DR. GUILLERMO BELT RAMÍREZ, CUBANÍSIMO EMBAJADOR


La campaña electoral para las Elecciones Generales de 1944, se caracterizó por el hecho insólito de que el Embajador de los Estados Unidos de América, Mr. Spuille Braden, interviniera públicamente en el proceso. No nos sorprendió el hecho, la ingerencia de esos embajadores en nuestros asuntos se daba como un hecho inevitable, sobre todo anterior al 10 de septiembre de 1933 y luego durante la dictadura de Batista, 11 años.

La ingerencia se producía en los altos niveles del gobierno, nunca a nivel popular. En la de 1944 vimos al embajador recorrer la Isla demandando de los empresarios americanos y extranjeros que no ayudaran económicamente, ni mucho menos que presionaran a sus empleados a votar por los candidatos del gobierno. Las elecciones tenían que ser limpias, irreprochablemente limpia.

Oyendo a Mr. Braden comenté con mis compañeros Auténticos:" Los alemanes y japoneses han devenido en nuestros mejores aliados. Esta guerra obliga a Roosevelt a tener tranquilo el traspatio del imperio, y nosotros, como en el 33, seremos la vitrina para su mercancía.".

Las elecciones fueron irreprochables, Batista y sus seguidores atendieron el mensaje. El Dr.Ramón Grau San Martín fue electo Presidente de la República.

Semanas después, la prensa que, excepción del períodico "Prensa Libre", había servido sin recato alguno a Batista y su candidato, inició sus ataque contra los que el presidente electo consideraba para situarlos en las posiciones que lo ayudaran a gobernar. No podía acusarlos de corruptos, pero les negaba, sin bases, su apoyo al Partido Revolucionario Cubano -Auténtico- y su Presidente, "Bombines" los llamaba. En esto era secundada por los "revolucionarios" que en masa apoyaron al contrincante del Dr. Grau.

Períodicos y revistas se ilustraban con dibujos caricaturescos, muchos de ellos producto de dibujantes comunistas, mostrando a las personas aludidas vestidos de frac y cubierta la cabeza con un bombín, Una de ellas, del comunista David, presentaba al Dr.Guillermo Belt Ramírez vestido con ese atuendo, saliendo de una casa de campaña situada frente a residencia del Dr. Grau.

El Dr. Belt fue nombrado Embajador de Cuba en Washington. La más importante embajada de Cuba. En definitiva la política exterior de Cuba estaba dirigida principalmente a Washington, como la de toda la América al sur del Río Bravo.

Consecuentemente requeríamos que nuestro embajador fuese una persona íntegra y valiente, que sirviese a Cuba y no a Washington, como hasta entonces sucedía.

El Dr. Belt había luchado contra Machado, y posterior a la caída de éste fue Alcalde de La Habana. No era ajeno a la política ni le tenía asco. Su designación como embajador no despertó controversia. Los aspirantes a Ministros se sosegaron. Me hice un pregunta, ¿ Porque lo hacen embajador, si su experiencia es ejecutiva y esa embajada es la más importante?. Sin saber por que lo relacioné con Braden. Recordé mis comentarios sobre la visita de éste a Camagüey.

Pasaron dos años.Una noche, en el Salón de los Ayudantes, mientras esperaba ser recibido por el Señor Presidente, llegó el Dr. Belt. Me acerqué a él, lo saludé y me presenté. Sin que mediara ninguna introducción le dije:-¿Señor Embajador por que el Dr.Grau lo responsabilizó con la Embajada más importante de nuestro país.?- Respondió: -Jóven, cuándo el Presidente lo reciba, pregúntele.- Respondí: -Doctor, no le preguntaré, porque lo sé, sólo quería oir su versión.- A renglón seguido le dije:- Doctor, cuándo lo nombraron, sin tener conocimiento de sus actividades políticas junto a nuestro Presidente durante la campaña electoral, y sin saber por qué, lo asocié con la posición de Mr. Braden en ese proceso.

Durante estos años he vuelto a ello y estoy convencido de que las conclusiones a que llegué son correctas. Usted es la persona responsable de ello-. Se sonrió y mirándome fijamente a los ojos dijo: - ¿Trabaja usted en la Secretaría de Estado.?- -No, doctor. Vivo en el mundo y nada me es ajeno, además los EE.UU. y Cuba son símbióticos. Ellos nos deben su existencia, y lo saben, de allí que seamos un punto esencial en su política para el traspatio.

Estabamos en guerra, la bomba atómica no se habia fabricado, la mitad del Mundo estaba en manos del Eje; para los que como nosotros la defensa de la soberanía nacional es razón de ser, estamos obligados a aprovechar las necesidades del imperio. Usted y el doctor Grau vieron la fisura y ofrecieron la cura, la vuelta del Autenticismo al poder y la liquidación de las dictaduras en el traspatio, recuerde que en 1945 fueron derrocados los dictadores de Venezuela, Guatemala, El Salvador y los sobrevivientes obligados a una fachada democrática. Usted fue el hombre de Cuba en la operación.- Me tomó del brazo y dijo:-Así fue, repítame su nombre, espero que nos veamos cada vez que yo venga a La Habana.- El Coronel Miranda, Ayudante de Guardia esa noche se acercó a nosotros y le dijo al Dr. Belt: -Señor Embajador el señor presidente lo recibe.-

Varias veces volvimos a encontrarnos en el Salón de los Ayudantes, pero más a menudo en la residencia del Ex-Presidente en la Quinta Avenida de Miramar. En conversaciones me informó sobre las múltiples discrepancias que tuvo con Washington, y del apoyo irrestricto del Presidente a su posición. Por él conocí la génesis de la "Doctrina Grau Contra la Agresión Económica", aprobada por la Conferencia Panamericana en abril de 1948. Una doctrina que se usa discretamente por los gobiernos al sur del Río Bravo, pero que Cuba Auténtica utilizó sin tapujos.

Le sugerí que escribiera sus memorias, lo prometió. Pero no lo hizo. Puedo escribir mucho sobre la actuación cubanísimo de Guillermo Belt Ramírez como Embajador de Cuba en Washington, no sólo por lo que él me confió sino por lo que el Presidente Grau me decía, tanto en Palacio como en la Quinta Avenida.

Por lo que conocí puedo afirmar que el Dr. Guillermo Belt Ramírez, fue el Embajador de Cuba por excelencia. Nadie como él defendió los intereses cubanos, con tanta integridad, tesón y valentía.

No hay explicación a su separación del cargo por el Presidente Carlos Prío Socarrás. ¿Si hubiese continuado en el cargo se habría producido el nefasto cuartelazo del 10 de marzo de 1952?


FIN


José A. Adán

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