esta última, existen 24 canales de comunicación con Jamaica. Esta terminal de Cerro Pelado está conectada a una línea de microondas que se utiliza para el Corredor Aéreo de comunicaciones, AICC. Los equipos localizados en las capitales de las provincias antiguas son equipos terminales. En las otras ciudades, las terminales se conectan con las facilidades CW20 de microondas.

El total de las centrales telefónicas de Cuba es de 365. Los equipos de barras cruzadas son de procedencia de Estados Unidos, de antes de 1959, y de la antigua Alemania Oriental, del tipo ATZ 63, ATZ64, ATZ65. Todos los equipos de paso a paso son de los Estados Unidos, anteriores a 1959. Una central telefónica típica en Cuba tiene una capacidad de 10,000 líneas de acceso, y se encuentran en las zonas urbanas de más población. Los pueblos más pequeños tienen centrales de menos capacidad. Las centrales telefónicas tendrán que ser completamente modernizadas, con sistemas digitales de intercambio, para poder ofrecer un servicio compatible con un desarrollo económico y social adecuado. Se necesitará una gran inversión en este empeño.

El sistema internacional de larga distancia comprende el satélite IntelSat, un sistema japonés con 24 canales y el Intel Sputnik, un sistema manual ruso con 60 canales. Existe un cable submarino instalado en 1950 entre Cayo Hueso y La Habana, con dos cables coaxiales para transmisión en cada dirección, y 24 canales de capacidad. Otro cable está instalado entre Cayo Hueso y Cojímar, con 138 canales digitales, instalado por la ITT.

Existen facilidades especiales para la transmisión de datos, utilizadas sólo para asuntos oficiales del gobierno. La red de transmisión de datos tiene tres centros, La Habana, Matanzas, y Villaclara, donde existen sistemas computacionales. La velocidad de transmisión es de 9,600 Bps. Existen también tres redes LAN en La Habana , una en Matanzas, y otra en Villaclara. Moduladores/demoduladores (modems) se utilizan para la transmisión de datos en sistemas de audio de 300, 1,200, y 9,600 Bps. Estos circuitos son para uso militar.

Un sistema de microondas fue instalado en 1957 para la transmisión de video y 36 canales adicionales de audio. Este sistema opera entre Guanabo y la Florida. Se compone de tres sistemas de frecuencias radiales, la primera opera a 3 GHz, entre La Habana y Guanabo. La segunda opera en UHF entre Guanabo y Florida City. La tercera opera con 3 GHZ entre Florida City y Miami, con una repetidora en Goulds. En La Habana, el sistema termina en el primer piso del Edificio Masónico, en Carlos III. Los transmisores y receptores son TD-2, así como equipos L-1 de la ya no existente Western Electric.

En Guanabo existen también antenas parabólicas conectadas a sistemas del gobierno. Estas operan con 10Kw y con frecuencias de 629MHz y 740 MHz, junto con dos receptores sintonizados a 840 MHz y 880 MHz. Actualmente, el 75% de las llamadas de larga distancia son con los Estados Unidos. Este promedio aumentará después del derrumbe del régimen de Castro.

El 11 de diciembre de 1991 se creó en Cuba la empresa mixta Teléfonos Celulares de Cuba, S.A. - Cubacel; esta empresa mixta la forman la entidad Telecomunicaciones Internacionales de México, S.A. y el Gobierno de Cuba. Se trata de un consorcio con capital mexicano, al 70% de participación. Cuba aportó el uso mobiliario, así como de torres de transmisión, y el uso del espectro radioeléctrico. La empresa de México aportó los equipos necesarios para las radiobases de Televilla, del Hotel Habana libre (antiguo Hilton), Guanabo, Varadero, y repetidores, así como todo el equipo necesario para el sistema, con un monto de $3 millones. En Febrero de 1993 se inició la operación comercial entre La Habana y Varadero. Ya para finales de 1997, el sistema abarcaba toda la Isla, con subsistemas en Occidente, Oriente, y Central. Cubacel tiene una utilidad anual, como promedio, de $5 millones. Este sistema celular, desde luego, no puede ser utilizado por la población cubana.

El valor de los equipos instalados en Cuba en 1998 ha sido calculado en aproximadamente $210 millones, de acuerdo con el valor de los mismos en el mercado actual, y teniendo en consideración los factores de depreciación. El 85% de las centrales tendrán que ser completamente modernizadas, dejando sólo ciertas regiones poco pobladas con algunos equipos existentes. La modernización de las centrales existentes comprende también, dentro de este análisis, todos los equipos dentro y fuera de las mismas, así como los cables de conexión.

