LA PELIGROSIDAD EL PLAN VARELA Por mis artículos anteriores habrán visto que el Proyecto Varela -más que Proyecto es un plan maquiavélico-, circula fuera de las áreas de la legitimidad jurídica. Para el Exilio Histórico, es decir, para todos los cubanos que siguen los lineamientos de La Cuba Eterna, el Proyecto no tiene otro fin que buscar una transición del comunismo castrista al comunismo maquillado. ¿Y qué es el "comunismo maquillado"? Pues es el comunismo fidelista apoyado por el socialismo maquillado (comunismo o socialismo reciclado) a nivel mundial. "Por el liberalismo de corte marxista, que es que domina este país y que constituye, en el fondo, un fabianismo que piensa llegar al comunismo" -dicen ellos. ¡Qué ilusos! Conservando la libertad, apoyado por las ramas dialogueras y comunizadas de las dos corrientes cubanas del cristianismo que lo proponen. El comunismo no hace nada a la ligera. Lo piensa mucho. Y el comunismo fidelista no deja de tomar en cuenta la muerte de Castro. Y hace bastante tiempo que ha hecho planes para cuando esto suceda. Entre esos planes está la transición del comunismo fidelista al comunismo maquillado. Y Fidel Castro apoya, naturalmente, estos planes, pues pretende perpetuarse más allá de la muerte y darle seguridad hoy con ellos a los que lo han acompañado en su dictadura sangrienta. Una parte del plan, basado en este contubernio del que he hablado, consiste en legitimar a Castro. Y se le legitima, por el Plan Varela -repito artículos anteriores- en dos formas: Una: Se hace ver que en Cuba hay una Constitución que permite todo cambio. Dos: Se hace ver que esta Constitución permite al pueblo hacer los cambios. Que por lo tanto el régimen es jurídico. Pero el régimen no puede ser jurídico si no se declara por la máxima Autoridad Institucional y Global, reunida en Ginebra en estos momentos y a punto de votar a favor de Castro, de que Cuba es un Estado en que se respetan los Derechos Humanos, lo que equivale a decir que es un Estado de Derecho. Esta es la lucha que se está llevando a cabo en Ginebra. Si ustedes se fijan en las declaraciones -dos veces- de Raúl Castro, verán que a pesar de las declaraciones apocalípticas del gobierno, habla de transición y la remite a Fidel Castro, su hermano, que es, según él, el único que goza de toda autoridad para llevarla a cabo. Autoridad que más nadie tendrá en el futuro, de acuerdo con Raúl Castro, y si siguen estas declaraciones -las últimas, por supuesto-, verán que habla hasta de licenciar al ejército; de que éste es muy grande para la economía cubana, pero no olvida decir que conservarán la policía. Todos los órganos de represión, todo el Estado seguirá siendo comunista. De esta forma conservan la estructura monolítica de la opresión y Cuba continuará bajo las garras del comunismo con los victimarios en el poder y las víctimas debajo, como ha sucedido en tantos países de Europa. El Plan Varela no da la libertad. El Plan Varela deja todo el aparato comunista en pie. El Plan Varela permite que los culpables jamás sean juzgados por sus crímenes. El Plan Varela es antihistórico, porque va contra la tradición de heroísmo del pueblo cubano; cpontra su postura contra el diálogo; contra el sacrificio hecho siempre a favor de la libertad en pelea contra cualquier dictadura. Una vez que se logre lo anterior, a través de un referéndum que será amañado y controlado por los órganos de poder del comunismo, para usar su lenguaje, de las Naciones Unidas al último organismo internacional y regional como la OEA le darán su apoyo. La libertad de Cuba será traicionada una vez más, y el comunismo, machaco, continuará en el poder. ¿Y qué hará la administración Bush? El plan es presentarle un hecho consumado. Presionarla internacionalmente. Moverle todo el aparato propagandístico del Liberalismo marxista norteamericano y obligarla a darle el visto bueno a la patraña que se escenifica. El plan puede triunfar. Esta es su gran peligrosidad. ¿Quién iba a pensar que Francia, la tierra de la libertad, la de los derechos del hombre, no de una minoría sino de todos los hombres, iba a tratar de aguar la ponencia checa, a sabiendas de que en Cuba hay una de las dictaduras más brutales que han conocido los siglos? ¿Quién podía pensar en la desvergüenza de tanto obrero apoyando a Castro; queriéndole dar una bofetada a Estados Unidos, aunque para ello siga la agonía cubana? En este mundo sin ética de hoy, todo puede suceder. Y un plan ilegítimo y adjurídico puede triunfar. Por eso es necesario combatirlo sin tregua hasta que no sea más que polvo en el limbo de la historia. Ojalá los firmantes de buena fe vean telaraña en que han caído y den marcha atrás. ¡Que el Señor ilumine a los que quieren perder echándoles encima la mancha infamante que no merecen algunos, la mancha histórica! Publicado en DIARIO LAS AMÉRICAS
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