Al borde del estallido Por José Sánchez-Boudy Hace cerca de medio siglo Castro afirmó que los exiliados si regresáramos algún día, encontraríamos sólo polvo y piedras. En su fuero interno se movía ese odio horrible y destructivo que siempre tuvo contra el pueblo de Cuba. Este nunca lo aceptó. Nunca llegó a ser nadie en Cuba. Tuvo que recurrir al engaño y a los grilletes y apretar éstos cada vez más y sojuzgar al cubano para llegar al poder, y mantenerse en él. No puede aflojar ni una gota. Si lo hiciera el régimen se vendría al suelo. Por eso hay que hambrearlo y hacerlo depender, en todo, del estado marxista. Por eso hay que darle vuela continuamente al grillete. Pero además de lo anterior, hacer cisco a Cuba, es decir, de convertirla en polvo Castro cometió otro grave error, el mayor de su carrera de oprobios: el dejarnos salir. El pensó que los que nos marchábamos forzados nos asimilaríamos en el extranjero; nos olvidaríamos de la patria. Nunca se imaginó que salíamos para pelear hasta el último aliento por reconquistar a la patria para la libertad; para hacer libres de nuevo a nuestros compatriotas, a nuestros hermanos. Y que lograríamos el triunfo que jamás, ningún exilio, había alcanzado en tan poco tiempo, trabajando de sol a sol, sin olvidar la tierra que les vio nacer. Pronto tuvo frente a él a un Coloso, al Exilio Histórico; a la nación cubana en el exilio; al continuador del Siglo XIX; el continuador del mambisado y de la Protesta de Baraguá. La continuidad histórica de la Cuba Eterna. No ha habido un día que el Exilio Histórico no haya combatido. No hubo un día que no indicara que dialogar era hacer continuar al régimen, afianzarlo. Que aceptar siquiera la palabra “transición” era lo mismo. El Exilio Histórico es el que luchó en el Congo; en Vietnam; el que se agigantó sobre las arenas de Playa Girón. El es el que ha mantenido en pie la historia y la lucha por el decoro del hombre; por la guerra por todos los caminos del mundo contra el comunismo. Unido en un liderazgo: el de la Cuba Eterna. No en el de un hombre sino en el de muchos hombres: de loa mártires de “Viva Cuba Libre”; de “Viva Cristo Rey”. Es el Exilio de la Emigración Heroica que nos precedió en el Siglo XIX y que jamás capituló. Su líder es, machaco, la Cuba Eterna: el ideal de la Cuba Eterna; Varela, Caballero, Martí, el de la carga al machete; Agramante, Maceo, Máximo Gómez; Bartolomé Masó, Quintín Banderas, el de Juan Gualberto Gómez, la nación hecha en un siglo de lucha y más. Si la lucha ha podido mantenerse en Cuba es por el auxilio económico y moral del Exilio Histórico. Si han encontrado eco en el mundo ha sido por la ayuda prestada por el Exilio Histórico. Que ha protegido al verdadero opositor y ha señalado a los que al socaire de la democracia mantienen relaciones personales de todo tipo con el crimen en Cuba para auparse en sus carreras; para mantener o escalar posiciones. El flagelo del comunismo y de Castro y su jauría de traidores, de los infiltrados ha sido el Exilio Histórico; luchando contra el ataque violento del comunismo internacional que disfrazado de socialismo, de liberalismo, de fabianismo nos ataca sin cesar y gasta miles de pesos por mantener la falange comunista disfrazada de democracia, en el exilio. El Exilio Histórico preconizó “No más viajes a Cuba”, preconizó “medidas punitivas contra Cuba”, siempre teniendo en cuenta el dolor de los hermanos, siempre presto a ayudar a todo cubano. A todos les ha abierto los brazos como se los abrió a los llegados por Mariel, unos compatriotas que han sufrido al embarcar las más crueles torturas y de los que tratan de apoderarse una serie de infiltrados que estaban junto al régimen cuando los trataban de reducir a nuestros marielitos a infrahombres en el Fontán Abreu. Y otras zonas de pre-embarque. Pronto hablaré y citaré el testimonio de muchos marielitos y de los que hasta ayer estaban con el fidelato y que nunca les tendieron ni les tienden la mano a los mismos, mientras ellos se apoltronan en posiciones para servir a Castro. Y paso ahora al polvo. Sí, Cuba está hecha polvo. Está entre los países más ecológicamente destrozados del orbe. Castro creyó que destrozando la economía; barriendo la industria azucarera motor de Cuba y elemento cultural de la Cuba Eterna, en fin haciendo a Cuba cenizas la dominaba mejor. Aparte de la incurría incapacidad total del Fidelato marxista. Pero las cenizas, unidas al desastre económico han puesto a Cuba al borde de un estallido social. Y como el fidelismo está horadado, como se ve en la necesidad de aumentar la represión para supervivir, y no puede atentar como quisiera, con la muerte, contra las Damas de Blanco, cuyas caminatas son una de las armas defensivas y ofensivas más fuertes creadas contra la tiranía, ni puede moverse igualmente, contra un pueblo cada vez más vociferante ni impedir la creación de organizaciones de tintes políticos, enemigos acérrimos del marxismo como los que fueron agredidos por las chusmas de Respuesta Rápida, afiliados los protestantes a la derecha moderada, el “sálvase quien pueda” comenzará muy pronto dentro de la élite asesina que forma con los Castro el círculo de poder. Cuba está al borde del estallido social y al borde de que llegue el castigo a los que fueron parte del castrismo y en diversas formas colaboraron con él. El estado de derecho no los dejará escapar porque es la justicia democrática del pueblo, del pueblo cubano; de las víctimas.
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