La Igualdad Socialista Comunista


Los marxistas de aquí y de allá se llaman así mismos socialistas. Engañan. Son marxistas hasta el último redaño del alma. Manolito Prieres lo repite constantemente: "No hay comunistas hay socialistas".

Marx comenzó la matanza con lo del "fantasma del comunismo". Pero sus seguidores se llamaron socialistas. Lenín y los suyos no empezaron como comunistas. Adaptaron la palabra ya en la Revolución Rusa, se llamaron, ante siempre socialistas.

Allende, como bien explica "el libro blanco" sobre el comunismo, del que hablaré en extenso y que debo a mi hermano el Dr. Luis Díaz Rousselot, se hacía llamar Socialista. En Chile existía el Partido Marxista. Por otro lado. Pero ambos eran lo mismo: los socialistas y los marxistas. Si no es por el ejemplo del pueblo chileno seguido por el ejército se cogen a Chile. En realidad la tenían casi cogida. Pero no prosperó el auto golpe y Pinochet los hizo papilla; éste que pinta la escritora Allende en los peores términos, olvidando los crímenes del comunismo en Chile y en otras partes del mundo. En Cuba...

En fin, socialismo y comunismo proceden de un tronco común: de las doctrinas de Carlos Marx. Y están unidos psíquicamente por un cordón umbilical.

Por eso, el historiador británico A.J.P. Taylor, definió a los fabianos ingleses, a los socialistas, de esta forma: "Tienen un alma de bolchevique y puestos un bozal de socialistas".

Aunque hay socialistas democráticos como sabemos, todos tienen un odio ancestral contra el capitalismo y todos cometen, por democráticos que sean, desafueros, como el echar por tierra la justicia, como la británica, construida por uno de los países más democráticos y civilizados del mundo, llevados por el rencor contra Pinochet

¿Cómo es un socialista democrático? Taylor, citado arriba, lo definió en un ensayito sobre una biografía de Harold Lasky, maestro de Kennedy, el debilucho presidente.

Decía Taylor de los socialistas democráticos, los que quieren llegar al socialismo de Marx por cauces legales, como el fabianismo inglés: "El gran problema de la vida de Harold Laski fue como ser liberal y marxista al mismo tiempo. Nadie, dice Taylor, que crea en la libertad puede jamás asociarse a los comunistas Pero (lo que viene, compatriotas, es importantísimo), nadie puede condenar abiertamente, sin reservas de su parte, al comunismo".

Este, afirma Taylor, otro socialista, es el dilema de nuestro tiempo. Todos los escritos de Lasky y las actividades de su vida lo tuvieron presente.

Taylor, como dije es otro socialista (fabiano) le da la razón, y esculpe esto que debemos tener presente todos los cubanos, y que es el lema de los socialistas que en realidad son "compañeros de viajes", esculpe esto: "La respuesta al comunismo no es el anticomunismo sino un socialismo democrático, también convencido de sus principios...

¿Se dan ustedes cuenta de lo que son estos socialistas democráticos? Son, según Taylor, comunistas democráticos. Termina diciendo que los socialistas lo que hacen es ser más tolerantes en la aplicación de los principios marxistas.

Lo anterior lo escribió Taylor en un libro sin el cual no se puede conocer el Socialismo y cuyo título me reservo para si alguien marxista reciclado o demócrata cristiano disfrazado de marxista, o dialoguero o plataformero o "tonto util" o "cabeza de huevo --egg head-- le dicen en Estados Unidos-- trata de encontrar las citas, que se tome el trabajo de ver como consigue este libro "pivotal" de Taylor, que como buen socialista, llegó a echarle, en otro la culpa a las democracias del inicio de la Segunda Guerra Mundial y absolvió a Hitler.

Este es el tipo de comunista reciclado colocado en Cuba y colocado en el exilio, dirigiendo inclusive el Movimiento de Derechos Humanos, yendo a Ginebra, pero sin abandonar nunca los principios marxistas, disfrazados ahora de Socialismo democrático.

No hay nada, pues más igual que el socialismo cubano de Morúa y los cuatro del propagado manifiesto "la patria es de todos" que el marxismo. Ahora el de Rosa Luxemburgo. Como si éste no fuera el mismo que el de Marx.

Dwight MacDonald que escribió un ensayo brillantísimo sobre los socialistas y los comunistas titulado: "Trostky, Owen y el socialismo" indicaba que a pesar de que Stalin lo perseguía --por fin le dio muerte-- el Ejército Rojo seguía siendo una fuerza marxista y revolucionaria para Trostky y quien respaldó la invasión de Finlandia por Stalin.

Tengan pues, compatriotas, todo esto en cuenta a la hora de oír las opiniones de los que tratan de vendernos, en Miami, un marxismo reciclado.


FIN


José Sánchez-Boudy

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