El costo necesario para modernizar el sistema telefónico y de telecomunicaciones de Cuba, en cuanto a equipos, edificios, instrumentación, y edificación para las centrales telefónicas, si nos basamos en precios y costos del mercado en 1998, sería de $2,100 millones en un período de cinco años. Para la reconstrucción, modernización, y construcción de los sistemas de planta externa, o sea, fibras ópticas, cables coaxiales, microondas y cables regulares, se necesitará un capital de $1,200 millones en los primeros cinco años. Al mismo tiempo, hay que establecer un sistema de comunicación celular, que permita una comunicación interprovincial rápida y estable. Este sistema requeriría un capital inicial de $450 millones. La privatización inmediata del sistema telefónico es esencial en cuanto comience el periodo de transición.


TRANSPORTE

No existen actualmente grandes deficiencias en cuanto al sistema nacional de carreteras, ya que el gobierno ha construido nuevas carreteras para un posible uso militar. Pero sí hay necesidad de reconstrucción y mantenimiento, así como de ampliación y enlace de ciertas carreteras. El sistema ferroviario, en cambio, está prácticamente en ruinas, así como el sistema de autobuses, tanto urbanos como interurbanos.

El sistema de carreteras necesitará una inversión de $1,800 millones en los primeros cinco años de un gobierno post Castro para ampliar y mejorar el sistema actual. Esto incluye la terminación de la Autopista 8 Vías, desde Ciego de Avila, pasando por Camagüey, Las Tunas, Bayamo, Manzanillo, y Pilón, para conectar con el segmento existente entre Pilón y Baracoa, y continuar de Baracoa a Moa, Mayarí, y Holguín, conectando de nuevo a Las Tunas.

Al mismo tiempo hay que mejorar las carreteras que interconectan la Carretera Central y la Autopista 8 Vías con los principales centros urbanos, porque un desarrollo económico regional homogéneo necesita un sistema completo de enlace por carreteras. Se ha previsto la construcción en los primeros cinco años de 950 kilómetros de carreteras. El sistema de carreteras de Cuba tiene una extensión de 15,000 kilómetros. Las carreteras existentes tienen que ser sometidas a un mantenimiento rápido, ya que presentan un estado deplorable, debido a que la terminación de las mismas siguió más un plan político que un plan técnico estructural.

El gobierno ha construido varios pedraplenes que necesitan también ser convertidos en carreteras. Los principales centros urbanos necesitan con urgencia un plan de mantenimiento para sus calles. Para el plan de mantenimiento, basado en costos promedios actuales, harán falta unos $125 millones por año, durante los primeros cinco años. Este mantenimiento de carreteras urbanas e interurbanas se ha calculado a base de $25 millones para el mantenimiento anual de las calles y carreteras urbanas y de $100 millones anuales para el mantenimiento de las carreteras interurbanas.

Es muy importante el restablecimiento rápido de sistemas de tránsito urbano, que permitan una movilidad efectiva de la población en los centros urbanos. La inversión en el sistema de transporte urbano se ha estimado en $ 380 millones en los primeros cinco años, con un costo operacional anual de $200 millones. Se calcula la adquisición de 5,400 autobuses de 45 pasajeros en los primeros cinco años, con una distribución entre las principales ciudades, de acuerdo con la extensión urbana y población, por ejemplo, 3,000 para La Habana, 230 para Santa Clara, 475 para Santiago de Cuba, etc. Estos cálculos se basan en la falta de transporte privado de la población durante los primeros años de la transición, el número de habitantes de las ciudades, el posible número de pasajeros en las horas de demanda máxima, y el mayor número posible de rutas y autobuses por vías que faciliten el transporte de la población.

El sistema ferroviario está en unas condiciones pésimas. El sistema férreo de carga es muy lento, y el de pasajeros es casi inexistente. Para mejorar ambos, se ha calculado una inversión de $ 1,400 millones en los primeros cinco años, y un costo anual operacional de $135 millones. Estos cálculos se basan en una extensión de líneas férreas en los 4,900 kilómetros existentes, y la construcción de 1,100 kilómetros adicionales.

El sistema de transporte es una infraestructura esencial para disminuir los costos de producción industrial, así como los agrícolas, y para facilitar el movimiento de la materia prima, equipos, y maquinarias necesarias para un desarrollo económico adecuado, promover el comercio, y hacer que Cuba pueda ser competitiva en el mercado internacional. Dada la geografía de Cuba, una isla larga y estrecha, es de suma importancia el tener una red férrea y de carreteras que pueda conectar puertos, aeropuertos y ciudades en forma conveniente.


ACUEDUCTOS Y ALCANTARILLADOS

Muy poco ha hecho la revolución con respecto a los acueductos, y prácticamente nada con relación a los alcantarillados. En la década de los 70 se formó una Junta Técnica para hacer recomendaciones al respecto. Esta Junta carecía de autoridad, y el resultado fue nulo. En realidad no ha habido ningún mantenimiento de las plantas ni del sistema de distribución y transmisión, sólo se han cogido «parches» cuando no ha habido otro remedio. Las plantas de tratamiento de agua, de origen norteamericano, han sido reparadas utilizando piezas provenientes del antiguo bloque socialista, lo que ha resultado un remedio desastroso.

