CREANDO OTRA MOMIA DE LENÍN
Al cumplirse los 40 años de la llegada del comunismo a Cuba se está tratando por la prensa e individualidades, en crear otra momia de Lenín. Esta vez con la figura de Castro, al que se le tilda de "político genial". Al que se presenta como un Rambo invencible. Como un hombre que ha vencido a todos sus enemigos ora de afuera ora de adentro; ora de su propio equipo. El falseamiento de la verdad histórica no puede ser más evidente. Los que hacen esto se asesoran de los llamados "cubanólogos", es decir, de hombres de fichero. Los que jamás intervinieron en las luchas estudiantiles cubanas; en la política cubana; los que aún estando en Cuba fueron siempre ajenos a la problemática nacional. Se trata de rojos; de rojillos; de cabezas de huevo; de compañeros de viaje; de ambiciosos, que han medrado en el exilio siguiendo las huellas del liberalismo rojo que controla a esta nación, desde las Universidades a los medios de comunicación y publicidad. No vemos en esta campaña que se haya consultado al Exilio Histórico; a miembros de la Brigada 2506, a los que no se genuflexiaron ante el oro liberal. No veo que se haya llamado a ninguno de los luchadores de la clandestinidad cubana; a ninguno de los héroes del Escambray; a ninguno de los íntimos de Fidel cuando era un simple estudiante. Por supuesto que no. En uno de sus comentarios por la radio miamense, Manolito Prieres afirmaba que Castro no es la excepción sino la regla. Castro no se hizo a sí mismo; lo hizo el Partido. También gobernaron hasta que murieron José Stalin; Mao tse tung; Ho Chi ming; Kim aill Sun. Todos son mitos hechos por el Partido. Castro está en sus últimos días. Por eso, desde el Papa a Washington, y repito, por la prensa liberal, se le está tirando un cabo para que en Cuba pueda quedar un comunismo reciclado, liderado por su momia. Esta mitificación comenzó con el monumento al Che en Santa Clara y a los guerrilleros marxistas, a los que el pueblo de Bolivia les dio las espaldas, entre ellos Tania "La alemana" cuyos huesos mancillan, en Santa Clara, la tierra cubana. Comenzó con el canallesco entierro de Blas Roca en el Cacahual. Ya se encargará el pueblo de Cuba de tirarlos a todos al vertedero de Cayo Cruz. Castro no es más que un engendro del Partido. Una marioneta del Partido. Y demuéstrenme lo contrario. Yo los emplazo. Todo lo que hace viene directamente de los Comités de Estudios del Partido. Estos son los que han dirigido el comunismo en Cuba. Castro no ha sido más que un mercenario. Un mercenario político que corrió como un gamo en Alegría Pío. Que conste que no es testimonio mío, que lo que leí en el Che Guevara, quien lo increpó por su cobardía. ¿Dónde está la historia heroica de Castro, al que, repito, están tratando de convertir en uno de los grandes mitos del futuro? El del Rambo invencible. ¿Tiene su cuerpo 29 heridas como las que surcaban al General Antonio? ¿Disparó su carabina en alegría de Pío? El testimonio que he leído y al que me remito, y que lo busquen los "cubanólogos", afirma que estaba sin zapatos y que se dio a la desbandada, en cuanto sonaron los primeros tiros. Esto de mitologizarlo viene desde sus tiempos de La Sierra. Recuerdo a un exiliado, hombre muy prominente en Cuba, que lo puso como un "gigante de la antigüedad", afirmando en un pequeño opúsculo que "Castro disparó contra un avión". Si en vez de cogerlo un ejército organizado lo coge uno preparado para la lucha de guerrillas, que lo persigue al desembarcar incesantemente, con helicópteros que no dejan a los guerrilleros conciliar el sueño, otro gallo hubiera cantado. Es bochornoso leer los análisis, por falsos, que esos llamados "cubanólogos" hacen de Castro. Desde el primer momento tuvo Castro el mando supremo. Desde el primer momento se aplicaron las directrices del Partido para controlar el Poder con Raúl y el Che. Desde la Sierra el ejército Rebelde tenía a Ramiro Valdés (al que le decían Lenín por tratar de imitar en su figura al asesino ruso), estaba a cargo del llamado Servicio de Inteligencia del Ejército Rebelde. Desde el primer día funcionó en Cuba un gobierno comunista paralelo. Con cuarteles en Cojímar y la Cabaña a cargo de Castro y del Che, respectivamente. Los que visitamos La Cabaña los primeros días pudimos ver un "Pequeño Estado Marxista" donde se tiraba un periódico calcado en los moldes del Ivestia de Moscú. Todo estaba hecho por los camaradas. Castro fue un pelele. Pero la momia castrista se desintegrará como esas películas de horror que vemos. Castro nunca tuvo ni tiene, ni tendrá grandeza. FIN Jose Sanchez-Boudy Diario Las Americas Edición del 19 de Enero, 1999
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