La crisis universitaria. Un libro

por José Sánchez-Boudy

La Dictadura de Machado y la lucha contra la misma en la que los estudiantes universitarios llevaron la voz constante, y los métodos violentos que hubo que utilizar para echarla abajo repercutieron de forma estremecedora en la sociedad cubana y en la Universidad de La Habana. Creó, además, grupos violentos que dirimieron sus diferencias a sangre y fuego. Fue la época de los atentados. El país entró, sin lugar a dudas, en una crisis que abarcó enormes segmentos de la vida cubana. Los gobiernos de la época no supieron hacerle frente. Dentro de los hombres que utilizaban la violencia, la violencia que desestabilizó la vida nacional y dio lugar al golpe, de marzo de los llamados Grupos de Acción, surgió Fidel Castro. La Dictadura de Machado, que no concedió salida política, en momentos que era posible, tuvo su última consecuencia, la llegada del comunismo a Cuba.

La Universidad de La Habana se vio invadida por miembros de esas organizaciones de acción. Fue tomada como forma, a través de la Federación Estudiantil Universitaria, como plataforma de lanzamiento para una vida política. Mientras la mayoría de los estudiantes que tumbaron al Machadismo tomaban la vía de la lucha democrática, una pequeñísima minoría, no pudo adaptarse a la misma. La Universidad sufrió una conmoción en que perdió la vida el profesor Valdés Dausá, en un atentado: en que vio la perpetración de otros, uno de ellos por Castro llevado a cabo. Vio la lucha entre violentos. Fue la época en que la universidad y su alumnado, que sólo quería estudiar, graduarse y ganarse la vida honradamente, dentro de los cauces legales, tuvo que cerrar filas para no dejar que la hecatombe que dejó Machado repercutiera en forma completamente destructiva. La Universidad, el estudiantado, con su conducta pudo atajar el Bonche y a los Jóvenes del Gatillo alegre que habían tomado la universidad como cuartel, al amparo de la Autonomía Universitaria y trataban de dominarla completamente. Es cuando llega del vergel de la finca de la familia en Pinar del Río a estudiar Derecho el Dr. Pablo Acosta. El autor del libro de memorias que vamos a comentar y que explica detalladamente a lo que tenía que enfrentarse un estudiante, que como él, de forma independiente, sin pertenecer a ningún grupo donde estuviera la violencia quería ocupar un cargo, legítimo, como dirigente estudiantil.

Aquí, en sus memorias, en el libro titulado Mi compañero Fidel, él nos cuenta cómo fueron aquellos años de los cuarenta en que él comenzó su carrera, cuando el Bonche y los Jóvenes del Gatillo alegre estaban en su apogeo y cuando Castro hacía sus pininos, como miembro de una de las Organizaciones, que se llamaban así mismo Revolucionarias y mostraba su cobardía; su duplicidad y su violencia y su alma negra. Castro fue compañero del Dr. Pablo Acosta. Y cómo lo conoció y departió con él; cómo lo vio en acción; Pablo Acosta ha dejado, en este libro que todos deben leer por su importancia expuesta, con gran amenidad, una imagen clara y precisa de la conmoción universitaria. Vean esto que copio del Indice.

La intervención de grupos del Gatillo Alegre (M.S.R. y U. L. R) en la Universidad de La Habana. Sus consecuencias en la Federación Estudiantil Universitaria (F.E.U.). Actividades estudiantiles. Tácticas intimidatorias. Política en la Escuela de Derecho y atentado a Rolando Masferrer.

Esto está en el primer capítulo. En el segundo encontramos: Elecciones para delegados. Elección del Ejecutivo de los distintos años. Elección del Presidente de la Escuela de Derecho. Presión de los grupos de acción por controlar la Federación Estudiantil Universitaria (...). Mis relaciones políticas con Fidel Castro. Muerte de Manolo Castro.

Arriba he hablado del alma negra de Castro. Acosta nos recuerda cómo Castro y el estudiante Del Pino eran uña y carne. Estaban siempre juntos. Estuvieron juntos en el Bogotazo. Pero se separaron en forma radical cuando Castro tomó el poder y mostró la dirección en que iba.

Del Pino salió de Cuba y se convirtió en opositor. Lo llevaron a la isla con una estratagema. Lo prendieron. Castro mandó estrangularlo en la prisión. Fingieron que se ahorcó. ¿Se dan cuenta de la perversidad del comunismo y de Castro y su pandilla?

Este importantísimo libro se une al debate sobre la misión de la universidad, que es un tema que han tocado a profundidad; sobre la universidad en general, los tratadistas más ilustres. Si mal no recuerdo hasta Ortega y Gasset.

Es en el Exilio y lo será en Cuba algo importante a debatir. Porque no se puede permitir más que nuestras universidades, en el futuro, pasen por una crisis como la que dio lugar a Castro. Tan arraigado está él en los métodos que los grupos seguían y practicaban en la Universidad de La Habana que yo y todos los universitarios cuando vemos lo que pasa en Cuba decimos: “oye esto es igual a lo que pasó aquel día. O lo que se hizo aquel día en la universidad por ciclano y mengano.

Cuando llegó Castro al poder la crisis estaba ya rebasada. Casi rebasada porque el ciclón tiene vientos tardíos y ya el mal estaba hecho. Martí hablaba de entrarle a los problemas como el carnicero a la res. Las tolerancias, las blandenguerías, el hacerle caso omiso al mal lleva a lo que está sucediendo en la patria. A Castro lo formó la violencia de sus años universitarios. La de Cuba de aquellos días.



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