Los acueductos construidos o reconstruidos completamente después de 1959 están trabajando a plena capacidad, pero sólo representan el 15% del sistema nacional. Un 70% de los acueductos proveen agua sólo entre 4 y 6 horas al día. Un 15% de los acueductos proveen agua a centros de acopio, donde la población tiene que ir a recoger el agua en cubos o tanques pequeños.

El deterioro del sistema de agua y alcantarillados es de tales proporciones, que el país ha tenido epidemias debido a la falta de higiene y salubridad del agua potable, y de la mezcla de las aguas albañales con el agua potable. De continuar esta situación, se pueden esperar epidemias de proporciones serias. Esto se debe principalmente a que estos sistemas tienen un promedio de construcción de 70 años, siendo así que la vida o duración de los mismos se fija normalmente en 50 años, y ello con un buen plan de mantenimiento, que no ha existido en Cuba. Se recordará que hace muy pocos años el municipio de Guáimaro se vio obligado a perforar cocos para dar agua a la población.

Al mismo tiempo, las tuberías de agua potable, en casos de falta de agua, o incluso de fallos en el servicio eléctrico, adquieren una presión negativa, que hace que «chupen» los desperdicios alrededor de las mismas, a través de las porosidades existentes y de las uniones defectuosas. A esta situación hay que añadirle la falta de substancias químicas para purificar el agua, y la casi imposibilidad por parte de la población de hervir el agua, debido a la falta de energía, o también a la ignorancia de la seriedad de esta situación. Aún más irresponsable es la actitud del gobierno de Castro, que se preocupa por mantener un buen suministro en los hoteles turísticos, y tiene en total abandono el agua potable de la población.

Existen en Cuba 17 regiones donde existe agua subterránea disponible para su transmisión y distribución futura. En las zonas de Occidente, están: Sierra del Rosario; Alturas de Pizarras; Llanura Costera del Sur de Pinar del Río; Península de Guanacabibes; Isla de Pinos; Alturas de La Habana-Matanzas; Llanura Roja de La Habana y Sabanas de Manacas. En la región de Las Villas: subregión de Trinidad; subregión Central y subregión del Norte. En Camagüey: Llanura de la Trocha; subregión de Camagüey-Tunas-Holguín; subregión del Norte y subregión del sur. En Oriente: subregión de Nipe y Llanura del Cauto. Todas estas regiones no sólo están disponibles, sino que pueden interconectarse mediante un sistema de distribución de tuberías.

La desalinización, proceso por el cual la sal se extrae del agua del mar, para obtener agua potable, sigue siendo costosa. Se utilizan procedimientos como ósmosis reversible, destilación, electrodiálisis, e intercambios de iones. Muchas islas utilizan el sistema de desalinización para obtener agua potable. Cuba no ha aprovechado este proceso. Sin embargo, debería retenerse como una opción posible en un futuro.

Una modernización completa de los acueductos y sistemas de transmisión y distribución es necesaria inmediatamente después del derrumbe del sistema actual. Se puede calcular, a groso modo, una inversión de $1,200 millones en los primeros cinco años. No es posible hacer reparaciones, sólo nuevas construcciones, porque las reparaciones, dado el mal estado del sistema, sólo producirían más roturas en otras partes del mismo. Hay que resolver el problema urgente, mediante un sistema de emergencia, que provea temporalmente agua potable sana a la población, mientras una reconstrucción completa se empieza.

Este sistema de emergencia tiene que ser a nivel nacional, y establecerse bajo ciertas condiciones; por ejemplo: asumir un consumo per cápita diario de 25 galones; utilización de los acueductos y plantas existentes; establecimiento de centros de recogida de agua, donde la población pueda obtener el agua necesaria, propiamente clorinada y purificada; el suministro debe ser de agua a presión. Estos centros estarán conectados por tuberías separadas por una distancia de 400 metros.

Los sistemas de acueductos y alcantarillados de Cuba deben ser privatizados tan pronto un gobierno de transición ocupe el poder. Los objetivos deben ser: (1) suministrar a la población un sistema de agua y alcantarillado que sea adecuado y seguro; (2) proporcionar este sistema en el menor tiempo posible; (3) establecer una política simple, pero completa, que estimule la inversión en estos sistemas.

Para ello habrá que seguir ciertas indicaciones. Habrá que establecer una agencia que regule al sector privado involucrado, desde el punto de vista de ingeniería, recursos públicos y ganancias, así como de un organismo que promueva y estimule las inversiones extranjeras y domésticas.


Próxima Sección

Este y otros excelentes artículos del mismo autor MANUEL CEREIJO aparecen en la REVISTA GUARACABUYA con dirección electrónica de: http://www.amigospais-guaracabuya.org



Éste y otros excelentes artículos del mismo AUTOR aparecen en la REVISTA GUARACABUYA con dirección electrónica de:

www.amigospais-guaracabuya.org