LAS DEBILIDADES DE LA DEMOCRACIA Por Hugo J. Byrne No existe institución colectiva, ya sea partido político, iglesia (no importa su denominación), club privado, sociedad abierta o secreta, nación, ejército o gobierno, capaz de ser más perfecto o eficiente que los individuos que lo componen. Y lo que en términos bien genéricos llamamos hoy "democracia occidental", o "democracia representativa", no es por cierto una excepción de esa regla. Nunca debemos olvidar que la popularidad de un individuo o de un partido dentro de un contexto democrático, está siempre en razón inversa a su ascenso al poder político. Todas las agendas y los individuos, "se gastan" en el poder. Los forjadores del sistema norteamericano comprendieron esto y es por esa razón que la república que fundaran es todavía, después de dos siglos y cuarto, la más grande y poderosa en la historia del mundo. Si bien decidieron utilizar el sufragio universal como método de escoger sus delegados en ambas cámaras del poder legislativo, crearon un sistema electoral mucho más complejo para la elección del presidente. Cada estado de la Unión Americana envía delegados de "compromiso" al Colegio Electoral, y cada estado tiene una cierta cantidad de esos delegados que son quienes a su vez eligen al Presidente. De esta manera el candidato triunfador no es necesariamente quien recibe más votos populares, sino generalmente, aquel que obtiene victoria electoral en la mayoría de los estados de la Unión. Esto ha molestado durante años a muchos ignorantes. Pero aquellos a quienes el pensamiento racional nunca aburría, como Alexis de Tocqueville o Frederick Bastiat, simpatizaron abiertamente con el sistema americano. Bastiat en su obra maestra "La Ley" nos dice que "los pueblos más felices son aquellos que aunque no tengan costumbres perfectas, poseen una tendencia invincible a rectificar". Esa rectificación es sólo factible cuando los ciudadanos son capaces de un análisis objetivo de los problemas que los afectan colectivamente. Sólo si poseen esa capacidad, es su voto conveniente al bienestar general. Por eso es que el voto debe ser siempre voluntario. El voto obligatorio debilita el proceso democrático. Quien no tenga una noción educada de cómo funciona el convivir social, debe quedarse en su casa el día de las elecciones. Muchos lo hacen, aunque nó por principio racional, sino por irresponsabilidad y apatía, pero de su apatía se beneficia enormemente el resto de la sociedad. Observemos algunos ejemplos prácticos. El exilio político venezolano en Florida, que totaliza ya más de trescientasmil personas, está lleno de individuos que hicieron posible el ascenso legal de Chávez a la presidencia de ese país y su establecimiento de la bien notoria "República Bolivariana". Estamos segurísimos que muchos de ellos, mirando sus intereses retrospectivamente, se duelen de no haberse quedado en sus casas el día de las elecciones en 1998. Estos exámenes de conciencia no se ciñen solamente a los procesos puramente civiles. ¡Si lo sabremos nosotros en exilio cubano! Aunque los cubanos nunca tuvimos oportunidad de expresar nuestra opinión en concierto cívico, nuestro exilio rebosa de gentes que hoy se arrepienten enormemente (aunque no lo reconozcan), de haber gritado lemas castristas, participado voluntariamente en actividades propagandísticas del régimen y haberse identificado en público con la tiranía. Y a otro perro con la excusa de que "no nos quedaba más remedio para poder proyectar nuestro talento y para subsistir". Por cada Arturo Sandoval, quien se afiliara prominentemente con el Partido Comunista de Cuba, siempre habrá una Celia Cruz, o un Paquito D'Rivera, quienes no comprometieron su arte, sin que importaran las consecuencias. En ciertos casos, las experiencias amargas, la pérdida de propiedades y las peripecias de una vida ausente de Cuba, no nos han enseñado mucho. Una de las organizaciones más poderosas y reconocidas del exilio hace algún tiempo publicó unos pasquines que adornaban las defensas traseras de autos, en las que se leía: "No Castro, no problem!" ¿Es acaso que "Fifo" ha oprimido al pueblo cubano por sí sólo durante casi 45 años? ¿Nunca tuvo cómplices? ¿No es necesaria la justicia de los hombres para algún día poder edificar una nueva república y un estado de derecho en Cuba? Y volviendo a ejemplos en ambiente democrático, parece que los votantes de California se han decidido a expulsar a Gray Davis de la gobernatura de ese estado. Decimos "parece", porque mantenemos una fe considerable en la ignorancia y estupidez del género humano. Esa ignorancia y estupidez han adquirido cacteres sublimes en la California de años recientes. Pero ¿qué sentido tendría retirar a Gray Davis si se mantiene la misma política fiscal con la que arruinó a California y destruyó su crédito? Mientras la legislatura de ese estado se mantenga en manos de intereses de grupos que nada tengan en común con su solvencia, ¿qué cambio positivo es factible? No se puede esperar del gobierno una actuación más inteligente y sensata que la de aquellos que tienen la responsabilidad de elegirlo. FIN
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