HITLER Y CANOVAS: UN PARALELO GENOCIDApor Hugo J. Byrne
Hace algunas semanas el semanario "20 de Mayo" publicó un extenso ensayo en el que se afirmaba que no existe comparación posible entre el atentado contra Hitler en 1944 y la ejecución de Antonio Cánovas del Castillo a manos del anarquista Angiolillo en el balneario de Santa Agueda en 1897. En dicho trabajo se afirmaba que Martí nunca habría permitido la participación financiera de la Junta Cubana en ese "atentado criminal" y que las diferencias en motivaciones entre Agiolillo y Von Staufemberg impiden un serio paralelo histórico. El ensayo a que me refiero proponía la "estructuración académica" como condición esencial a la formulación de una tesis histórica. Sugerir imaginarias acciones o actitudes de figuras del pasado ante situaciones que nunca confrontaron durante sus vidas es labor cotidiana de escritores y ensayistas. Empero, esa labor es simple conjetura y esta última es totalmente incompatible con la "estructuración académica" que el artículo de marras enuncia. La misión del historiador serio es narrar los hechos escueta y honradamente, sin embellecer, dramatizar o editar. Los periodistas y ensayistas tenemos más amplia libertad de usar nuestra imaginación y al juzgar los acontecimientos históricos, elucubrar lo que pudo haber sido. De esta suerte, este cronista sugiere que de haber confrontado Martí el crimen horrendo que Antonio Cánovas desató contra la población cubana en 1896, habría hecho cuanto fuera posible por detenerlo o impedirlo. De la determinación histórica de Martí a eliminar el crimen de la tiranía colonial no existen dudas, pues incluye una alusión directa al tiranicidio hasta en sus versos: "...Y CLAVA, CON FURIA DE MANO ESCLAVA, SOBBRE SU OPROBIO AL TIRANO". Y esto nos lleva a la pregunta cuya respuesta nos demuestra la justicia en la comparación entre los atentados de Rastemberg y Santa Agueda: ¿Era o nó Cánovas un tirano criminal muy semejante a Hitler? Desde el punto de vista de los intereses cubanos, tanto como teniendo en cuenta el humanitarismo más elemental, la respuesta es un sí rotundo. Culpar singularmente a Weyler por los cientos de miles de cubanos que perecieron de inanición, plagas y maltratos en los campamentos de reconcentrados, equivaldría a exonerar a Hitler por los millones de judíos que Adolf Eichman exterminó en Europa durante la Segunda Guerra Mundial. Tanto Eichman como Weyler obedecían las instrucciones sadistas de sus mentores en los respectivos regímenes cuyos criminales intereses representaban. Cuando Osmani Cienfuegos dio la orden cobarde de comprimir a muchos prisioneros de Bahía de Cochinos en una "rastra" hermética, con la consecuente muerte por asfixia de varios de ellos, no cometió ese crimen independientemente de su amo Castro. Este cronista tuvo la desdicha de conocer personalmente a Cienfuegos en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de La Habana y puede garantizar que el individuo es totalmente incapaz (por cobarde) de tomar una decisión de esa naturaleza sin previa autorización. Para que nadie tenga la menor duda sobre la condición histórica indiscutible de tirano racista y abusador de nuestro pueblo cubano que fuera Antonio Cánovas del Castillo, leamos para terminar este trabajo sus propias declaraciones a la prensa, las que lo desnudan moralmente a la posteridad: "El Gobierno no cederá ni una pulgada a la fuerza o a las amenazas de fuerza. No concederá nada hasta que la insurrección de Cuba haya sido aplastada, para que no pueda decirse que ha cedido a la fuerza. La Monarquía, si concede reformas será por su propia voluntad, sin someterse ni a la violencia interior ni a los consejos extranjeros." "Mientras ocupe este sillón, mientras me honre presidiendo el Consejo de Ministros, mi política se resumirá en la siguiente fórmula: ...Ninguna concesión, ningún retroceso, ninguna debilidad ante nadie, quien quiera que sea. España no se apartará de esta línea de conducta, suceda lo que quiera." "Cuba independiente, significaría una República dominada por negros, pero no como los negros de Los Estados Unidos, sino como los negros de Africa, africanos en todos los sentidos." "Si Los Estados Unidos llegaran a tomar partido a favor de los negros de Cuba, sabríamos hacer respetar nuestros derechos y contemplar el porvenir con tanta intrepidez como sangre fría. En este punto, España está unánime y no tolerará ninguna concesión, ninguna debilidad, ninguna abdicación." Solamente le faltó gritar "Patria o Muerte." Bajo sus lemas de "A la Guerra, con la Guerra" y "Hasta el último hombre y la última peseta", Cánovas envió Weyler a Cuba, con Angel Castro, la "reconcentración" y las "trochas." Y allí lo mantuvo, ocasionando no el aplastamiento de la insurrección, sino la muerte de casi cuatrocientosmil cubanos inocentes y la total desolación de nuestro país. La pistola de Angiolillo puso fin a ese crimen. Las motivaciones del italiano, a los cubanos de verdad, nos importan un bledo. Sólo nos importa que su acción probablemente salvó las vidas de miles de nuestros compatriotas. ¡Bendito sea!
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