La ofensiva en marcha Por José Sánchez-Boudy El comunismo trabaja en la impunidad. Castro, durante todos estos años no ha sido castigado por ninguno de sus crímenes; por ninguno de sus insultos. Fue bochornoso ver un rey tomando vino con él; un primer ministro visitando a Cuba, el primero que lo hacía después de nuestra independencia, tratándolo como si fuera un angelito. A uno de los grandes criminales que ha conocido la humanidad. Siempre se ha salido, para vergüenza del mundo libre con la suya. El y sus rufianes. Los rufianes. Las blandenguerías de los Estados Unidos con sus enemigos; su falta de vigor para reaccionar frente a la envidia y al insulto, han conducido a la situación que hemos visto en la concentración del Primero de Mayo en La Habana donde agruparon a miles de cubanos contra Estados Unidos, como consigna, y los máximos delincuentes desde la tribuna contemplaban su impunidad. La gigantesca ofensiva denunciada en artículos anteriores, el lanzar las llamadas “fuerzas marginadas del continente” contra Estados Unidos, el formar un bloque dirigido por Castro y mantenido económicamente en su andamiaje subversivo por Chávez está ya en movimiento como hemos visto este Primero de Mayo. Véase cómo en El Salvador, un país que ha prosperado mucho, salieron a la calle los “marginados”, que de tales no tenían nada, sino que eran tropas de choque para acabar con el gobierno, con camisas rojas los dirigentes. Como la que llevaba el Ortega en La Habana. Ahora, lo que falta, es tirar a la calle, en Estados Unidos, a estudiantes y otros reclutados en los Círculos Bolivarianos-Comunistas. Todo esto en combinación con los asesinos del Mediano Oriente que en número de 20,000 están en Irak. Menos mal que se oye alguna voz, en este país, que señala el peligro, pero que no es muy escuchada en las altas esferas las que no acaban de comprender que la Nueva Ofensiva está ideada para poder soslayar a los grandes ejércitos, a los grandes imperios, y vencerlos con el debilitamiento interior; con la fatiga interior y la escaramuza constante. Para conquistar a una nación, a un imperio, basta con la movilización de masas la que es un ejército más poderoso que cualquier otro. Esas masas obligadas a ir a las concentraciones, como las cubanas, llevan dentro de sí, en posiciones claves, a los dirigentes de las mismas y sufren del fenómeno de la masificación, tan bien estudiado por el penalista Florian; por Gustavo Lebon y por el gobierno de esta nación que ha publicado estudios interesantísimos sobre cómo dominar a esas multitudes en movimiento. Gustavo Lebon hizo el estudio primero de las mismas. El peligro es real y está ahi. El ataque a las torres no fue un hecho aislado sino estudiado y planificado para tomar el poder. El terrorismo es un arma terrible. Esto no es un ataque solamente a los Estados Unidos: es un ataque a la civilización occidental. El comunismo habla de una nueva civilización. Cuando los fabianos fundadores del Fabianismo en Inglaterra Beatrice Potter y Sidney Webb visitaron Rusia, allí les entregaron un libro que publicaron como si fuera de su autoría y titularon Rusia: Una Nueva Civilización. Se está tratando de destruir al Mundo Occidental, a la Civilización Cristiana y sustituirla por una doctrina política en la cual el hombre desaparece tragado por el estado y no es más que un amasijo de carne sin alma manejado por las glándulas de secreción interna. Un tipo glandular no una imagen de Dios como sostiene la democracia. Al comunismo que sale de La Habana de hoy en día, y que es una organización mundial que se alimenta del odio, la envidia, y la estupidez de “Los tontos útiles” está en el momento más brillante de su historia, lanzando un continente contra los Estados Unidos. Se alimenta de la carroña del ser humano. Ahora se ve que Vietnam no fue un mero episodio. Fue una práctica para lo que ahora está sucediendo. Vietnam fue tomado con una “guerra de guerrillas” en que la estrategia y la fuerza militar, tanto de Francia como la de Estados Unidos poco pudieron hacer porque no estaban preparados para una guerra que no era convencional; donde no habían campos de batalla y cuyo fin no era derrotar en el campo de batalla sino en las ciudades estadounidenses, cansar al pueblo, hasta que el mismo se hiciera el “jara kiri” y pidiera la paz, forzando al gobierno a ella. Fue un experimento para lo de hoy. Nunca se derrotó al ejército francés ni al de los Estados Unidos. Ni el uno ni el otro utilizaron sus recursos al máximo. Hoy los tratadistas militares reconocen que un simple bombardeo de Hanoi minuto tras minuto, como se hacía en Alemania y el Japón, como se efectuó, hubiera bastado. Pero la propaganda comunista había metido el miedo a los gobernantes de ambas potencias, a la opinión mundial y a las de las masas que se movían dentro del país E.U. contra el mismo. En Cuba un grupito de guerrilleros mal armados y una oposición interna desestabilizó al gobierno. En cualquier estación de policía de Batista, me dice Carlos Bautista, había más armas que en la Sierra. Y esto es lo que está en marcha en estos momentos contra Estados Unidos. Ya verán, pronto, los adoctrinados al socaire de la democracia en los Centros Bolivarianos estudiantiles, que Chávez tiene aquí, en las calles sembrando el caos. Y fomentando la mentira de que la miseria del mundo es obra de E. Unidos. No del pueblo sino de los que los comunistas llaman Oligarquía. Así, simple y llanamente. Hay que derribar a Castro. Cuando esto suceda verán que el mundo vuelve a la normalidad. Se acaban Chávez y Ortega y toda esa sarta de asesinos que han vivido de la impunidad.
|