¿CONTRADICCIONES?

Por Hugo J. Byrne


Los titulares de la prensa impresa diaria, las imágenes en la televisión, las ondas de radio y los mensajes en la “Red”, nos traen contínuamente una avalancha de noticias cuyo superficial análisis presenta una verdadera antología de contradicciones. Observemos de cerca algunas de ellas.

El ex Almirante William Perry, antiguo Secretario de Defensa en la administración de Clinton, en un artículo profusamente publicado y debatido, recomienda destruir sin demora ni previa aprobación de la “comunidad internacional”, las instalaciones de misiles de Corea del Norte, desde las que el régimen de Kim Jung Il prepara el lanzamiento experimental de un proyectil balístico de largo alcance (al escribir estas líneas). Esa sugerencia ha sido secundada por el ex Vicepresidente en la administración de Carter, ex Embajador norteamericano en el Japón y ex Senador por Minesota Walter (“Fritz”) Mondale. Ambos prominentes políticos demócratas hacen pública su gran preocupación con los irracionales desmanes del régimen norcoreano.

¿Me sigue el amable lector? ¿Son estos los mismos señores que acusaran a grito pelado como “unilateral” la invasión de Irak? ¿Es acaso remotamente posible, cuerdo u honesto sustentar simultáneamente ambas posiciones? Personalmente creo que más tarde o más temprano Estados Unidos tendrá que encarar con resolución el problema que presenta un espécimen anormal como Kim Jong Il en posesión de armas nucleares y el que ahora está incluso tratando de perfeccionar métodos de lanzamiento para ellas. Pero eso no es el tema de este artículo. ¿Nó fue precisamente el mentor de Mondale, Carter, quien por propia iniciativa cocinara un acuerdo nuclear con el mal encarado enano del ridículo “overall” durante la pasada administración y quién aún tiene muy buena opinión del diminuto y agresivo tirano comunista? Nadie que yo sepa ha resaltado en la prensa esta evidente contradicción.

Esas mismas fuentes noticiosas nos dejan saber de la desclasificación de ciertas operaciones en Irak de hace dos meses, en cuyo proceso fueron encontradas unas quinientas unidades de escondidos agentes químicos, fabricados por el régimen de Sadam en 1991. Aunque esos venenos puedan haberse parcialmente deteriorado durante el paso de quince años, sin duda demuestran (si es que tal demostración sea necesaria a estas alturas) que Sadam mentía al afirmar que todas sus armas de destrucción masiva habían sido eliminadas. Para dar una idea de cuán letales son esos agentes químicos, sepamos que sólo quince del mismo tipo fueron usados para masacrar a más de 4,000 inocentes civiles kurdos durante la primera mitad de la década pasada. Evidentemente le ha tomado a los aliados en Irak más de tres años encontrar el “smoking gun”. ¿Definitivamente cerrado el debate sobre las armas de destrucción masiva? No para una gran parte de la prensa. ¿Contradictorio acaso? Ciertamente.

Sin embargo, para un servidor no es la prensa ”liberal” quien se gana el “cake” en este asunto de las “aparentes contradicciones”, sino la presente administración en Washington. ¿Cómo es posible justificar sustraer recursos económicos y tiempo en perseguir y obstaculizar a cubanos exiliados en su lucha contínua contra la tiranía castrista (enemigo irreconciliable de esta nación y sus instituciones libres), cuando surgen como la proliferación de la mala hierba incluso nativos de norteamérica que desean destruir a este país y a sus ciudadanos? ¿Sabe Washington dónde radica el interés nacional o lo confunde adrede con el de objetivos electorales más inmediatos?

¿Es la política exterior norteamericana un ejercicio práctico y serio, o sus acciones contradictorias delatan el tradicional desbarajuste y confusión que por desgracia ha caracterizado su proceso histórico desde la Segunda Guerra Mundial (con un brevísimo y vacilante paréntesis en los años ochenta)? ¿Es posible que se esté disimulando algo aún peor? Cuando la diplomacia de Washington hacia Cuba consiste en supuestamente ayudar a una “transición pacífica” entre la presente tiranía totalitaria y un verdadero sistema de derecho, ¿Cómo puede justificarse apelar al mismo régimen del que Washington aparenta querer deshacerse, para “mejorar la situación de los derechos humanos en Cuba”? Amigos lectores; en declaración conjunta Estados Unidos y la Unión Europea acaban de plantearle a la Habana precisamente eso.

Recientes declaraciones del “Hermanísimo” a cargo de las fuerzas represivas del régimen castrista son interpretadas en algunos sectores y por muchos “cubanólogos”, como sutilmente conciliadoras hacia Washington y sobre todo hacia ciertos militares norteamericanos simpatizantes de Castrolandia. Por otra parte, tanto “Fifo”, quien todavía no se ha recuperado de la perreta con Forbes Magazine, como el libelo Granma, que me acusara de terrorista en el 2003, arremeten contra Washington y Europa, precisamente por las mismas declaraciones a las que me refiero en el párrafo anterior. ¿Contradicciones? ¡NO! Castrolandia siempre ha sido y será una entidad maquiavélica cuyos perversos objetivos sólo son evidentes para aquel que se familiarice con sus actividades. En resumen, amable lector; en nuestro entorno existe solamente un grupo de seres humanos cuyas actitudes y actividades no dejan lugar a dudas: El exilio histórico cubano.

Nuestro propósito es destruir a la tiranía que ha eclipsado a nuestra nación por casi medio siglo. A esos efectos nos consideramos asistidos (tal como lo fueran los forjadores de nuestra república) del derecho de los libres a la violencia para combatir a un régimen que mantiene su despótico mando a través de ella. Nunca abandonaremos la memoria de nuestros mártires, ni olvidaremos a nuestros prisioneros, tanto los de la Cuba cautiva como los que aquí padecen la misma triste, pero noble suerte. Sépanlo Luis Posada Carriles, Santiago Alvarez, Osvaldo Mitat, Eduardo Arocena y todos los que sepan siempre resistir los embates que el destino impone a los hombres libres.



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