ANALISIS DEL 2004

Por Hugo J. Byrne

Aunque este año todavía no ha terminado, a estas alturas han sucedido suficientes acontecimientos como para justificar un análisis, tanto de nuestros éxitos que han sido muchos y dramáticos, así como de nuestras derrotas que también son influyentes en las perspectivas futuras. ¿Exitos y derrotas de quién?, se preguntará quizás algún lector no familiarizado con esta columna. La respuesta es concomitante a nuestra identidad.

Cuando enfatizamos esa primera persona del plural, "nosotros", ¿a qué grupo humano nos referimos? Por eliminación quizás podamos definir esa identidad nuestra: Con certeza no nos referimos a la llamada "comunidad cubanoamericana". Los triunfos de nuestros hijos o de otros compatriotas de la emigración en el ámbito de la sociedad en que vivimos, sean cubanos por nacimiento o sus descendientes, nunca ha sido ni será tema de nuestra cobertura. No le restamos importancia y apreciemos cabalmente su significado.

Consideramos que las altas metas alcanzadas por la emigración son reflejo exacto de la gran sociedad cubana que un día sentó su planta en estas tierras libres y que la misma está constituída (a despecho de la leyenda negra diseminada por la propaganda de la tiranía), por elementos de capacidad empresarial sin límites y de insuperable valor humano. Sin embargo, no tenemos tiempo para brindar por las glorias de ese reflejo. El único propósito del exilio (y su única justificación) es la derrota y consecuente desaparición de la tiranía castrista. Por eso, al decir "nosotros", nos referimos sólo al exilio militante.

Ese exilio ha sufrido ciertas deprimentes derrotas durante el año en curso, muchas de las cuales han sido en áreas fuera de nuestro control. La balanza política en Latinoamérica se ha inclinado a favor del enemigo. No sólo el voto de la mayoría eligió en Urugüay un gobierno presidido por un marxista simpatizante de Castro, sino que este cambio ocurre paralelamente a la consolidación del régimen de Chávez en Venezuela, como resultado del infame "plebiscito", en el que una oposición acobardada y dividida le hizo el inverosímil juego al mediocre y ridículo aprendiz de tirano. Esta desdichada acción ha garantizado el suministro de petróleo gratis a Castrolandia, por lo menos en el futuro inmediato.

La ola izquierdista no se ciñó a los "perfectos idiotas latinoamericanos", también alcanzó a sus contrapartidas peninsulares. La elección del notoriamente corrupto Partido Socialista al poder en España, con el advenimiento del mofletudo y sonriente Zapatero a la presidencia, no responden tanto a la "calambrina" que provocara el sangriento ataque terrorista a pocas horas de los comicios españoles, como a una ferviente renovación de su añejo y bien sazonado complejo antiamericano. Ese complejo es una lastra de la humillación nacional de 1898 y una perfecta muestra de la capacidad popular al autoengaño. Fue Madrid quien sellara su propio destino al aceptar una guerra que garantizaba la más completa derrota, con el único evidente propósito de mantener vigente una monarquía exhausta y fósil. La intervención norteamericana en Iraq y su inevitable secuela de "protestas izquierdistas", sirvió de catalizador de esta tendencia estúpida, por desgracia siempre latente en la sicosis política española.

Los efectos negativos para Cuba en el cambio español no demoraron en producirse. Los coqueteos de Zapatero con la tiranía castrista, remedando los años de Felipe González, han parido un nuevo trato entre castristas y "zapateristas". Además del repugnante espectáculo de Madrid haciendo cabildeo por Castro en la Unión Europea, ese cambio ha producido un nuevo embajador español en Castrolandia. También ha permitido que "Fifo" ponga en libertad a cuatro o cinco de los más inocuos entre los setenta y cinco que encerrara el año pasado. Todo eso, por supuesto, tiene un precio que se cobra con intereses de usura y quien paga es el impotente pueblo cubano. Los cubanos lo pagan con esclavitud y explotación.

