"CUANDO LA DESVERGÜENZA ERA REINA" Por Hugo J. Byrne La cordura y el carácter casi siempre van de la mano. Es por eso que por lo general las actitudes firmes y resueltas se ven coronadas por el éxito, aún en situaciones difíciles, trágicas o comprometidas. No es que no existan ocasiones en las que una retirada temporal, o incluso una huída aparatosa, no se justifique ampliamente. En dos ocasiones quien firma este trabajo se ha visto en la necesidad apremiante de poner pies en polvorosa. Pero podría aducir que en ambos casos trataba de obtener una posición mejor para continuar confrontando al enemigo. Una vez fue huyendo de un jabalí, maloliente y furioso. La otra, tratando de poner espacio entre nuestra familia y Fidel Castro, situación casi idéntica a la primera. La retirada británica de Dunquerque en 1940, es un caso semejante. Pero esas son las excepciones y no la regla. La notable escritora Peggy Noonan tituló su libro sobre los años de Ronald Reagan en la Casa Blanca "Cuando el carácter era Rey" ("When Character was King"). En esta obra Noonan describe cómo las decisiones del Presidente de los Estados Unidos en esa época, decisiones resueltas y audaces, probaron ser en carrera larga totalmente correctas. Noonan sostiene la muy válida tesis de que la política firme de Reagan ante el expansionismo totalitario de los soviéticos provocó el desplome de estos últimos en unos breves años. Por contraste, durante las administraciones anteriores la diplomacia de pacifismo y acomodamiento fue totalmente incapaz de detener la incesante ofensiva comunista. Durante los sucesivos gobiernos de Kennedy, Johnson, Nixon y Ford la Unión Soviética aumentó sin pausa su malvada influencia en el mundo, llegando a su cénit de poderío durante la débil y vacilante administración de Carter. Esta experiencia pone de manifiesto que retirarse precipitadamente en medio del combate no es la estrategia victoriosa. Retirar las tropas del frente de batalla en Irak "al estilo peninsular", en la esperanza de que esa huída alivie el peligro terrorista, es orate. El recién electo Presidente español afirma que se opone al terrorismo, pero que la retirada es la mejor estrategia en esta batalla. ¿De veras? Incluso el novel “estadista” ibero se abroga arrogantemente el derecho de aconsejar al electorado norteamericano en contra de la actual administración. Aparentemente el nuevo líder español no es diplomático ni estratega. ¿Qué es entonces? Tan sólo un Zapatero que ha perdido la chaveta, o que accidentalmente se castró la vergüenza con ella. El electorado norteamericano debe rechazar los consejos del nuevo mandatario español con la urgencia de quien huye de la peste: ¡Zapatero, a tus zapatos! Lo peor de todo esto es que una retirada española de Irak demostraría que la ofensiva terrorista ha derrotado y CASTRADO a España. La súbita y vergonzosa flojera de piernas peninsular ha resultado en el regreso al poder del medularmente corrupto Partido Socialista. Este es el mismo equipo de ladrones que fuera barrido por los votantes de España hace ocho años. ¿Puede tener similares consecuencias un incidente semejante en los Estados Unidos? Esa parece ser la esperanza del ex candidato presidencial demócrata Howard Dean, cuyo fracaso político vaticinamos desde esta columna y quien culpa a la intervención norteamericana en Irak por los muertos, heridos y destrozos que manos criminales perpetraran en Madrid. En otras palabras, los responsables del sangriento atentado, según el compañero Dean no son los terroristas que colocaron los explosivos, sino quienes tienen la osadía de combatirlos. Esa actitud histérica y absurda es hasta hoy, justificadamente rechazada por el pueblo norteamericano. Tanto es así que el actual candidato demócrata en declaraciones a la prensa, se ha visto forzado a pedir al nuevo gobierno español que no retire sus tropas (tan sólo mil trescientos soldados) de Irak, "para no recompensar al terrorismo". Cabe preguntar ¿con qué moral puede hacer semejante pedido a un gobierno extranjero, quien negó a los soldados de su país los medios necesarios para continuar su labor libertadora en Irak? Habiendo votado en contra de los fondos de $87 billones requeridos para esas actividades durante el año en curso, el Senador por Massachussets se expone JUSTIFICADAMENTE a que el novel presidente de España lo mande a "freír espárragos". Si esto ocurriese, cabe en lo posible que el Senador Kerry lo haga, incluso si necesita para ello tomar un cursillo culinario intensivo, dada la importancia que este político "liberal" atribuye a las opiniones de "mandatarios extranjeros". Su afirmación reciente de que esos "líderes", apoyaban su candidatura sobre la reelección de George W. Bush es algo bien intrigante: La última vez que el Senador por Massachussets visitó el extranjero fue antes de las elecciones congresionales del año 2002, cuando ni siquiera se especulaba sobre su posible candidatura presidencial. Significativa (aunque nó sorprendentemente) ahora Kerry rechaza el apoyo de “líderes extranjeros”. En el idioma inglés existe una expresión cuyo significado cubre ampliamente la posición de quienes siempre invocan miedo y eternamente recomiendan retirada: "Pueden correr, pero no esconderse" (They can run, but cannot hide"). Sin embargo, en el caso de que esa insidiosa e inhumana noción prevalezca temporalmente en el futuro inmediato de la humanidad, nos esperan años de terror y sangre. De ocurrir semejante escenario sombrío, quizás Ms. Noonan tenga la oportunidad de escribir en el futuro un nuevo libro titulado "Cuando la desvergüenza era Reina" FIN
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