El Salvador: izquierda, elecciones y "test" cubano

La izquierda salvadoreña carga con el lastre de su pasado violento y de su falta de arrepentimiento, viéndose también afectada por el polémico desempeño de gobiernos de izquierda como el de Chávez, en Venezuela y el de Lula, en Brasil, así como por el desastre de Cuba castrista y el colapso de Aristide, en Haití

por Gonzalo Guimaraens


El próximo 21 de marzo, en El Salvador, 3 millones y medio de salvadoreños participarán en una decisiva elección presidencial, existiendo la posibilidad de que, por primera vez, un partido de izquierda pueda obtener la suprema magistratura.

Antonio Saca, un empresario de 38 años, es el candidato de la Alianza Renovadora Nacional (ARENA), el partido de gobierno, que mantiene en las encuestas una estrecha diferencia sobre Jorge Schafik Handal, ex guerrillero comunista y actual diputado, de 73 años, candidato del izquierdista Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN). Otros dos candidatos poseen un pequeño número de simpatizantes, que eventualmente podrán ser decisivos en una segunda vuelta electoral, en caso de que ninguno de los candidatos sobrepase el 50% de los votos.


Izquierda salvadoreña: lastre pasado y presente

El FMLN fue el partido más votado en las dos últimas elecciones parlamentarias y ha ganado la alcaldía de San Salvador, la capital del país, en los últimos tres períodos. Sin embargo, en el plano nacional la izquierda salvadoreña no ha podido desvencijarse del lastre de su pasado violento y de su total falta de arrepentimiento, vergonzoso pasado que ahora trata de maquillar con su actual ambigüedad ideológica. En el plano internacional, está siendo indirectamente afectada por la crisis de los modelos de izquierda, con el polémico desempeño de Chávez, en Venezuela, el de Lula, en Brasil y el de Kirchner, en Argentina; así como por la ciega radicalidad comunista del régimen cubano, su viejo aliado; y por el reciente derrumbe del gobierno del presidente "liberacionista" Bertrand Aristide, de Haití.


Cuba comunista y "teología de la liberación"

En la década del 70, Cuba comunista tuvo un decisivo papel en la unificación de los principales movimientos de izquierda partidarios de la violencia revolucionaria, incluyendo a seguidores de la "teología de la liberación". Ello dio lugar a la creación del FMLN, el cual, a su vez, fue un elemento decisivo para lanzar a El Salvador, en 1980, a una sangrienta guerra civil. Ésta sólo terminó 12 años después, en 1992, con la firma de los llamados Acuerdos de Paz, bajo la supervisión de la ONU. El trágico saldo fue de 70 mil víctimas, de un país destrozado y de cerca de 1 millón de salvadoreños que huyeron del país.

La crueldad de la guerra civil no estuvo ajena a ninguna de las partes en conflicto, inclusive, entre algunos de los que se oponían a las guerrillas, algo que se deplora y jamás se justifica, porque ningún fin puede justificar los medios.

De cualquier manera, la culpa histórica recae sobre Cuba comunista y sus seguidores salvadoreños, como lo recordó sin eufemismos el actual presidente de El Salvador, Lic. Francisco Flores, durante la sesión de clausura de la Cumbre Iberoamericana de Panamá, en 2000. Ante cámaras de televisión del mundo entero, increpó al dictador de Cuba, Fidel Castro, por haber estado "involucrado en la muerte de tantos salvadoreños", por haber entrenado "a tanta gente para matar salvadoreños" y por haber "tenido una participación cruel, sangrienta e irresponsable" en la guerra civil movida por las guerrillas marxistas.

El histórico gesto del presidente Flores fue una respuesta al dictador Castro, quien acababa de responsabilizarse por el entrenamiento y apoyo a los movimientos revolucionarios en las Américas y en África, habiendo concluido de manera afrentosa: "Y no nos arrepentimos". Dígase de pasada, fue tal la lección recibida por el dictador, que es posible que esto haya pesado para que nunca más asistiese a las Cumbres Iberoamericanas.


