CUBA 2004: UN BREVE RECUENTO Y UNA MIRADA A SU FUTURO

Juan Clark, Ph.D. * Miami-Dade College

(Presentación ante el Seminario "Cuba y Democracia" auspiciado por la Internacional Demócrata de Centro, IDC, Roma 10-29-04)

[Este trabajo se deriva de la obra del Prof. Clark, Cuba: Myth and Reality, en proceso de publicación]


Tras casi 46 años de gobierno castro-comunista, es apropiado y hasta imperioso hacer una revisión sumaria de ese singular fenómeno, a fin de vislumbrar directrices fundamentales hacia su futuro.

Ese sistema ha generado un éxodo proveniente de todos los sectores sociales, sin precedentes en este hemisferio, que constituye cerca de 20% de su población. Su principal motivación ha sido huir de la represión totalitaria. El éxodo ha abarcado desde la difícil salida legal, hasta la muchas veces trágica ilegal. Estos han usado, desde increíbles balsas, hasta el caso del que en el tren de aterrizaje de un DC-8 cruzara el Atlántico y vivió para contarlo. Aparentemente, el deseo de la mayoría hoy en día, particularmente su juventud, es salir del país.

Nuestra investigación sociológica de 30 años nos ha permitido estudiar cinco dimensiones cruciales de la realidad cubana. Estas comprenden 1) aspectos históricos, incluyendo a su eje principal, así como 2) el sistema político-represivo imperante en sus dimensiones directas e indirectas. Hemos podido también escudriñar 3) su economía en sus aspectos macro y especialmente micro. De igual manera investigamos cómo 4) la religión ha sido seriamente reprimida, y cómo se ha reproducido en Cuba, 5) la estratificación social y los privilegios descritos por el yugoeslavo Milovan Djilas, en su clásico La Nueva Clase.

Veamos, pues, algunos de los rasgos sobresalientes de esas dimensiones. Esperamos que ello nos permita llegar a sus causas últimas, y a la vez nos ayude a mirar objetivamente hacia un futuro mejor.

1) Dimensión histórica. Nos encontramos ante el primer estado totalitario en América. Este se ha proyectado no sólo allí, sino también en África, Europa y Asia. No cabe duda que nos encontramos ante un líder político extraordinario. Desafortunadamente para los cubanos y para otros que lo han padecido, Castro posee fuertes rasgos sociopáticos y megalomaníacos, profundamente obsesionado con el poder desde temprano. El conjuga una gran habilidad de manipulación y poder de convencimiento --tanto a nivel interpersonal como colectivo--, con una gran persistencia y voluntad de sobresalir a toda costa. Tiene un enorme poder histriónico, mintiendo sin escrúpulo ni vacilación. Su origen bastardo probablemente contribuyó a la magnificación de algunos de esos rasgos personales. Siendo hijo de terrateniente rico, fue el mantenido de su papá como universitario y posteriormente. Nunca llegó a sostenerse económicamente, siendo notorio por no pagar sus deudas y por haber fracasado en todas las empresas en las que se aventuró. Uno de los apodos que tuvo en la universidad fue, "el loco Fidel".

Este llega al poder gracias al artero golpe militar de 1952 por Fulgencio Batista, interrumpiendo un ritmo constitucional de 12 años. Cuba avanzaba social y económicamente a pesar de la corrupción política, mostrando el gran talento e iniciativa de su pueblo. Desgraciadamente falló su liderazgo. Como bien describiera el insigne médico español Gustavo Pitaluga, exiliado en la Isla, en Diálogos Sobre el Destino, "Cuba de lo que carece no es de un pueblo capaz, sino de una clase dirigente capaz. Capaz en el pleno sentido de la palabra. Capaz de pensar, de sentir y de obrar. Una minoría honesta, selecta, cultivada y decidida".

No recordamos otro caso en que se llegue al poder prometiendo la restauración democrática, proclamando no tener ambiciones personales, y realice todo lo contrario. En menos de tres años "la tierra más hermosa que ojos humanos vieran" se transformó en un estado totalitario, gracias al magistral engaño de Castro y al apoyo decisivo de la URSS. En ésta, "el máximo líder" habilidosamente halló apoyo militar-económico, y justificación ideológica para el poder ilimitado.

