MEDITACIONES NAVIDEÑAS DE UN EXILIADO

por Hugo J. Byrne


Los últimos días de diciembre cotidianamente invitan a reflexionar, cuando la proximidad del nuevo año y las celebraciones cristianas demandan una comparación con otros años y con otras navidades del pasado. Y la pregunta de ritual es siempre aquella sobre si estamos más o menos cerca, o lejos de alcanzar aquellas metas que nos trazáramos hace ya más de cuarenta años cuando optamos por el exilio político. Sin duda tenemos a nuestro alcance muchos elementos de juicio. Sólo es necesario evaluarlos, compararlos y clasificarlos.

Es imperioso aceptar el hecho de que hemos envejecido en el destierro. Nuestros fracasos han sido mucho más numerosos y de mayor importancia que nuestros aciertos. Sin embargo, nuestra capacidad colectiva para enfrentar con éxito al enemigo y muy en especial nuestro poder económico, ha aumentado desmesuradamente.

Por contrapartida, nuestra apreciación de esa realidad ha disminuído casi en la misma proporción. Hace algún tiempo enfaticé públicamente que nunca podremos revitalizar nuestra nacionalidad sin los tres elementos fundamentales que generan una sociedad homogénea, y que son el patriotismo, la dedicación y la militancia. Al envejecer, esos tres elementos se diluyen y ciertamente no es práctico esperar de la llamada sociedad "cubanoamericana", cuyas características cubanas son esencialmente culturales y nó nacionalistas, dedicación y militancia en la causa de Cuba libre.

Para algunos este breve análisis significa la derrota histórica de nuestra causa. Empero, los que así concluyen sólo tienen en cuenta la mitad de la ecuación en el dilema cubano. Porque el enemigo también envejece y ese ficticio "mar humano" de nuevas generaciones de cubanos en la Isla que se nos presenta agitando banderitas por orden superior, mientras desfilan ante el "protestódromo" del malecón habanero, son muchísimo menos de fiar en su celo castrista cuando se les compara con la indiferencia de los cubanoamericanos a la libertad de Cuba. Ciertamente carecen de una causa. ¿Por qué lucharían? ¿Acaso por solidarizarse con el capricho insano de un anciano criminal que los somete a cotidiana carestía y diaria ignominia y cuyos perfiles públicos antaño de apariencia dramática y heroica hoy degeneran en payasadas seniles? ¿No son los espías castristas de la llamada "Red Avispa" condenados a prisión perpetua un extraordinario simbolismo para aquellos que supuestamente defienden la causa del "sociolismo" en Cuba? ¡Cuando el régimen castrista sea un recuerdo desagradable estos morones apátridas, asesinos disfrazados de héroes sufrirán la pérdida irremisible de sus existencias abyectas vegetando en una prisión federal! Nunca habíamos creído que realmente ocurrían sacrificios totalmente inútiles fuera de los discursos parlamentarios, hasta que nos encontramos con estos "born losers" de la "Red Avispa." Es posible que hoy la vida en prisión en Estados Unidos sea de calidad superior al promedio de vida en Cuba, por lo menos en los renglones básicos de alimentación y salud, pero nadie duda que esa situación ha de cambiar en un futuro previsible.

¿Qué defenderían los "robolucionarios" del castrismo? ¿Quizás un sistema en el que no existen mínimas garantías a la vida humana? ¿Quién con edad suficiente para recordar los años cincuenta, cuando la República no alardeaba de "logros" contra la delincuencia, concebiría la masacre de una familia entera ultimada a balazos y puñaladas por ladrones armados hasta los dientes cuando se desplazaban por carreteras céntricas en el corazón de Cuba? En ese reciente hecho de sangre y como un recordatorio macabro de que cooperar con la tiranía, aún indirectamente puede tener consecuencias fatales, dos de las víctimas del crimen eran residentes permanentes de Estados Unidos.

Quizá pueda pensarse que exista alguien quien honestamente se sienta capaz de defender los llamados "logros de salud y educación" del régimen. Es posible que en algún lugar de Cuba alguien se sienta fiel hacia una "sociedad egalitaria" al punto de defenderla con denuedo.

Quien demuestre tal identificación sólo tiene que preguntarse a sí mismo si ha tenido un familiar hospitalizado en un sistema en el que cada paciente debe proveer su propia sábana y traer consigo hasta las aspirinas, minucias capitalistas reservadas para los extranjeros que suministran moneda dura para que el régimen se sostenga. O si sus hijos realmente aprenden a la par del sistema educativo de otras sociedades que no disfrutan de las "tiernas bendiciones" del socialismo. O si han visto jamás al "Comandante en Jefe" o a sus familiares o a los miembros importantes del régimen haciendo la cola rutinaria para obtener los medios básicos de una mínima subsistencia.

¿Quién se ha mantenido fiel a sus principios? ¿Aquellos que nunca claudicaron del ideal de libre arbitrio y dignidad para el pueblo de Cuba, o quien gritó histérica y teatralmente "Socialismo o Muerte? Lo que realmente debió gritar fue castrismo o muerte, ya que ha tenido que abjurar del socialismo en el orden práctico para que su régimen de oprobio pueda subsistir.

Por contraste somos nosotros los exiliados (los del exilio histórico) quienes hemos tenido la fuerza moral para vivir siempre de acuerdo a nuestros principios, tanto en teoría como en la práctica. Y, como bien dijera Ralph Waldo Emerson, la característica del heroísmo es la persistencia.


FIN


Hugo Byrne

Éste y otros excelentes artículos del mismo AUTOR aparecen en la REVISTA GUARACABUYA con dirección electrónica de:

www.amigospais-guaracabuya.org