FMLN: ningún arrepentimiento

De manera análoga, de parte del FMLN tampoco hubo arrepentimiento de ninguna especie por su violento pasado revolucionario y por sus vínculos con Cuba comunista. El 16 de enero pp., en discurso conmemorativo de los 12 años de la firma de los Acuerdos de Paz, el candidato presidencial Schafik Handal recordó que en la ocasión había dejado claro que "no venimos como ovejas descarriadas que vuelven al redil"; y que dejaron las armas, pasando a usar "nuevos métodos de acción política", en el contexto de un cambio de estrategia.

Para sólo mencionar algunos ejemplos, tres figuras clave en el FMLN, el mencionado candidato Handal, el coordinador nacional del partido, Salvador Sánchez Cerén y el alcalde de Nueva San Salvador, Oscar Ortiz se manifestaron en favor de Cuba comunista, sin que se conozcan declaraciones rectificadoras o, menos aún, de retractación.


Handal: "Cuba es la esperanza"

Durante el 5o. Foro de São Paulo, efectuado en 1995 en Montevideo, Handal llegó a afirmar que "Cuba es la esperanza" y aseguró de manera grandilocuente que "habrá socialismo cubano y revolución para siempre". En 2003, Handal dijo que consideraba "importante" que El Salvador "se abra" a Cuba comunista, reanudando relaciones diplomáticas con el régimen de Castro, alegando que "somos de los pocos países que no tenemos relaciones diplomáticas" con la isla. El candidato de izquierda parecía olvidar el papel del intervencionismo castrista en su país, que provocó tantas decenas de miles de muertos y que está en la raíz de esa ruptura de relaciones diplomáticas, que se mantiene hasta hoy.

A mediados de 2003, poco después del fusilamiento de tres cubanos que intentaron huir en busca de la libertad, en medio de un clamor internacional condenatorio al régimen de La Habana, Sánchez Cerén escribió una carta al dictador Castro, en nombre de la comisión política del FMLN, tratando de justificar al régimen de La Habana.

Ortiz, por su parte, alegó que en caso de ganar el pleito presidencial, el FMLN debía reanudar relaciones con Cuba "por razón ética, moral e histórica". O sea, por la fundamental sustentación del régimen comunista caribeño al FMLN, antes y durante la guerra civil.


FMLN: metamorfosis anestesiante

El avance electoral del FMLN, en los planos legislativo y municipal sólo ha sido posible debido a una acentuada metamorfosis de dicho partido, comenzada en 1992 con la firma de los Acuerdos de Paz, por medio de la cual pasó a esconder sistemáticamente sus metas sociopolíticas más extremadas. Con ello, evita alarmar a la población e, inclusive, ha conseguido anestesiar a sectores de ella.

Talvez se pueda decir que, en ese sentido, en el marco del Foro de São Paulo, agrupación que reúne a los principales partidos comunistas y socialistas del continente, Handal y el FMLN fueron un experimento precursor de la estrategia que vendría a desarrollar, a partir de 2002, Lula y el Partido de los Trabajadores (PT) en Brasil. En ese sentido, se podría hablar con más propiedad de un Lula "handalizado" que de un Handal "lulizado".

Más allá de estas disquisiciones, lo concreto es que el FMLN ha asegurado y asegura en alta voz, que gobernará para "todos" los salvadoreños y salvadoreñas; que no existirían razones para ningún "temor infundado" en el plano socioeconómico, pues sería respetada "la inversión nacional y extranjera", reconocida, al menos en el papel, como "indispensable" para el desarrollo; que no habría "re-nacionalizaciones" de empresas; y que inclusive se promovería un "diálogo constructivo" con el gobierno norteamericano. Es lo que se lee en importante documento de la comisión política del FMLN, bajo el tranquilizador título "Cambio seguro por un futuro mejor".

Sin embargo, esa retórica no ha sido suficiente como para disolver las legítimas desconfianzas de sectores decisivos de la opinión pública salvadoreña con relación a la izquierda metamorfoseada.


