POR QUE NO "VAMOS A CUBA" por Juan Clark La polémica en torno al libro de marras no parece haber dado suficiente atención a su contenido factual, al igual que Cuban Kids, de las bibliotecas escolares. El furor en su contra por los cubano-americanos es interpretado por algunos como "histerismo anti-castrista", y peor aún, como "censura de la libertad de pensamiento". Es bueno recordar que se puede mentir por acción y por omisión. Decir abiertas y obvias falsedades de hechos son ejemplo de lo primero. Ocultar verdades importantes y comprobables ejemplifican lo segundo. Ambos libros pecan en ambos sentidos. Por otro lado, no cabe duda de que la mitología castrista ha calado en muchos. Estos, naturalmente, no han tenido que vivir la terrible realidad totalitaria que se padece en la isla. Tal vez nos hemos concentrado demasiado en presentar, mayormente en español, el calvario de las cárceles y de los activistas, quedándonos cortos en la exposición de la violación de los derechos humanos "a todo el pueblo, todo el tiempo". Es preciso que se conozca que Cuba es una gran prisión, llena de arbitrariedades dirigida, por un multimillonario y senilmente "simpático" señor feudal, que trata de controlarlo todo, todo el tiempo. Vamos a Cuba es víctima del desconocimiento vivencial de esa realidad totalitaria, en algunos aspectos superior a las de Stalin y Hitler. Decir que "la gente en Cuba como, trabaja y estudia como tú" (p.5) es el mejor ejemplo de ignorancia. Un visible racionamiento total, vigente desde 1962, producto del caos económico castrista, es el mejor mentís en cuanto a "comer como tú". Además, Castro ha hecho delito el procurar libremente el alimento para la familia, así como trabajar por su cuenta, establecer un negocio, poder hacer, comprar o vender una casa. En ese apartheid cubano, el nativo tampoco puede comprar un auto nuevo o desarrollar una empresa. o ir a cualquier playa u hotel. Se desconoce cómo funciona el rígido monopolio educacional. La educación se ha convertido en un principal instrumento de control físico y mental del estudiante y sus padres. Basta ojear el Expediente Acumulativo del Escolar para ver cómo el comportamiento político del estudiante y sus padres es parte de su record académico. Y como "la universidad es para los revolucionarios", el maestro, convertido en un agente represivo, recordará al estudiante que su Expediente puede "mancharse" si se atreve a disentir públicamente, impidiendo el acceso a ella. Decir que los estudiantes "trabajan en huertos" y que "los mayores trabajan en fábricas"(p.23) es otro error. El estudiante desde el sexto grado es forzado a trabajar, sin paga por 45 días, en las granjas estatales. A partir del décimo grado está ahora permanentemente en las mal habilitadas granjas-escuelas, separado de sus padres, con la secuela que ello implica. Ahí están las altas tasas de embarazos y abortos entre adolescentes y otras implicaciones en cuanto a la calidad docente y la explotación del trabajo infantil no pago, así como la pérdida de los valores morales, religiosos y sociales. Probablemente la pifia más garrafal cometida por el libro sea el afirmar que el enorme Mural de Prehistoria desarrollado en uno de los mogotes del Valle de Viñales en los años 60, fue pintado por "los habitantes de Cuba hace unos mil años"(p.29). Dicho mural es "inspiración genial de Castro", arrancando toda la vegetación de un lado del mogote y pintado a color. El mismo aparece como atracción turística en el Internet. Es increíble que una editorial educacional publique semejante embuste. No nos adentramos en el resto de las 14 de las 29 páginas donde hemos detectado errores. Sólo baste decir que las "maracas se hacen de la calabaza" y que "las letras del español y del inglés son parecidas"(p.21). Creo que ninguna biblioteca que se auto respete tendría semejante obra en sus anaqueles, no por tener opiniones políticas conflictivas, sino por estar plagada de errores factuales. Pero, Cuban Kids, es aún peor.... _______ El Dr. Clark es Profesor Emérito del MDC y autor de Cuba: Mito y Realidad y otras obras sobre la realidad cubana.
|