¿CONTRADICCIONES?

Por Hugo J. Byrne


"Los revolucionarios siempre demandan ser juzgados por sus aspiraciones, nunca por sus actos".

Jean-François Revel
("Regain Démocratique" 1993)


Cuando en el contexto de la inapelable realidad las consecuencias negativas de actos imprudentes se hacen obvias, aquellos que las provocan casi siempre se sorprenden. Ignorar la realidad es práctica bastante común en política y a veces toma características tan exageradas que llegan a ser cómicas cuando el contraste entre reclamos y sucesos reales es muy evidente. Tal es el caso ridículo de "Bagdad Bob", nombre con que la prensa bautizara al Ministro de "Información" del desaparecido régimen de Sadam.

Imbuído de su propia importancia, "Bagdad Bob" ha intentado infructuosamente rendirse a los aliados, a pesar de que su pétreo rostro no adorna el "deck of cards" de los delincuentes compinches del derrocado dictador de Irak. Realmente el mundo nunca supo nada de "Bagdad Bob" antes de que afirmara con la cara muy seria ante las cámaras de la televisión oficial iraquesa, que las tropas del General Franks habían sido barridas del mapa por las victoriosas huestes de Sadam, horas antes del ignominioso desplome del régimen.

Las tropas aliadas han desairado a "Bagdad Bob"; nadie está interesado en arrestarlo. Nadie lo toma en serio. El caso de "Bagdad Bob" quizás sea el más popular, pero no es el único.

El de los izquierdistas de Puerto Rico y sus cófrades norteamericanos en relación a las prácticas navales en la Isla de Vieques se le asemeja mucho. Como sabemos, desalojar al "Navy" de Vieques se convirtió en una causa muy popular entre los compañeros de viaje, tanto en Puerto Rico como en Estados Unidos.

Decenas de izquierdistas del patio invadieron la islita de Vieques para demostrar "solidaridad" con los protestones profesionales de Puerto Rico. Muchos fueron arrestados por "trespassing", para ser liberados inmediatamente (sin fianza) después que las cámaras de televisión captaran su "sacrificio" por la causa. Sus nombres podrían encontrarse en cualquier enciclopedia de radicales de izquierda: Ramsey Clark, Michael Moore, Joan Baez, Robert Kennedy Jr. y, por supuesto, los "Reverendos" Jackson y Sharpton, entre otros muchos que harían esta lista interminable.

Clinton, ignorando la recomendación de su propio Secretario de Defensa y del entonces Jefe de Operaciones Navales, pero escuchando de cerca los consejos de su esposa ("No podemos ignorar la voluntad de los ciudadanos de Puerto Rico"), decidió, una semana antes de las elecciones del año 2000 que los ejercicios navales de bombardeo en Vieques fueran trasladados a Pensacola.

Cuando el Secretario de Defensa de la administración de Bush anunció la clausura de la Estación Aeronaval de Roosevelt Roads en Puerto Rico, programada para 2004, el consiguiente despido de 1200 empleados civiles y la relocalización de más de 700 militares (representando una pérdida de $300,000,000.00 en ingresos anuales para Puerto Rico), la Oficina del Gobernador produjo la siguiente declaración: "El pueblo de Puerto Rico, ni ahora ni nunca ha tenido interés en cerrar el "range" de bombardeo de Vieques, o la base naval de Roosevelt Road. Mi gobierno está interesado en que ambas permanezcan en Puerto Rico".

Preguntado por la prensa, el General Robert Natter, Comandante en Jefe del Comando del Atlántico Occidental, contestó: "¿Qué utilidad puede tener Roosevelt Roads sin Vieques?, ninguna que yo vea".

El tercer ejemplo que nos viene a la mente es el que de más cerca nos afecta. La ofensiva de represión y de retórica tremendista del tirano Castro contra el pueblo cubano (siempre con el burdo disfraz de defender "su revolución" contra las "provocaciones" del "Imperio"), tiene motivaciones internas. No tenemos acceso directo al aparato de inteligencia de la tiranía, pero sí tenemos suficientes elementos de juicio para concluir que Castro tiene miedo. Esas acciones reflejan su deseo de prevenir por los únicos medios que domina, algo peligroso que los organismos de investigación del régimen otean en un horizonte no distante.

No todas las acciones de Castro durante estos cuarenta y cuatro años y medio han sido hechas para consumo interno, pero sí las más importantes y vitales. En este punto es necesario darle crédito a su perversa y maligna astucia.

Sin embargo, hay indicios abundantes de que la universal reacción condenatoria a su ola de terror, que incluye a un número muy considerable de sus hasta ahora incondicionales, lo ha sorprendido. Con esa reacción no contaba. La carta suscrita por "intelectuales", "artistas" y "periodistas" de los que prostituyen su pluma o su arte en concesión al privilegio o al miedo, rogando "comprensión de los amigos de la revolución cubana" y obviamente dictada por el tirano, es prueba irrefutable de su desagradable sorpresa. A pesar del "triunfo moral" de que alardea su régimen en esa sentina llamada Naciones Unidas, a Castro no le agrada sentirse aislado y parece consciente de que sus represiones recientes han contribuído un par de yardas a ese aislamiento.

En la vida real, ciertas acciones siempre tienen directas e inevitables consecuencias.


Las credenciales específicas del columnista Hugo J. Byrne están descritas para información del lector en:

http://www.amigospais-guaracabuya.org/g_byrne.html

Éste y otros excelentes artículos del mismo AUTOR aparecen en la REVISTA GUARACABUYA con dirección electrónica de:

www.amigospais-guaracabuya.org