Uruguay, Cuba y neo-imperialismo de izquierda Dos pesos y dos medidas preocupantes, de los presidentes Lula y Kirchner por Gonzalo Guimaraens Episodios recientes en las relaciones con Uruguay y Cuba, protagonizados por los presidentes de Brasil, Sr. Luiz Inácio Lula da Silva, y de Argentina, Dr. Ernesto Kirchner, dejaron al descubierto dos pesos y dos medidas que configuran un preocupante espíritu neo-imperialista, con signo de izquierda, en América Latina. Durante la última reunión de presidentes de los países del Mercosur efectuada en diciembre, en Montevideo, capital del Uruguay, Lula y Kirchner se negaron a efectuar encuentros protocolares personales con el presidente del país anfitrión, pero sí lo hicieron con el candidato de las izquierdas en las próximas elecciones nacionales, a menos de un año de las mismas. Ambos presidentes, al parecer, no quedaron satisfechos con ese gesto de arrogancia no sólo en relación al mandatario de un país geográfica, económica y políticamente más pequeño, sino a todos los uruguayos que, independiente de sus posiciones ideológicas, tienen en alta consideración la soberanía y dignidad de su país. Así, concurrieron a la alcaldía de Montevideo para recibir las llaves de la ciudad, evento que se transformó en un acto político a favor del candidato presidencial izquierdista. Si en un contexto de signo contrario, un embajador norteamericano hubiera hecho similares desplantes a un gobernante izquierdista, no sólo las izquierdas del Uruguay, sino las del mundo entero, con el apoyo de las redes neo-revolucionarias que gravitan en torno del Foro Social Mundial (FSM), habrían iniciado un escándalo internacional de proporciones inimaginables. Sin embargo, ante los referidos episodios prefirieron adoptar un silencio satisfecho. ¿De qué valen, entonces, y cuál es la sinceridad de los reclamos contra el poder "unipolar" y "hegemónico", contra el "imperialismo del Norte", etc., que oímos constantemente en prosa y en verso, si se es connivente con actitudes neo-imperialistas de gobernantes de izquierda, en un pequeño país vecino? Si comparamos esa posición de los presidentes de Brasil y Argentina en relación a su par uruguayo, con la asumida hacia el dictador comunista de Cuba, quedan en evidencia dos pesos y dos medidas preocupantes. El Sr. Lula, en su visita a Cuba en septiembre de 2003, pasó horas reunido en encuentros personales con el sanguinario dictador y en sus intervenciones públicas no hizo la más minima referencia a las violaciones de los derechos humanos en la isla-cárcel, alegando el principio de "autodeterminación" de los pueblos, como si los desdichados cubanos pudieran "autodeterminarse", y como si el régimen cubano no estuviese violando acuerdos y convenciones internacionales que se comprometió a respetar. Esgrimiendo el mismo argumento de la "autodeterminación", se negó a recibir no sólo a representantes de la oposición sino a familiares de los presos políticos cubanos. Por su parte, el Dr. Kirchner, al asumir el cargo presidencial, recibió al dictador Castro con todas las atenciones posibles; su flamante canciller, en lamentable frase de antología, contra todas las evidencias, declaró: "No me atrevo a decir abiertamente: se violan los derechos humanos en Cuba"; y Eduardo Luis Duhalde, secretario de Derechos Humanos, salió en defensa del régimen cubano porque a su entender "no hay una violación sistemática" de los derechos fundamentales en la isla. Poco después, el gobierno argentino ofrecía, a costa del contribuyente, una ventajosísima refinanciación de la deuda del régimen cubano con Argentina. Tal como fue revelado en el reciente Foro Social Brasileño (FSB) por personeros ligados al gobernante Partido de los Trabajadores, la meta de las izquierdas brasileñas y continentales sería la "reconstrucción del bloque socialista" a nivel internacional, y la "derrota de los Estados Unidos" (cfr. Destaque Internacional, "Foro Social Brasileño: coyuntura latinoamericana y política externa lulista", Nov. 13, 2003). Si se analiza la estrategia diplomática del gobierno de Brasil durante el 2003, se verifica que sus principales lances fueron de molde a concretar este objetivo, beneficiando no sólo al régimen de Fidel Castro sino también al gobierno procastrista del Coronel Chávez, en Venezuela, y favoreciendo el resurgimiento izquierdista en el continente. Para el 2004, Lula ha lanzado la idea de una sui generis cumbre conjunta de mandatarios sudamericanos y de países árabes, incluyendo a los de Libia y Siria, que acaban de ser visitados por éste; y ha reiterado su intención de estrechar lazos con China comunista (cfr. Denise C. Marin, "Diplomacia de riesgo", O Estado de S. Paulo, Dic. 31, 2003). Será preciso acompañar con atención la evolución de los hechos durante 2004. Se podrá al mismo tiempo verificar si la tan mentada "diversidad", esgrimida por las neo-izquierdas del FSM como uno de los "paradigmas" socialistas del siglo XXI, incluirá el pleno respeto al derecho de discrepar públicamente. Postdata : Los 45 años de tiranía comunista en Cuba, cumplidos el 1o. de enero pp., pasaron casi inadvertidos. No nos consta que siquiera un líder mundial -espiritual o político- haya hecho referencia a esta tragedia de 12 millones de hermanos latinoamericanos, con todos sus derechos suprimidos, y sin la menor posibilidad de "autodeterminarse". Hay quienes continúan intentando justificar al régimen comunista alegando supuestos logros en "educación", "salud" y "alimentación" (cfr. Fray Betto, "Cuba resiste, solidariamente", Folha de São Paulo, Brasil, Enero 4, 2004). A éstos, que sirvan de meditación las valientes palabras pronunciadas el sábado 27 de diciembre pp. por el nuevo sacerdote Albert Pons Santana, de 32 años, durante la ceremonia de su ordenación sacerdotal en la Catedral de Camagüey, Cuba. El P. Pons dijo a los presentes que "en estos años de estudio en Roma soñaba con regresar a Cuba, pero hoy que estoy aquí, me cuesta trabajo creer que ésta sea la patria con la que soñaba", añadiendo que "la destrucción está por doquier, y ver niños con hambre y sin educación es horrible, el gobierno debería actuar en tal sentido y permitir la apertura a la que Su Santidad nos invitó y propuso". Según narró la agencia CubaNet, "las palabras del nuevo sacerdote fueron seguidas de una cerradísima ovación", y las fuerzas represivas "comenzaron de inmediato a llegar al lugar", desplegando "un férreo cordón de seguridad". FIN
Gonzalo Guimaraens es consultor; escribió este artículo para la agencia Destaque Internacional. E-mail: cubdest@cubdest.org
|