KEEP THE FIVE IN THE CAN!por Hugo J. Byrne Hace casi 43 años que como bien ha escrito el excelente ensayista y ex catedrático Roberto Luque Escalona, Fidel Castro utiliza Cuba como base de operaciones de la misma manera que el notorio pirata de origen francés Nau, más conocido como "El Olonés", utilizara la Isla Tortuga en el siglo XVII. Desgraciadamente Castro ha sido capaz de impresionar a mucha gente, rodeándose de una falsa mística de nacionalismo y pretenso amor a la patria. Sus mascaradas en el "Protestádromo" que erigió en el Malecón habanero ante el edificio de la antigua Embajada Noerteamericana (habitada hoy por esa quinta rueda del carro llamada "Sección de Intereses de Estados Unidos en Cuba"), se caracterizan por el contínuo uso de miles de banderitas cubanas y las arengas con que frecuentemente tanto el tirano como sus esclavos castigan a la multitud, están inundadas de referencias a "nuestra patria" y a "nuestra soberanía." Eso es por supuesto propaganda elemental y debemos comprender el uso de la misma por parte de quien tiene un legítimo objetivo mercenario en falsamente identificarse con Cuba y sus intereses. Lo que sí es totalmente incomprensible es que órganos de publicidad del exilio cubano se hagan eco inconsciente de esa propaganda. Mucho más a menudo de lo que debería esperarse, la prensa del destierro en su información al público usa la palabra Cuba para identificar al gobierno castrista. Esta tendencia estúpida a copiar verbigracia los cables de agencias noticiosas, que como Reuters, Prensa Asociada y France Press tienen un historial de simpatías por el régimen castrista, es sumamente frustrante para quienes tenemos como prioridad vital la lucha por la recuperación de nuestras libertades. Al fin y al cabo, Castro representa los intereses de Cuba del mismo modo que el Talibán y Bin Laden los afganos. Esa es quizás la razón principal de la toma de Kabul por las fuerzas afganas de oposición al Talibán, quienes desean suprimir de raíz la infraestructura de Al Quaeda, cuya dirigencia es esencialmente extranjera y eminentemente saudi. Es muy importante observar que la llamada "Alianza del Norte" en estos momentos se dedica a pasar por las armas a cuantos no afganos encuentra entre los prisioneros tomados a Talibán. Tomen nota los extranjeros que apoyan activamente a Castro en Cuba. Antes de los sucesos luctuosos del 11 de septiembre, el grueso de la propaganda castrista se centraba en los cinco espías y saboteadores que una corte federal encontrara culpables en todas las acusaciones que contra ellos levantara el ministerio fiscal. Esas acusaciones abarcaban desde complicidad en el asesinato de los cuatro voluntarios de "Hermanos al Rescate" por aviones de combate castristas en 1996, hasta poner en peligro la seguridad nacional norteamericana intentando infiltrar el Comando Sur para obtener inteligencia militar clasificada. Los cinco esperan la sentencia antes de terminar el mes de noviembre. El arresto de la super espía castrista Ana Belén Montes, ocurrido escasamente diez días después del asalto terrorista a Washington y New York, inmediatamente diluyó esa campaña. Aunque hasta el momento de escribir estas líneas La Habana no ha dicho ni pío sobre ese arresto, ese silencio es inmensamente elocuente y en la opinión de este cronista sólo puede significar una verdadera debacle para la DGI, que quizás incluya la total ruptura de su código de espionaje por parte de las agencias de inteligencia norteamericanas. Los cinco espías comunistas, dos de los cuales (Labadiño Salazar y Hernández Nordelo) tienen la inconfundible catadura de delincuentes comunes, han pasado temporalmente al "backburner" de Castro. Pero debemos mantenerlos en nuestra mira. Castro los ha usado como bandera del mismo modo que usara el año pasado la tragedia del balserito huérfano Elián González. Los presentó a la opinión mundial como "patriotas cubanos", solamente dedicados a espiar a la "mafia cubana de Miami"y no sería de extrañar que decidiera desempolvar de nuevo esa agenda en un futuro cercano. Aunque a veces errático y ya presentando características francamente seniles, nadie debe desestimar la capacidad de Fidel Castro para hacer daño y mucho menos su probada imaginación para crear problemas, aún en la senectud. Debemos enfatizar en cada oportunidad que se nos presente que los "cinco de Miami", como los llama la propaganda de Castro, fueron convictos por doce jurados entre los que no había un sólo cubanoamericano y entre los que sí había personas de la raza negra y otras minorías étnicas. Este último detalle, nunca mencionado por la propaganda castrista, fue concedido por el juez a la defensa. Esa defensa increíblemente utilizó como legítimos los testimonios de miembros del gobierno castrista a través de videos, a ciencia y paciencia del juez presidiendo el proceso. Durante ciertas sesiones del mismo, parecía que eran "Hermanos al Rescate" y otros elementos del exilio cubano quienes debían ocupar el banquillo de los acusados. A pesar de todo lo anteriormente descrito los quintacolumnistas de Castro fueron unánimemente declarados culpables de todos los cargos a causa de la abrumadora evidencia física de su crimen. Estos agentes provocadores no sólo no son "patriotas cubanos", sino que realmente son todo lo contrario: Agentes de una tiranía que ha destruído a Cuba, a sus valores morales y a su patrimonio en beneficio personal y en beneficio del nauseabundo criminal que abyectamente sirven. Son la hez de la humanidad, para los que sentencias de largos años de prisión constituyen un castigo demasiado benévolo. Permita Dios que se pudran en esa prisión. FIN Hugo Byrne
|