Por otra parte, el liderazgo político pro-democrático cubano lo subestimó en su poder de manipulación. También ya había desestimado su violento pasado gangsteril universitario. Olvidó a su vez, que "del árbol malo no se pueden esperar frutos buenos". Ese liderazgo pudo haber cerrado filas cuando temprano en 1959 se veía asomarse la garra totalitaria y enfrentarla exitosamente. Ahí se pudo haber evitado el calvario sin fin de ese pueblo. Ese patrón de falta de unidad solidaria en el liderazgo pro democrático cubano ha sido un factor crucial en la permanencia de Castro en el poder.

En vista del masivo apoyo soviético, ese liderazgo político buscó ayuda internacional y no la halló sino en la nación más poderosa del mundo, que "no había perdido una guerra", y que "no podía permitir el comunismo a 90 millas". Mas los E.U. asumieron el control de la lucha, con efectos desastrosos para Cuba. La subordinación total del liderazgo pro-democrático cubano al norteamericano, unido a la falta de determinación y la gran ingenuidad del Presidente Kennedy, llevó al fracaso la operación de Bahía de Cochinos en 1961. Como consecuencia, en 1962, el mundo estuvo al borde del holocausto nuclear, por iniciativa de Castro. Pero él logró su consolidación en el poder por el Pacto Kennedy-Khruschev.

Debe enfatizarse que en el pueblo se luchó duramente. Por seis años hubo guerrillas campesinas en todas las provincias, pero sin el apoyo solidario del exterior estuvieron condenadas al fracaso. Castro fue implacable e inmisericorde con esta oposición en los campos, y en las ciudades. Miles han sido fusilados. Cientos de miles de hombres y mujeres han pasado por el largo y cruel Gulag caribeño, sin precedentes en América. El asesoramiento y el suministro militar soviético fueron factores decisivos en esa lucha inicial.

2) Dimensión político represiva. El sistema político impuesto ha sido una tiranía unipersonal con barniz marxista-leninista. Su deseo y opinión han sido la ley absoluta. Ese régimen se ha basado en un aplastante sistema represivo directo utilizando de modo liberal la tortura psicológica así como la física, no sólo contra los opositores activos, sino contra el pueblo en general. Contra éste ha empleado especialmente la represión indirecta. A través de ella se ha desarrollado el "síndrome de indefensión adquirida", tendiente a paralizar cualquier acción opositora, al pensarse que "es inútil intentar algo contra un monstruo con multitud de ojos y tentáculos". El control de la información ha sido absoluto en todas sus dimensiones. Ese bloqueo informativo ha sido un pilar fundamental del sistema, creando desinformación e ignorancia de esa realidad por el pueblo.

La represión indirecta opera a través de las principales instituciones sociales. El sistema educativo único es un excelente vehículo de control de la juventud. El monopolio educativo toma al niño y trata de moldearlo como el "hombre nuevo", al servicio de "la revolución" y su "Comandante en Jefe". Además existe la explotación económica del adolescente en los campos de trabajo agrícola. Allí tendrá que ir de modo temporal o permanente, separándolo de su familia en una edad crítica. Al joven se le recordará que "la universidad es para los revolucionarios", reforzando la necesidad de someterse al sistema, so pena de ser un descastado social y ciudadano de segunda clase.

El Expediente Acumulativo del Escolar se encargará de recordarle al joven la importancia de su "integración y lealtad política" y la de sus padres, al igual que el Expediente Laboral lo hará con el trabajador. El monopolio económico totalitario, por otra parte, le hará ver que no tiene más opción que trabajar para él, y sin un sindicato que lo defienda.

Otras organizaciones de masas (FMC, CTC,....) completarán el asfixiante cerco totalitario. Ese acoso hará que se asista a cuantas reuniones, marchas y "elecciones" --de un solo candidato-- determine realizar el "Comandante en Jefe".

3) Dimensión económica. La economía, virtualmente en manos estatales, ha operado reforzando el control totalitario. En 1968, con la "ofensiva revolucionaria", hasta los más pequeños negocios fueron confiscados. Así se impuso un bloqueo casi total a la iniciativa individual. Esta pasó a ser delito, llegando a extremos no vistos ni con los nazis ni con Stalin.

