DEL NUEVO ANTIYANQUISMO

por José Sanchez-Boudy

En días pasados, en ese forum de discusión de ideas que es la peña del Dr. Teobaldo Rosell (e.p.d.) saqué a discusión el tema del nombramiento del señor Caleb McCarry “para coordinar la transición hacia la democracia en Cuba” según leemos la noticia. ¿Y de qué transición se trata? Pregunté. De esa que pregonan grupitos del exilio y en Cuba, que consiste en el Borrón y Cuenta Nueva de Payá? ¿Una transición que deje en el poder al comunismo en Cuba, reciclado? En Cuba, volví a afirmar, como he hecho siempre, el comunismo tiene que ser erradicado de raíz y no se puede admitir nada de él. Por eso siempre he rechazado la postura del señor Cuesta Morúa que preconiza, y tengo aquí sus declaraciones de hace años, un comunismo a lo Rosa Luxemburgo, la que pagó con su vida el tratar de imponerlo en Alemania; el tratar de imponer la esclavitud comunista en Alemania.

Rosa Luxemburgo es uno de los ídolos del comunismo internacional. Dedicó su existencia a tratar de comunizar a Europa. Es autora de un libro que con El Capital forma la Biblia del Comunismo. Se titula: La acumulación del capital. Cuesta Morúa es de los internacionalistas, afiliado como Payá a una Internacional Europea y es, además, opositor del Exilio Histórico. Como Payá cree que el exilio Histórico no puede jugar ningún papel en la Cuba del futuro. El Comunismo de la Luxemburgo, decía ella, eliminaba el terror. Cuando sabemos que el marxismo tiene como base el terror. El Coordinador no es, por lo que se ve, para dirigir el futuro de Cuba en cuanto a soberanía y gobierno sino en cuanto a la ayuda que Estados Unidos dará a Cuba para transitar por la democracia; por ésta erigida por los cubanos solos, sin ingerencias de Estados Unidos. El libro Azul, dado a la publicidad por el gobierno norteamericano con la presidencia de Colin Powell entre sus redactores. El papel de este señor que el Exilio Histórico ha rechazado es sólo nominal. El libro, en realidad, con sus medidas punitivas contra Castro, que si están funcionando, encierra, el pensamiento del exilio, en mucho. El libro, habla siempre de una Cuba Libre. La muestra, oígase bien, la muestra, completamente separada y por lo tanto con soberanía libre, de los Estados Unidos. Una soberanía que Cuba ejerció, por ejemplo, cuando la Enmienda Platt, pues enseguida celebró tratados internacionales con naciones importantes.

De la Enmienda Platt ya les hablaré. Fue un trágico error norteamericano. La que dio lugar al antiimperialismo yanki y tiene que desaparecer su último regazo, la Base de Guantánamo. Entregándosele al primer gobierno democrático de Cuba, injertado en las tradiciones del Mundo Occidental de forma sólida, con una democracia como la que quisieron todos los que nos dieron la Patria Grande; la Democracia de la Cuba Eterna, que todos llevamos en el corazón. Una democracia de virtud, para poder decir como Don Manuel Márquez Sterling: “Contra la ingerencia ajena la virtud doméstica”.

La palabra Transición en el caso del Coordinador de la ayuda a Cuba está mal escogida y ha dado lugar al uso del maldito antiimperialismo que dio base a Castro y al comunismo para adueñarse de Cuba. No se olviden de aquella carta del Asesino a su secretaria Celia Sánchez en que le decía que terminada la lucha contra Batista –que no fue tal lucha, sino causa interna del gobierno, pues Castro sólo tenía en la sierra un “puñadito” de hombres y siempre estuvo a buen resguardo como un gran “come-vacas-” le decía, repito, “que empezaría su lucha contra los americanos a los que trató de volar recomendándole a Krushev el uso de la bomba atómica contra los mismos. El Imperialismo Yanqui que tiene que desaparecer del lenguaje cubano. Porque hay que mantener, en un plano de igualdad y dignidad, las mejores relaciones, entre otras cosas, con los Estados Unidos. Que no son el gobierno sino el pueblo norteamericano. El no quiso perder en Vietnam, ni en Corea del Norte… que sufre los errores o la política de su gobierno, en las entrañas como nosotros. Un pueblo cristiano; bueno, trabajador. El que ha hecho esta nación y del que han brotado sus grandes hombres. Que ha dado libertad al orbe.

Manolo Prieres le preguntaba a un locutor en un programa al que llamó: ¿Pero cómo un Condecorado de Seguridad del Estado: Sánchez Santacruz, socialista redomado, se atreve a decir, cuando él es un internacionalista, que los Estados Unidos, con el Coordinador, quieren dominar a Cuba en su soberanía, en su vida? ¿Cómo Payá que pertenece a una Internacional como es la Democracia Cristiana va a hablar en nombre de un nacionalismo cubano?

Tiene razón Prieres. La Cuba Eterna: la del entorno, la de la heroicidad mambisa, la del Siglo XIX, la del mambisado, este concepto espiritual que el cubano lleva dentro y que yo elaboré en prosa; en poesía, en el lenguaje cubano; en fin en mi lucha constante, que es la de nuestro pueblo, por reafirmar nuestra identidad y nacionalidad frente al asalto comunista que trata de aniquilar, no es nombrada jamás por los citados.

No es con una demagogia barata, que por cierto llevó a Cuba al desastre, haciéndole creer al pueblo hasta que no tenía playas, como decía un día de los demagogos; de que tenía el peor país del mundo cuando vivía en uno lleno de esperanza, no es con esa demagogia con la que se defiende la soberanía; la patria. No es con esa demagogia con la que se defiende la soberanía; la patria. No es con esa demagogia de los Internacionalistas sino con aquello que escribió machacó Don Manuel: “A la ingerencia extraña la virtud doméstica”.


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