"LOS OJOS ZARCOS DE JOSÉ MARTÍ" por José Prieto Martí tenía los ojos zarcos (azul, claro y puro) sin embargo, en las pocas fotos que existen de Martí no se percibe, ya que no existía aún la fotografía en colores. En mi juventud, siendo un estudiante del Instituto de Segunda Enseñanza del Vedado, yo residía con mi familia en un apartamento de la calle H #160 y también en el mismo edificio el "coronel Cantillo" veterano del glorioso ejército Mambí, muy respetado por los vecinos y venerado por la muchachada del barrio. En su modesto apartamento, mientras esperaba que corrigiera un escrito mío, noté tres cuadros pequeños –como de una cuarta- Uno de ellos era el rostro de Martí con una bandera cubana de fondo. Las bandas azules de nuestra bandera armonizaban con los ojos azules de Martí. Era la primera y única vez que he visto a Martí con ojos azules por lo que al notar su firma: Cantillo, lo felicité por el acierto de armonizar los ojos con la bandera... Repuso que así eran los ojos de Martí, lo que él sabía por haber sido secretario de Gonzalo de Quesada, quién a su vez había sido secretario de José Martí. Después me señaló los otros dos cuadritos: un paisaje en colores, como el recodo apacible de un río donde dominaba un verde intenso y otro que era solo un boceto a plumilla con firmes y diestros trazos. Y me hizo notar que ambos estaban firmados por... José Marti. Muchos años después, en el club San Carlos, de Cayo Hueso, durante una conferencia a la cual tuve la suerte de asistir, una investigadora norteamericana (posiblemente miembro del staff del club), mencionó durante la lectura de un detallado retrato literario los ojos "zarcos" de José Martí; que se publicó por su famosa visita a aquella ciudad-islote, entonces bullente emporio de fábricas de tabaco y familias enteras de tabaqueros cubanos expertos en las delicadas y numerosas fases de la confección de un "puro". Hoy documentable en los archivos de la antigua ciudad de origen cosmopolita. En conversación personal con el Dr. Santiago Rey Pernas (eminente orador, Senador de la República y Gobernador de la Provincia de Las Villas) en un pequeño restaurante de la calle 8, en Miami... Ya anciano, le pregunté por los ojos azules de Martí y, se le iluminó el rostro al recordar con deleite: "... Yo no conocí a Martí, pero sí..., "Azulitos", me decía el general Loynaz del Castillo, quién sí lo conoció." Martí bien merece que se documente de una vez el azul de sus ojos. La Internet sería un instrumento idóneo. Tal como Cantillo, el sensible guerrero mambí, hoy los artistas podrán pintar el bondadoso rostro en justa armonía con la bandera por la que ha de morir. A pesar de su estilo preciso, Jorge Mañach en: "Martí el apóstol" menciona al paso (página 174) -ojos almendrados- (¿por decir: claros, o por un original en sepia?) Sin embargo, en las últimas páginas del mismo libro –las más terribles- escribe: "Ximénez de Sandoval, incrédulo, examina el cadáver; el práctico Oliva... un capitán... Chacón el mensajero, asienten que es Martí. Bajo la azul chamarreta ensangrentada, los papeles no dejan ya lugar a duda. Tenía –escribe Ximénez de Sandoval- "las pupilas azules..."
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