El novel embajador peninsular, un esperpento que luce como un tísico recién salido de un retiro espiritual en la Cueva de Manresa, es un notorio politicastro de la extrema izquierda española que antaño formara filas en el Partido Comunista. Su fotografía con el "Canciller" de Castrolandia Pérez Roque estimula estados fisiológicos diversos, que transitan con rapidez entre la risa y la náusea.

Sin embargo, ni todos los acontecimientos fueron adversos ni lo es el balance de este año cuyo final se aproxima. El Salvador, contrastando con la absurda tendencia pro totalitaria y anti mercado libre de otros países del Hemisferio, optó por la libertad, propinándole a los marxistas una derrota electoral muy significativa. La victoria de La Alianza Republicana Nacionalista en El Salvador es también la del exilio cubano, pues los derrotados son agentes castristas.

Aún más importante es que nuestras victorias más espectaculares que quizás no sean tan evidentes en la superficie, están ocurriendo en el mismo cubil del tirano. El sainete de prostíbulo protagonizado entre Castro y Zapatero esconde la lucha mucho más dramática y desesperada del régimen por alcanzar algún acomodo económico con los europeos. No debe perderse de vista que la libertad de los cuatro o cinco encarcelados marca la primera vez que Castro ha hecho semejante cosa bajo presión diplomática. Es un acto que refleja debilidad e indica que el régimen está a la defensiva.

La economía de Castro ha sufrido un daño irreparable con el final del ingreso por lavado de dinero, resultado de la primera aplicación de ciertas regulaciones críticas que la ley del embargo requiere de la banca internacional. Esa acción de Estados Unidos ha tenido como consecuencia inmediata la negativa del régimen a aceptar más dólares en Cuba. La muy deteriorada distribución de electricidad no admite ya paliativos temporales. Los apagones son más frecuentes y cada vez más largos, a pesar del combustible regalado por Chávez. El sistema no ha sido reparado porque no existe ni la capacidad nativa para hacerlo, ni la moneda fuerte que lo pueda adquirir del extranjero. En suma, se trata de un problema sin solución y que se agrava con el paso de cada día.

Nadie debe llamarse a engaño sobre la presente situación de "Fifo". Tal como en el caso de la desaparecida Unión Soviética, parafraseando una frase del idioma inglés "el letrero está en la pared": El castrismo se desmorona por el peso de su propia insolvencia. No se trata de contener la miseria popular (que a la tiranía importa un bledo), sino que es imposible evitar ya que esa miseria esté alcanzando a la cúpula.

A medida que todos estos problemas que plagan al régimen se hacen más graves, las oportunidades para explotarlos en provecho de la libertad de Cuba se tornan más variadas y frecuentes. La derrota de Kerry en las pasadas elecciones presidenciales, con su secuela de ganancias parlamentarias por congresistas y senadores menos proclives en general a un acomodo con la tiranía, no presagia alivio para "Fifo". Las pérdidas electorales mayores de noviembre fueron sufridas por los más "liberales" (léase izquierdistas) en ambos partidos.

La salud del Tirano parece también ser un factor objetivamente positivo. Su reciente descalabro público ha desatado ese tema y el de su muerte eventual, incluso entre sus seguidores. Hasta los personajes de la "Cúpula" hablan abiertamente hoy sobre qué sucederá cuando Castro muera o se incapacite. De acuerdo al embajador de Castrolandia en México, el "Hermanísimo" Raúl "convocará elecciones". Al ser interrogado por la prensa en una universidad mexicana sobre su opinión en la renuncia de Colin Powell y su substitución por Condy Rice, el "diplomático" respondió que "se trata de una amenaza para Cuba y el mundo".

La próxima toma de posesión de una senaduría por un cubanoamericano y el reciente nombramiento de otro para dirigir la Secretaría de Comercio no deben haber sido acontecimientos gratos a la tiranía castrista. Es precisamente la Secretaría de Comercio quien está encargada de regular los mecanismos del embargo.


FIN



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