El efecto desastroso de ese control no tardó en evidenciarse con la imposición, desde 1962, de un racionamiento casi total, sin precedentes en el mundo. Este, ha constituido otro modo de control que persiste hasta el presente.

Ese racionamiento es producto tanto de la ineficacia del monopolio económico, como de la persecución de la iniciativa personal, típica del cubano. Ello se aplica tanto al plano urbano como al rural, donde el pequeño campesino, ejemplo de productividad, ha sido hostigado continuamente para que entregue su tierra. Ese espíritu de iniciativa ha tenido que ir a florecer fuera de Cuba, en el exilio. En última instancia el factor humano es el responsable principal del caos económico. Es el individuo común el que sabotea el sistema impuesto, tal vez de forma pasiva, individual y subconsciente. Esto evidencia, a su vez, calladamente, la falta de apoyo verdadero al mismo. Para sobrevivir, ese cubano ha de usar la doble cara y la doble moralidad, obligándolo a actuar de forma ilegal, "resolviendo" y desangrando, a su manera, el gigantesco monopolio estatal.

Ese totalitarismo económico logró bajar a Cuba de la cima económica latinoamericana, a ser un clásico país tercermundista; descendió de un per cápita superior al de España e Italia, a estar por debajo de Haití.

Por otra parte, si aceptamos los pregonados logros en la medicina, la educación y el deporte, el pueblo dice que "el gran fracaso es en el desayuno, el almuerzo y la cena". Mas esos logros no resisten el análisis vivencial. El cubano casi no puede conseguir una aspirina, mientras se alquilan médicos y se venden medicinas al extranjero. Se han desarrollado nuevas enfermedades carenciales, producto de la inadecuada alimentación, sin precedentes antes de Castro. Más aún, se ha desarrollado una medicina privilegiada, tanto para los extranjeros como para la élite gobernante, la cual puede hasta tratarse en el exterior. De igual forma, la educación constituye otro de los grandes mitos, exitosamente propagado. Si bien ha habido una extensión cuantitativa, su calidad es cuestionable y es un gran instrumento de control y explotación de la juventud y la familia. En balance, cualquier logro en esos sectores, no justifican 45 años de rígido totalitarismo.

El fracaso económico trasciende la simple producción. Las condiciones de los servicios y la infraestructura como la vivienda, el agua, la electricidad, el transporte y hasta la ecología han descendido a niveles del peor tercermundismo. El cubano ha visto reducido su nivel de vida a los del Siglo XIX o más atrás. Ante ese desastre, agigantado por el fin del subsidio soviético (ascendente --según cálculos-- a 10 veces el Plan Marshall), Castro decidió, a principios de los 90, abrir un tanto la garra totalitaria económica. Con ello permitió ciertos trabajos artesanales por cuenta propia y el uso del dólar en el país.

Mas como ocurrió en el pasado, al notarse cierta mejoría, se ha dado marcha atrás, temiendo que tras la apertura económica pudiera venir la política. Debe notarse que aquella fue muy limitada, concentrándose en los oficios, nunca las profesiones y menos aún la actividad industrial y empresarial. Debido a los altos y arbitrarios impuestos, regulaciones e inspecciones, un creciente número ha renunciado al "cuentapropismo", comenzando por los "paladares" (pequeños restaurantes privados). Su éxito, paradójicamente, determinó que se eliminasen por asfixia económica, gubernamental.

Debe señalarse, por otra parte, que el cubano no puede trabajar libremente, ni ser empresario con empleados, ni ejercer una profesión. No puede tampoco comprar libremente una casa o un auto. Tampoco ha podido, aunque tenga los dólares, hospedarse en hoteles o ir a centros de recreación exclusivos para extranjeros. No puede tampoco mudarse libremente y mucho menos salir al extranjero, de modo temporal o permanente, sin los difíciles y arbitrarios permisos.

Muchos productos de primera necesidad han estado sólo disponibles en las "shopping" que venden en dólares, a precios por encima de los E.U. El observador se preguntará, ¿cómo se puede sobrevivir con un ingreso mensual promedio de US $10 y resolver sus vitales compras mensuales en dichas tiendas? En esa disyuntiva el cubano exiliado envía dólares regularmente y con gran sacrificio. Así, ante la "dolarización" del país a partir de 1993, Castro, ha utilizado al pueblo como rehén, para sobrevivir él, económicamente. El que no tiene familiares exiliados debe recurrir a todo tipo de "habilidad" para "resolver", incluido el robo, principalmente al estado.

