La verdadera ayuda humanitaria Por José Sánchez-Boudy Cuba si necesita ayuda humanitaria. La verdadera: que se ayude por este país, en forma definitiva para quitar a Castro. Que se deje de hablar de Transición Pacífica y de Sucesión, que no son más que una forma de alargar el período rojo en Cuba, que si lo dejan, con esas fórmulas se convierte en otras décadas, y que se vaya al meollo de la cuestión; que hay que tumbar a Castro. Esto se sabe desde los primeros días pero nada se ha hecho. Y ahora lo que se trata es de eliminar al Exilio Histórico, poner una oposición pequeña y geneflexa mientras se deja en el poder a la horda roja, rica, con las armas en la mano, afirmándose que poco a poco se llegará a la libertad. El pueblo de Cuba, de aquí y de allá, lo proclama a los cuatro vientos. No se sigan inflando globos; no se siga distrayendo con Congresos y Conferencias que a nada conducen, como están haciendo los que dominan los círculos más influyentes del país, con las armas hasta para impedir que el poder ejecutivo pueda llevar a cabo un programa antimarxista; ese liberalismo que no ve que la degradación política, que la degradación imperial, que el no ejercitar el poder del Imperio, que las blandenguerías sólo resultan, como se quiere, en entregas vergonzosas del Mundo Libre. Resultarán a la larga, en la destrucción de esta nación, y hágase lo que exige el mundo. Eliminar a Castro; a Chávez; romper al comunismo para siempre; eliminarlo, como los romanos hicieron con Cartago y volver a los fundamentos de los hombres que fundaron esta tierra, que se llamó “la Tierra de Dios”. Donde el ciudadano honesto, sin ser comido por impuestos que lo destruyen, ni por falta de resortes morales en el gobierno, podía aspirar a una vida libre, honesta, sin preocupaciones y a construir lo que se logró: La Tierra de la Democracia. La Tierra de la Libertad. Ayuda humanitaria sí, pero la verdadera, la de erradicar las doctrinas que afirman que pintar un cuadro de la Vírgen María con excremento, como se hizo, es libertad de pensamientos y libertad de expresión. Donde se respete el Derecho y no se haga de él, como en este caso, una burla infamante. El campeón del Pacifismo que viene a ser la Máxima Ingenuidad, aceptando la buena fe, del pacifista, Neville Chamberlain, escribió esto en un libro que tituló “En busca de la Paz” –aunque ahora se le trate de salvar diciendo que la entrega en Munich de esta paz dio chance a Inglaterra de armarse, lo cual es incierto- escribió, repito, “no abandonaremos la idea de una Mayor Liga de las Naciones”. Redacto esto, dijo él, que “para hacer mejor el mundo en que vivimos”. Y Munich hizo lo contrario: dio lugar a una de las guerras más devastadoras que ha conocido el mundo. Ahora Transicionistas, Dialogueros, y una turba de “ingenuos, pensamos de buena fe, ¿creen que Castro ha bajado la cabeza y ha aceptado la ayuda llamada humanitaria y que se hará la paz con los Estados Unidos? ¿Cómo se es tan ciego que no se ve ni un ápice de la trayectoria de Castro que no es otro que acabar con los Estados Unidos? Y que si ha aceptado esta ayuda, a la que le pondrá condiciones, que no serán principalmente la de los Estados Unidos, y que éstos no aceptarán, posiblemente –aquí en política exterior todo es “posiblemente-, lo que a él le dará la oportunidad de decir que Estados Unidos quiere que Cuba se muera de hambre. Y arreciar la campaña para que le quiten el embargo, no, como todos sabemos para ayudar a los cubanos porque el embargo es él, Castro, sino para obtener un triunfo político de primera magnitud. Si el pueblo se muere de hambre. ¿Y qué? Stalin no aceptó la ayuda para los hambrientos ucranianos y murieron sin ella varios millones de ellos. Lo que él está buscando es ventajas para el comunismo que quiere regar, con él como cabeza dominante, por América Latina. Destruir a los Estados Unidos. Por eso acepta la ayuda humanitaria ofrecida por alguien que actuó muy ingenuamente. Los Cason, a cargo de la Sección de Intereses, parándosele bonito, a Castro, han desaparecido, al parecer. ¡Ojalá que no sea así! Fíjense bien: Castro puede hacer dos cosas. No recibirla pretextando de que los norteamericanos no han cumplido lo que él estipuló y formar con esto un jirigay propagandístico o puede invertirla íntegramente o fingir que la invierte. Inmediatamente los dialogueros del exilio, los traicioneros y toda la red comunista que está en el exilio diseminada en centros de comunicaciones básicas empezarán una campaña de que hay que suspender el embargo; de que el embargo nada ha hecho y buscar un gran triunfo político de Castro; que hay que arreglarse con Castro. La aceptación por Castro es una jugada política que le redundará, si no se le denuncia a tiempo, en pingües beneficios, porque aquí hay aún “tontos útiles” –vocabulario político- que no entienden el comunismo y sus mañas y “ñangaritas disfrazados, que están en todas partes”, y el buen sistema organizado por el comunismo castrista que trabaja como organismo de presión y que se extiende a toda la prensa liberal; estaciones de radio; a gente del tipo de Dan Rather y otros que son con su liberalismo rojo las puntas de lanza del castrato, Sin contar los congresistas como Serrano, Rangel y Dodd que con su propaganda en contra del gobierno y sus “enmiendas” han paralizado la lucha de la Administración, en muchos casos contra el marxismo. Sin contar que muchos de los recién llegados a altas posiciones norteamericanas que tienen que ver con la lucha contra Castro me lucen bastante erraditos. No son Cason. Son, de los que creen en soluciones pacíficas con el bandido de Castro que siempre tiene los dados cargados, e ingenuos hasta la saciedad. Siguen pensando en el Fair Play con el comunismo. Cubanos, “Ojo con el Vice”. Hay que extirpar al comunismo. Unica solución. FIN
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