LA EXPERIENCIA EN EL PODER

Por Hugo J. Byrne


Artículo actualizado por las recientes elecciones para la Alcaldía de Miami.


¿Es la experiencia en el poder un elemento de juicio positivo al elegir un canadidato? Esta pregunta me hace un amigo lector. Y este artículo es un esfuerzo sincero por contestarla.

Sabemos que "experiencia" es por definición el conocimiento adquirido a través de la práctica. Lo que es mucho más difícil de determinar es la relación que existe entre el tiempo empleado en una actividad específica y la capacidad humana para desempeñar esa actividad más eficientemente. ¿Es ese tiempo directamente proporcional a una experiencia real? No cabe la menor duda que la respuesta a esta interrogante varía notablemente con cada persona y depende de otras muchas condicionales que afectan la magnitud y prontitud del aprendizaje. ¿Quién no ha conocido casos en los que un individuo con escasamente cinco años de "experiencia", aventaja ampliamente a otro que ha pasado más de veinte ocupado en idéntica labor?

Un servidor de ustedes empleó casi toda su vida laboral (más de tres décadas) en una actividad técnica y durante ese tiempo tuvo la suerte de trabajar con muchas personas altamente capacitadas y el infortunio de conocer algunas otras que no lo eran La variación en la eficiencia y desempeño adecuado de cada cual casi nunca estaba en razón directa a sus años de "experiencia." El sentido común, la habilidad y la amplitud mental de cada individuo siempre representaban un elemento mucho más importante que los años de labor, al evaluar la calidad y cantidad del trabajo producido. Razón por la cual un viejo y muy eficiente ejecutivo de una compañía para la que trabajé por más de dieciséis años siempre decía, remedando la famosa frase del General McArthur, "…en diseño de ingeniería no existe substituto al sentido común…" Creo que este principio puede aplicarse a toda actividad humana.

Aún más; la experiencia puede ser una cualidad no deseada en ciertas ocupaciones. Aunque los años de servicio indicados en un resumé representen uno de los principales expedientes al alcance de un empleador al seleccionar el candidato apropiado a una posición específica, existen ciertas funciones humanas en las que el tiempo que un individuo ha desarrollado en esa cierta actividad, lejos de ser beneficioso a quien lo emplea, resulta altamente perjudicial.

No creo necesario aclarar que me refiero a las posiciones de la administración pública que se obtienen por votación popular. No trato de defender limitaciones a los períodos electivos, las que podrían considerarse inconstitucionales (aunque desde los tiempos del gobierno del General Eisenhower se instituyó como ley que los períodos presidenciales debían ceñirse a un límite de dos). Simplemente señalo que la "experiencia" en un gobernante, lejos de representar un elemento de juicio en su favor, puede ser un aviso a nuestra convicción de que el "servicio público" es esencialmente eso; un servicio, no una carrera vitalicia. Y que, cuando un candidato a cualquier posición electiva no tiene otro reclamo que la referencia a su "experiencia" y a los años que ha dedicado a la administración pública, nuestra reacción intelectual debe ser la sospecha de que quizás ha llegado la hora de su retiro.

Martí nos enseñó que "…todo poder amplia y prolongadamente ejercido, degenera en casta. Con la casta vienen los intereses, las altas posiciones, los miedos de perderlas, las intrigas para sostenerlas. Las castas se entrebuscan y se hombrean unas a otras…"

Supongamos que a través de las maravillas de una imaginación muy fértil, pudiéramos ser beneficiarios de una "transición" en Cuba al estilo utópico que preconizaba (y aún defiende) el antiguo director de "Los Asuntos Cubanos" en el Departamento de Estado, Mr. Richard Nuccio o el actual "dirigente" de la "disidencia cubana" Elizardo Sánchez Santa Cruz. Esta "solución cubana" implica la anuencia de Castro, quien al decir de Sánchez, "es el único que puede dirigir esa transición." En ese "escenario", digno de las visiones que produce la locura cirrótica, Castro no sólo sería el "Gran Elector", sino también, en la eventualidad de elecciones democráticas, el candidato presidencial con mayor "experiencia en el poder." ¿O es que existe alguien más experimentado que Fidel Castro en los asuntos relacionados con el poder político en nuestros tiempos? No creo que en lo que va de siglo (y este es el primer año del siglo XXI, a pesar de lo que afirman quienes no saben contar) exista nadie quien como Castro, pueda reclamar cuarenta y tres años de "experiencia como gobernante" dirigiendo por sí solo los destinos de un país, a la usanza de quien lo haría con una finca de su propiedad. Si la experiencia en el poder es la "virtud" que buscamos en un candidato, entices, en esa lógica del absurdo, Fidel Castro es sin duda alguna quien debería obtener nuestro voto. Nadie dude que en una campaña electoral imaginaria, en una pesadilla de este corte, los sargentos políticos del castrismo ensalzarían los "años de experiencia en el poder" del "líder máximo."

No obstante, el sentido común a veces se refleja hasta en aquellos que se hacen notorios por izar las banderas del disparate. Por eso, incluso "disidentes de mentiritas" como Sánchez Santa Cruz, admiten en furtivos momentos de sinceridad y miedo, esa realidad que algunos saben y muchos adivinan: "…se gesta (en Cuba) un verdadero volcán, cuyas fuerzas telúricas se van acumulando al paso de las décadas y en el que cada cubano tiene cuentas que saldar…"


FIN


Hugo Byrne


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