4) Dimensión religiosa. La religión fue percibida como un fuerte obstáculo al totalitarismo. Se emprendió contra ella una campaña de descrédito y división. Su estrategia fue "hacer apóstatas, no mártires", desatando una represión directa no sangrienta y una indirecta, más solapada. Sus puntos cruciales fueron la confiscación del sistema educativo privado; la expulsión forzosa de 131 clérigos en el vapor Covadonga, incluyendo un obispo; la confiscación de los medios de comunicación; de las propiedades como las escuelas, seminarios e iglesias. También incluyó el encarcelamiento de un número de pastores evangélicos y del franciscano cubano Miguel Loredo, por 10 años, por tener una creciente y "peligrosa" influencia en la juventud. La represión indirecta se centró en la sistemática discriminación de los fieles, a nivel educacional y laboral. Estos pasaron a ser ciudadanos de 2a o 3a clase, pues ser religioso ha constituido una "mancha" en el expediente personal. Ellos han de resignarse al "martirio en vida", como describiera recientemente el obispo cubano Alfredo Petit en México.

La lucha antirreligiosa se ha realizado también a través de los medios de comunicación. Se ha denigrado lo más posible al sacerdote y se le ha hostigado de múltiples maneras, principalmente con los intentos de chantaje, los rumores, la infiltración en las congregaciones y el saboteo de su labor pastoral. El control directo de la religión está en manos de la Oficina de Asuntos Religiosos del Partido Comunista. De ésta dependerá la entrada y salida de personal religioso, al igual que de suministros vitales. Ella procura hostigar lo más posible, "con puño de acero, pero con guantes de seda", obstaculizando la vigencia y propagación de la fe, pero sin mostrar mucho su garra represiva. A la vez, se le ha dado auge a las expresiones religiosas sincréticas, carentes de una código moral, a modo de erosionar la ortodoxia cristiana.

A pesar de esto, la religión ha ido creando espacios de libertad y sociedad civil. Esto ha sido dentro de sus comunidades y con sus publicaciones diocesanas --particularmente las católicas-- y los servicios sociales a los más necesitados, a pesar del criminal saboteo gubernamental, especialmente Cáritas. A los ojos de la comunidad mundial, conviene a Castro que las iglesias estén abiertas y se aparente un clima de normalidad. Ciertamente hay una relativa libertad de culto, pero a la vez hay una carencia casi total de libertad religiosa. La religión, al decir del campesino, "esta suelta, pero con la soga a rastre".

Lo ya expuesto nos lleva a afirmar categóricamente que en Cuba se violan de la mayoría de los 30 artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos a todo el pueblo, todo el tiempo.

5) Dimensión social: privilegios. Pero otra de las realidades cruciales y menos conocidas, es el desarrollo de los patrones sociales descritos por Djilas. Ello parece ser una consecuencia inevitable del dogma marxista-leninista. Como describiera el agrónomo socialista francés René Dumont, en Cuba, es socialista?, su impresión de la Isla fue la de un gigantesco feudo, donde un gran señor dispone de vidas y haciendas a su antojo. La evidencia indica que esto lo realiza de modo ilimitado, pues él es "un esclavo del poder" como confesara --sin titubeos-- a Manuel Fraga Iribarne, en su visita a Cuba. La más reciente medida de la "desdolarización" de la economía es un excelente ejemplo del unipersonal estilo castrista".

Debe recordarse que Castro asciende al poder prometiendo la eliminación de privilegios. Inicialmente realiza numerosos proyectos populistas debatibles, pero muy plausibles a la población de bajos recursos. Mas estos proyectos fueron solamente una fachada o carnada temporal atrayente. Al consolidar su poder, se fue viendo la realidad poco igualitaria del nuevo sistema y sus inherentes injusticias. En primer lugar, la nueva élite, o los "pinchos o mayimbes" como los llama el pueblo, no han tenido que sufrir las consecuencias de su desastre económico. Para ellos no hay racionamiento. Sus víveres vienen directamente a sus casas y han contado con una mesada en dólares. Lentamente fueron ocupando las mejores casas de los que se exiliaban. Para ellos no hay problemas de reparación, ni el enorme deterioro habitacional que sufre el pueblo.

