El "método Lula" de resolución de conflictos: ¿a quién favorece?

por Gonzalo Guimaraens


El estilo zigzagueante del presidente Lula para enfrentar los problemas, que va desde la vacilación inicial y la concesión inmediata hasta la reacción tardía, ha sido aplicado por el mandatario en diversas coyunturas nacionales e internacionales, uno de cuyos resultados ha sido el desgaste anímico y la apatía de la población

1. Recientemente, mientras el presidente Lula, de Brasil, volaba hacia los Estados Unidos para retribuir la visita de su aliado y amigo, el presidente Bush, estalló un motín de suboficiales de la Fuerza Aérea brasileña que trabajan como controladores de vuelo de los aeropuertos de ese país. La crisis se venía arrastrando desde fines de 2006, con paralizaciones casi totales de los aeropuertos promovidas por dichos suboficiales, que durante semanas atrasaron vuelos nacionales e internacionales, sembrando el caos en la vida profesional y familiar de incontables brasileños. Por analogía con la crisis energética de hace algunos años, fueron bautizados como "apagones" aéreos.

2. El presidente Lula anunció varias veces que la solución de la crisis de los controladores de vuelo era inminente; y su brazo derecho, la ministra de la Casa Civil, Dilma Roussseff, llegó a afirmar que no había problema más fácil de resolver. Lejos de solucionarse, la crisis se agravó coincidiendo con el referido viaje del presidente brasileño, y llegando al motín militar.

En Brasilia, oficiales superiores de la Fuerza Aérea dieron la voz de detención a los amotinados; pero el presidente Lula, desde el avión presidencial, en nombre de la conciliación y el diálogo, desautorizó a dichos oficiales, impidiendo que los sublevados fueran detenidos.

3. Esa orden presidencial quebrantó dos de los principales fundamentos de las Fuerzas Armadas brasileñas y, dígase de pasada, de cualquier país, que son el respeto de la jerarquía y de la disciplina. La actitud presidencial, cediendo al chantaje de los sargentos de la Aeronáutica, abrió también un peligroso precedente, a partir del cual se habla de un posible "efecto dominó" en otras categorías de suboficiales de las Fuerzas Armadas brasileñas. En efecto, los controladores de vuelo no son los únicos suboficiales capaces de paralizar el país. En la Fuerza Aérea existen otros 23 grupos de sargentos especialistas, con puestos estratégicos, como los operadores de radar y los que se encargan del mantenimiento de todos los sistemas de informática. También podrían seguir los pasos de los sargentos de la Fuerza Aérea, miembros de la Policía Federal, cabos del Ejército, suboficiales de la Marina, etc.

El perjuicio moral y psicológico ha sido considerable, con el consiguiente malestar en diversos ámbitos de la vida brasileña. El presidente Lula, delante de las repercusiones negativas, canceló un prometido encuentro con los sargentos sublevados y pasó a acusarlos de "irresponsables".

4. El estilo zigzagueante del presidente Lula, que va desde la vacilación inicial, pasando por una actitud concesiva inmediatamente posterior, llegando hasta la reacción tardía que tranquiliza a algunos y anestesia a otros, se ha repetido en otros "apagones" de proyección nacional, como los ocurridos en São Paulo y en Rio de Janeiro en meses pasados. Las dos mayores ciudades brasileñas fueron paralizadas y mantenidas como rehenes, durante varios días, por bandas criminales que demostraron una enorme capacidad de articulación, dirigidas desde los propios presidios, en el caso de São Paulo, y desde las "favelas" periféricas, en el caso de Rio de Janeiro. Esas acciones de violencia, combinadas con olas de rumores, paralizaron las actividades comerciales y educativas y sembraron pánico en la población, llegando a poner en jaque a los respectivos gobiernos estaduales y al propio gobierno nacional.

Durante las referidas crisis, el presidente brasileño repitió la secuencia usada en las crisis precedentes. Después de mostrar una actitud inicial pasiva, errática y conciliadora, Lula endureció un tanto su discurso, clasificando a las bandas criminales como "terroristas"; para, a continuación, colocar paños tibios y esbozar una justificación alegando que los problemas sociales estarían en la raíz de dichos graves incidentes.

5. Más allá de la retórica y de los zigzags, las soluciones presidenciales permanecen en el campo de las promesas, mientras los problemas continúan fermentando, constituyéndose en factores de inseguridad, de falta de rumbos y de desgaste emocional, pendiendo como espadas psicológicas de Damocles sobre la cabeza de los brasileños.

Similar actitud presidencial zigzagueante, oscilando entre la duda, la conciliación y arrebatos de reacción tardía, para después retomar la actitud conciliadora, también ha ocurrido en relación a las acciones violentas del Movimiento Sin Tierra (MST) en el campo brasileño; y a situaciónes internacionales, como el caso del chantaje del presidente Evo Morales contra la empresa estatal Petrobrás y contra los hacendados brasileños que poseen tierras en Bolivia. También, en el plano internacional, puede mencionarse en el mismo sentido la actitud invariablemente conciliadora del presidente Lula en relación al populista presidente Chávez, de Venezuela, dejándole el campo libre para ejercer un liderazgo latinoamericano.

6. Los resultados psicológicos de los referidos "apagones" han sido similares tanto en el plano nacional como en el internacional: además del desgaste de las estructuras sociales y políticas brasileñas, el efecto obtenido, independientemente de las intenciones del presidente Lula, ha sido el desgaste anímico y la apatía de la población, con la consecuente sensación de que son tantos los problemas, que poco o nada se gana enfrentándolos...

7. ¿Existirá un método por detrás del estilo Lula de resolución de conflictos? Y, si así fuese, ¿a quién favorecerá en el corto, el mediano y el largo plazo? Los cientistas políticos, sociólogos, otros especialistas y el público en general, tienen la palabra.

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21 de abril de 2007



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