El "test" cubano

En esta coyuntura, y ante la alegada disposición dialogante del FMLN en temas fundamentales de la vida nacional, sería sumamente interesante que el Sr. Handal se dispusiese a someterse públicamente al "test" cubano:

* que manifieste, ante El Salvador y el mundo, sin ambages o eufemismos, si continúa pensando que el infierno cubano "es la esperanza" y cuál sería la contribución de su eventual futuro gobierno para perpetuar, "para siempre", la nefasta revolución comunista;

* que se defina, con urgencia, sobre los 45 años de Cuba comunista; sobre el "paredón"; sobre los presos políticos; sobre los modelos de educación y salud cubanos, presentados como supuestos "logros" cuando en realidad constituyen dos implacables mecanismos de control mental de la población, con maestros y médicos cumpliendo el triste papel de comisarios políticos; etc;

* que revele también, como valiosa contribución a la memoria y la verdad históricas, todas las dimensiones de la ayuda castrista al FMLN antes y durante la sangrienta guerra civil.

El "test" cubano podría constituir un instrumento fundamental para una saludable división de aguas, en la recta final de la campaña electoral que, de acuerdo a la ley, debe terminar el 17 de marzo. Serviría así para revelar los recónditos pensamientos de Handal y de los directivos del FMLN (cfr. S. Lucas 2, 35): obligados a abandonar la protectora y anestésica ambigüedad, tendrían que definirse sobre esos y otros cruciales temas ideológicos.


Izquierdas latinoamericanas: remolinos y turbulencias

En 2003, durante la 17a. convención nacional del partido, Handal se vanaglorió de que "al viento latinoamericano lo tenemos hoy a favor". Sin embargo, en marzo de 2004, esos "vientos" que soplaban favorablemente para las izquierdas continentales casi sin obstáculos, se han transformado en inesperados "remolinos" y hasta en "turbulencias", con el consiguiente desprestigio de la causa izquierdista en el ámbito latinoamericano y mundial. Como ya fue recordado, baste considerar la ruina política y económica a que Chávez está conduciendo a Venezuela; las incómodas cuentas a pagar morales, políticas y económicas que están siendo presentadas al gobierno de Lula, en Brasil, transcurrida la "luna de miel" de su primer año de gobierno; el estilo contradictorio-caótico que Kirchner viene imprimiendo a su gobierno en Argentina; el desastre del castrismo; y el colapso del gobierno de Bertrand Aristide, un ex sacerdote, formado en la escuela de la "teología de la liberación".

Los modelos que las izquierdas continentales se esforzaron en presentar como apetecibles, y que hasta hace poco podrían haber reforzado la posición del FMLN, están mostrándose indigestos.


El Salvador: pequeño país, gran vocación

Son estas las consideraciones que queríamos manifestar, talvez con imprecisiones propias de la distancia geográfica, pero con el calor del sincero afecto hacia el sufrido pueblo salvadoreño, un hermano iberoamericano. El Salvador es un pequeño país con una gran vocación histórica. Lo que se juega en las próximas elecciones presidenciales salvadoreñas posee una importancia que trasciende sus fronteras, pudiendo llegar a tener una influencia decisiva en toda América Latina, del punto de vista psicológico y político, en caso de que interrumpa la secuencia del "dominó" electoral izquierdista en América Latina.


Postdata:

También en el curso de este año, Uruguay, otro país pequeño pero históricamente capaz de tener influencia simbólico-política en nivel continental, enfrenta delicadas elecciones presidenciales con varios aspectos similares al cuadro salvadoreño. Por ejemplo, el de la singular y anestésica metamorfosis de la izquierda. El senador uruguayo José Mujica, un ex guerrillero tupamaro, acaba de explicar a este respecto, a un periodista que lo acaba de entrevistar: "¿Qué querés, que asuste a los burgueses, que los esté corriendo de antemano? Me parece que no. (...) Además, y guardando las distancias, de camino y todo lo demás, cuando Fidel Castro estaba en la Sierra Maestra nunca habló de socialismo, y habría sido una estupidez que lo hiciera" ("Brecha", Montevideo, Febr. 29, 2004).


Gonzalo Guimaraens es analista político. Escribió este artículo para Destaque Internacional. E-mail: cubdest@cubdest.org

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