Para los "mayimbes" no hay la agonía del transporte diario. Ellos no usan los "camellos" que padecen los habaneros. Tampoco sufren la maldición de los prolongados apagones. La recreación tampoco es un problema. Las exclusivas casas de visita, y el entretenimiento son escandalosos, pero cuya magnitud ignora el pueblo. El poder viajar al extranjero es otro gran privilegio, pudiendo hasta hacer encargos a través del cuerpo diplomático. Sus hijos, "los hijos de papá", como son conocidos, tienen la mejor educación, el uso de autos, así como la mejor recreación disponible, incluso la restringida al extranjero. Esta nueva clase constituye lo más cercano a una mafia, con territorio bien definido y demandando absoluta lealtad al gran "padrino". Perder su confianza equivale a perder todos los privilegios y hasta la vida.

En la práctica, los "pinchos" son propietarios de nada y dueños de todo. Han disfrutado de un poder sin precedentes. Gozan de una virtual impunidad ante la ley. Por otra parte su desastre económico ha generado una corrupción inusitada. Ella va desde la prostitución de ambos sexos, que cubre desde la infantil hasta la adulta. También comprende la desigualdad abismal entre los que tienen el favor político y los que carecen de él. Pero tal vez la mayor corrupción, en contraste con el pasado, ha sido la de haberse adueñado de todo el patrimonio nacional, despilfarrándolo de forma masiva, hipócrita y malvada. Ellos han confundido la patria con un partido, como dijera el arzobispo Meurice, de Santiago de Cuba, ante Juan Pablo II. Esa élite ha olvidado que la patria es de todos, y si pudiera ser de alguien, sería de quien mas desinteresadamente la sirviera, como dijera José Martí.

Mirando al futuro. Ante duras realidades, toca a los cubanos mirar hacia el futuro y reflexionar muy seriamente sobre las causas últimas de nuestra tragedia para no volver a repetirlas. No fueron los tanques soviéticos los que implantaron ese sistema. Han sido manos cubanas las que han fusilado, encarcelado y han tratado de desmoralizarlo, destruyendo, de paso, una próspera economía. El Padre Varela nos recuerda que "no hay patria sin virtud, ni virtud con impiedad," mientras que Simón Bolívar, con su vasta experiencia sentenció que "el talento sin probidad es un azote." Ambos guías de pueblos nos sugieren que tuvimos muchos talentos, pero nos faltó probidad, virtud cívica. Y "esos polvos trajeron estos lodos"...

Se nos dice que "preferimos ser cabeza de ratón que cola de león," ante la incapacidad de cerrar filas en un bloque opositor sólido. Mas, ayer como hoy, "Juntarse es la palabra de orden", como dijo el Apóstol. Deponer personalismos y ambiciones de poder estériles, tiene que ser el primer paso por parte de la oposición o disidencia, tanto dentro como fuera de la Cuba. La magnitud gigantesca del monstruo y del reto que nos enfrentamos demandan que la patria sea verdaderamente "ara" de acción desinteresada en pro del bien común, no "pedestal" para el engrandecimiento personal. Sin nuestra unidad fundamental en metas y método para alcanzarlas, no tenemos moral para recabar apoyo y solidaridad internacional.

Pero el pueblo, ante la represión masiva que lo ahoga y paraliza, no podrá librarse del yugo totalitario sin una fuerte ayuda y presión del exterior. De igual manera que Castro pudo llegar al poder y consolidarse gracias al apoyo externo, toca ahora a la comunidad internacional que cree en la democracia, apoyar el incipiente movimiento civilista interno. Si la presión funcionó con África del Sur, ¿por qué no con Cuba? Será necesario que se conozca más a fondo la naturaleza y maldad del "apartheid" imperante en Cuba, para implementar esa solidaridad internacional y generar los cambios necesarios.

Creo en la fuerza arrolladora de la solidaridad humana que promueve una causa justa y noble. Vislumbro la posibilidad cierta, de que si sabemos reflexionar y asimilar estas amargas experiencias, yendo a la raíz de los males, podríamos ser capaces en un futuro no lejano, de construir una nueva Cuba, verdaderamente de todos, y para el bien de todos.



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