El Deporte y el Horror por José Sánchez-Boudy En 1965 Castro pronunció un discurso con motivo de la clausura de los actos celebrados para conmemorar el V Aniversario de la integración del Movimiento Juvenil Cubano y la inauguración de los primeros Juegos Deportivos Nacionales en el stadium "Pedro Marrero". En este discurso Castro plantea que el Estado es el dueño de todo, o sea, el Partido Comunista. Y como es natural, que él es el capataz de una finca llamada Cuba en su canallesco espíritu. Habló también que se pretendía impedir la participación de Cuba en unas competencias que tendrían lugar en Puerto Rico, pero, que como hoy, no lo lograrían porque el Comité que las auspiciaba estaba a lado de él. Planteó tres cosas más: que el Movimiento Juvenil era un movimiento revolucionario y que, por lo tanto, el deporte era revolucionario igualmente; que la Patria Potestad no existía, porque la juventud, los niños pertenecían al Estado, o sea, al comunismo. Dejó ver que él seguía todos los lineamientos del deporte en la Unión Soviética y en los satélites a ella sometidos. ¿Y cómo era el deporte en un satélite como la Alemania Democrática? Pues igualito que aquel horror que aparece en una novela del autor inglés Wells en que hay un médico que se dedicaba a fundir a los hombres con las bestias: ponerles las garras de un león; la cola de un tigre; los dientes del animal más depredador que existiera y tener a estos hombres-bestias cautivos, y hasta encerrados en jaulas. Wells es el inventor del hombre invisible que deleitó nuestra niñez y juventud. Los horrores de Wells en la novela de los hombres bestias de "La Isla del Dr. Moreau". Y Vincent Price es el personaje principal de una película inspirada en la isla. Vincent Price era un médico que se dedicaba, entre otras cosas, a hacer el atleta perfecto. Por ejemplo: si él veía un hombre que respiraba muy bien le sacaba los pulmones y se los ponía al atleta, al que, además también lo preparaba con las piernas de otro hombre que corría a una gran velocidad. Así tenía al corredor perfecto. Este horror tuvo también lugar en la Alemania Oriental y está saliendo a la superficie porque los atletas olímpicos han demandado a aquellos que intervinieron en convertir a atletas mujeres en hombres para que tuvieran una tremenda fortaleza y ganaran en sus respectivas categorías atléticas. Ha dicho Wolf Biermann que el programa olímpico de la Alemania del Este era "un experimento animal en gran escala, realizado en seres humanos", la mayoría de las mujeres atletas recibían hasta treinta pastillas al día, que eran los famosos esteroides que las convertían en verdaderos hombres cambiándoles inclusiva las facciones y terminando hasta por hacer desaparecerles los senos a las atletas. Se convertían en esos seres musculosos que vemos en las revistas dedicadas a los levantadores de pesas. Eran los hombres bestias de la Isla del Dr. Moreau. El fin no era aprovechar las cualidades naturales de los atletas sino hacer de las mujeres hombres que pudieran, por ejemplo, lanzar la jabalina con fuerza extraordinaria. Ser verdaderos manojos de músculos que las convertían en seres con la fuerza de los animales. Todo esto ha sido denunciado al mundo y lo pueden encontrar en la Internet. Naturalmente, los periódicos liberales, los periódicos fabianos, el Comité que en Puerto Rico apoyó decisivamente a Cuba para que fuera incluida en los juegos que se están celebrando; los representantes que votaron por la inclusión de Cuba en dichos juegos debían saber, si es que no lo saben, que en Cuba si hay que convertir a una mujer o un hombre en bestia, la bestia mayor; el hombre sin sentimientos, capaz de aniquilar a un pueblo completo si es necesario para mantenerse en el poder, como está tratando de hacer con el alma del mismo, ordena que los atletas sean sometidos a las prácticas más horribles, para él poder decir que "Cuba es una potencia deportiva, y que ganó todas las medalla olímpicas". Cuando se abran los archivos de los deportes en Cuba, cuando se abran los archivos de la Seguridad del Estado, se encontrarán los más vívidos horrores del infierno que está viviendo el pueblo cubano. Cuba debe ser aislada por todos los países del mundo como un microbio que de no parársele acabará con el globo. Y no exageró, porque, si ustedes siguen bien los planes del dúo Castro-Chávez, verán que para conquistar al mundo no les importa que media humanidad perezca en una hecatombe atómica. Cuando la crisis de los cohetes Castro, en unas declaraciones que hizo sobre la misma, se jactaba de lo tranquilos que estaban él y sus asesinos esperando el estallido atómico. Que estaban sin inmutarse. La canalla que gobierna a Cuba es del mismo tipo que la de todos los comunistas del mundo: gente que, como contaba el novelista rumano Georghiu, fusilaban, enterraban al fusilado y sobre él sembraban rosales para la exportación, porque, como decía un autor soviético investigador de la genética "no hay mejor abono que el cuerpo humano"
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