IS, PT y nuevos "paradigmas" socialistas: ¿qué son y a dónde conducen? Por Gonzalo Guimaraens En el reciente congreso mundial de la Internacional Socialista (IS), efectuado en la ciudad de São Paulo, Brasil (27-29 de octubre de 2003), las más altas autoridades de ese país, pertenecientes al Partido de los Trabajadores (PT), se hicieron presentes manifestando euforia y locuacidad ante el reciente avance electoral de las izquierdas en América del Sur. Sin embargo, se mostraron parcos y ambiguos en la hora de definir en qué consistiría la "reconstrucción" de los paradigmas del "socialismo democrático" que dicen propiciar y cuáles serían las diferencias con los anteriores. Ambigüedad significativa, porque esos viejos paradigmas socialistas contribuyeron a dejar una herencia de injusticia, miseria y sangre, con más de 100 millones de muertos y un triste legado que continúa pesando en países como China, Cuba, Vietnam y Corea del Norte. Esa ambigüedad sobre los pregonados nuevos paradigmas, el tipo de sociedad a que conducirían y aquello que los diferenciaría de los paradigmas socialistas del pasado, caracterizó las declaraciones del presidente de Brasil y presidente de honra del PT, Sr. Lula da Silva; de la alcaldesa de São Paulo y vicepresidenta del PT, Marta Suplicy; de Marco Aurelio García, alto asesor del presidente Lula para asuntos internacionales; de José Genoino, presidente del PT; de Luis Favre, asesor del PT y uno de los articuladores de los contactos con la IS, así como de otros personeros petistas. Dicha ambigüedad talvez sea hoy el talón de Aquiles publicitario de los neoizquierdistas en América Latina. Por ello, quienes desconfían de esas izquierdas, así como de los planos que tienen entre manos, precisan solicitarles definiciones, de manera civilizada, pero firme, y proponerles debates públicos a ese respecto. En ningún momento de sus intervenciones y declaraciones durante el congreso de la IS, los miembros del PT reconocieron que es en la propia esencia del "sueño" socialista del pasado donde están los gérmenes de las atrocidades que de él surgieron. ¿Cómo de un árbol malo, que ya dio abundantes frutos malos, podrían nacer hoy frutos buenos? Esa es una delicada interrogación que enfrentan los actuales líderes neosocialistas. Lo máximo que critican es el "dogmatismo" del socialismo del pasado; pero, como ya se resaltó, ni por asomo se habla de los crímenes que costaron 100 millones de muertos. En una época en que, desde tiendas neosocialistas, se resalta la "reflexión crítica" como una virtud indispensable, se debería abordar sinceramente el significado de haber adherido a ese socialismo real, respecto de lo cual no se puede simplemente hacer borrón y cuenta nueva. Citemos como ejemplo característico de lo anterior algunas frases del importante discurso del Sr. Lula da Silva, cuyo texto íntegro ofrecemos a los lectores interesados. Lula destacó que "no desconocemos las herencias del socialismo del siglo XX", y que "sobre todo no olvidamos sus sueños, el sacrificio de tantos, las esperanzas que fueron capaces de despertar"; que "reflexionamos críticamente sobre muchos paradigmas teóricos que recibimos y -sin caer en el pragmatismo- tratamos de crear un movimiento que fuera capaz de enfrentar, de manera creativa, no dogmática, los grandes desafíos de nuestro país"; que "las profundas transformaciones por las cuales pasó el mundo en las últimas décadas debilitaron muchas certezas y afectaron en parte paradigmas socialistas del pasado"; que "el pasado del socialismo nos dejó algunas lecciones"; que "importantes alternativas políticas se construyen sin dogmatismo, de manera plural, en el respeto a las diferencias"; que "la esencia del socialismo" sería "un mundo más libre y justo"; y que es preciso contribuir para "la reconstrucción del proyecto socialista". Sería simplista afirmar que los alegados nuevos paradigmas socialistas sean idénticos a los viejos. Pero cabe preguntar si dosis importantes de la substancia no continuarán estando presentes, quedando las diferencias más importantes para los accidentes y, especialmente, para las nuevas estrategias que están siendo aplicadas con vistas a alcanzar metas comuno-anárquico-autogestionarias similares. Es sintomático que el presidente Lula, al final de su discurso, en un momento improvisado, después de afirmar que "lo básico de la democracia es la convivencia en la diversidad", citara como ejemplo de tal "diversidad" al Foro de São Paulo, creado en 1990 por él y por el dictador Fidel Castro, en el cual coexisten armónicamente desde socialistas moderados, pasando por narco-guerrilleros colombianos, hasta los comunistas cubanos. Pobre América Latina y el futuro que le espera, si la tónica de la "democracia" neosocialista estuviera dada por esa sui generis "diversidad" presentada por Lula como ejemplo. Esta preocupación sobre el significado de la "diversidad" neosocialista no es en vano, si se considera que varios de los presentes en el congreso de la IS, como la alcaldesa de São Paulo en su discurso de bienvenida, destacaron el papel orientador del Foro Social Mundial. En él, como diversos especialistas ya notaron en su oportunidad, se propone un "mundo nuevo" construido sobre una "diversidad" que haga de la relativización de toda verdad una especie de valor absoluto; "diversidad" que, bajo la apariencia de una democracia irrestricta, podría contener en su seno un peligroso y nuevo totalitarismo excluyente, discriminatorio, neoinquisitorial y "transversal", que asfixiaría a quienes defiendan los principios de la civilización cristiana (cf. "Foro Social Mundial, ‘diversidad’ y nuevos totalitarismos", CubDest, Febr. 14, 2003). Sería un error subestimar la fuerza actual de petistas, socialistas y miembros del Foro Social Mundial, así como su capacidad de articulación internacional, alegando pasados fracasos o ambigüedades presentes. Los antecedentes expuestos justifican las aprensiones. El tiempo dirá en qué medida éstas se concretan o no. FIN Gonzalo Guimaraens es consultor político y redactó este informe para Destaque Internacional. E-mail: cubdest@cubdest.org
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