EL HEROISMO CUBANO Por José Sánchez-Boudy Cuando se lee la historia de Cuba se le llenan a uno los ojos de lágrimas, por la emoción. ¡Qué hombres nos hicieron la Patria! ¡Qué renunciación! ¡Qué sacrificio! ¡Qué valentía! Retumban las frases sobre las que descansa la Patria. Se ve a Narciso López, a punto de serle aplicado el garrote vil por uno de los capitanes generales más sanguinarios que fue nacido en América Hispana, que pasó por la Capitanía General de nuestra Patria, Gutiérrez de la Concha; y con la voluntad irrenunciable de una Cuba libre gritar: "Mi muerte no cambiará los destinos de Cuba". Su bandera es la que enarbolamos todos los cubanos, hoy, en busca de una Cuba libre. No creía en survey alguno. El heroísmo y la serenidad. En la campiña verde de nuestra Patria, mirando el cielo donde -según la leyenda yoruba- Olofin (el Dios supremo) había lanzado bidones de pintura azul, propia de los dioses -oyó Carlos Perfecto Manuel de Céspedes y López del Castillo, el Padre de la Patria escuchó el mensaje: O entregaba la independencia o le fusilaban a su hijo bienamado. La respuesta fue serena y pausada, a pesar del corazón lleno de dolor pero también de Patria: "Pero es que todos los cubanos son mis hijos". Le fusilaron al hijo. Serafín Sánchez es uno de los héroes que nos hizo Patria. Como los hombres anteriores, lo dejó todo para que Cuba fuera libre. Marchaba en la Invasión, a caballo, seguro y erguido, cuando recibió el tiro. Sus últimas palabras, llenas del heroísmo que es pilar y basamento de la Patria, fueron: "Me han matado. Eso no es nada. Sigan la marcha". Y la marcha invasora continuó hasta hacer libre a Cuba. Domingo de Goicuría. Cuántas veces todos los habaneros, y sobre todo los viboreños y santos suareños han pasado por la calle que lleva su nombre. En ella jugábamos de niños. En ella muchos se hicieron hombres. Una simple calle recordaba al héroes epónimo de la lucha independentista. Al hombre que murió y tuvo fe; fe en la intransigencia de Martí, en el legado de los vegueros de Jesús del Monte, aquellos canarios cubanos ahorcados en Jesús del Monte, que supieron que jamás se puede dialogar o pactar con el enemigo que destroza la Patria. Domingo de Goicuría, el hombre que en el garrote vil señaló el camino: "Hoy muere un hombre, pero nace un pueblo". Como Céspedes, no creía en surveys. Toda Cuba está basada en el heroísmo de nuestros héroes, no jerimiqueo de diálogos encubiertos por razones políticas y ambiciones personales que no tienen en cuenta el sufrimiento de un pueblo; y de quien nos indicó el Manifiesto de Montecristi, que no se puede dialogar. El pueblo hecho a heroísmo vivo. Santo Coloma. Cumplió con la Patria en el patio de los laureles, donde miles de nuestros hermanos en esta lucha decisiva por el renacer patrio han sido fusilados al grito de: "¡Viva Cuba libre! ¡Viva Cristo Rey!", cumplió con ella uniéndose a la revolución de Martí. El que no cree en surveys. Lo llevaron preso a La Cabaña. Cuando Manuel Sanguily lo vio allí, un día que lo visitaba, le pidió: "Santo Coloma muere como un hombre". Santo Coloma se cuadró y contestó: "A sus órdenes, mi general". La Patria, pues, está hecha de las entrañas vivas de nuestros próceres. La chusma ue gritaba de gozo cuando con leña cubana y hojas cubanas y petróleo quemaban el cuerpo del Bayardo de la revolución, de Ignacio Agramante, cuando aventaban sus cenizas, no se daban cuenta que estaban ejecutando un ritual sacramental: estaban fundiendo al mártir con el entorno, con la tierra cubana. La Patria no cree en surveys. Jamás un patriota ha bajado la cerviz ante el pelotón de fusilamiento; jamás un cubano ha temblado ante la muerte. Dentro de nosotros está el himno de Bayamo, ese que dialogueros quieren cambiar si fueran poder en el futuro, porque es el heroísmo vivo de un pueblo cubano. Martí lo sintetizó todo: "Para mí ya es hora". Murió porque sabía que era eterno. Por eso pudo dejarnos el legado de la inmortalidad. "La muerte no es verdad cuando se ha cumplido fielmente la obra de la vida". Yo, cada día que cae un compatriota, encanecido por el sufrimiento y el trabajo, con la luz del deber cumplido por su Patria y su familia, s'e que no ha muerto. Que su sacrificio no será en vano. Y que no creía su patriotismo en surveys. La sangre que durante dos siglos hemos derramado no sería en vano. Los años de prisión sufridos por nuestro pueblo no serán en vano. Los años de prisión sufridos por nuestro pueblo no serán en vano. Los muertos en el mar, en playas extranjeras; las lágrimas de hijos y madres y padres y hermanos de nuestro pueblo no serán en vano. Porque la muerte no es verdad cuando se ha cumplido fielmente la obra de la vida. ¿Y todavía creen, Apóstol, que pueden vencernos? ¡Ellos saben que no! Tú diste a Cuba la estrella que ilumina y mata. Tú la hiciste inmortal. Y no creíste en surveys. FIN Publicado en DIARIO LAS AMÉRICAS
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