Foro Social Mundial: las "redes", sus metas y estrategias

por Gonzalo Guimaraens


* Tácticas denominadas "liliputianas" y de "invisibilidad" dan apariencia de espontaneidad a lo que en realidad constituye una gigantesca articulación contestataria

* Objetivos de corto y mediano plazo para Europa, Estados Unidos, América Latina e India


Hasta un pasado reciente los movimientos de izquierda se articulaban de manera jerárquica, en torno de un partido o de una entidad de masas. Hoy, el modelo en boga es el de las llamadas "redes", un tipo de "(des)organización" que "no posee estructuras jerárquicas ni centro de dirección", contando apenas con "nudos" en cuyas intersecciones se unen "horizontalmente" centenas y millares de organizaciones contestatarias. Es lo que explica el ítalo-brasileño José Luiz Del Roio, un intelectual con participación decisiva en el 3er. Foro Social Mundial, dirigente de la asociación italiana "Punto Rojo", que tiene entre sus objetivos "recuperar críticamente la experiencia histórica y política de la nueva izquierda y del movimiento operario y comunista en general", así como participar en la actual tentativa de "refundación teórica del marxismo".

Del Roio y su organización "Punto Rojo" integran la red denominada Foro Mundial de las Alternativas, una articulación internacional de izquierda revolucionaria muy influyente en el comité internacional del Foro Social Mundial, que tiene como principales exponentes a tres teóricos neomarxistas: el sacerdote belga François Houtart, que fue presidente da tristemente célebre Tricontinental, lanzada por Ernesto "Che" Guevara en La Habana, y que hoy dirige el Centro de Estudios Tricontinental, en Bélgica; el húngaro István Mészáros, ya citado en anterior artículo; y el egipcio Samir Amin.

Las ventajas estratégicas de la organización en redes, de manera horizontal y no jerárquica, son grandes. Para ilustrarlo, Del Roio coloca como ejemplo la italiana "red de Liliput", cuyo "líder moral" es el sacerdote católico Alex Zanotelli, una de las figuras más activas de la "teología de la liberación" y la izquierda católica en Italia, una especie de Fray Betto de ese país. El nombre y estilo de actuación de dicha "red" hace referencia a la obra del escritor irlandés Jonathan Swift, en la cual una multitud de "enanitos" consiguió neutralizar al gigante Gulliver.

La estrategia "liliputiana" consiste en tejer una red mundial tan abarcativa cuanto posible, ganando constantemente espacios e influencia ante la opinión pública para obtener un aislamiento, desprestigio y cerco "siempre más estrecho y denso" en torno del Gulliver actual, representado por el gobierno conservador norteamericano y por el llamado neoliberalismo. Otra táctica de las redes mencionada por Del Roio es la "invisibilidad" en la acción, inspirada en las guerrillas zapatistas de Chiapas, que hace difícil al adversario detectar la identidad de quienes se le oponen. En las manifestaciones masivas de Italia, esa "invisibilidad" se refleja en decenas de millares de participantes vestidos "tutte bianche", "casi como si fuesen fantasmas".

En el panel "Imperio, guerra y unilateralismo", Del Roio trazó sin eufemismos los principales objetivos internacionales de las "redes", en el corto y el mediano plazo: poner centenas de millares de personas en las calles de las principales ciudades de Europa, contra la guerra en Irak y contra el gobierno norteamericano (la próxima fecha de grandes mobilizaciones simultáneas sería el 15 de febrero); impulsar una Europa fuera de la OTAN, aliada con Rusia; incentivar un acercamiento entre Rusia y China; apoyar al gobierno brasileño en el estrechamiento de vínculos con Rusia, China e India; establecer contactos y apoyar de todas las maneras posibles a los movimientos contestatarios dentro de los Estados Unidos, para crear en la opinión pública norteamericana un contrapeso al gobierno conservador; y alentar la participación de creyentes, especialmente, de los católicos.

En el panel "Insurgencia ciudadana contra el orden establecido", el padre Houtart explicó el interés estratégico enorme que ha adquirido la India para impulsar la revolución a nivel asiático y mundial, destacando que en los últimos 15 años se viene produciendo una "multiplicación" de las insurgencias sociales en dicho país. No en vano los organizadores del FSM decidieron que el 4o. FSM se efectúe en la India en 2004, con lo cual se espera poder dar un respaldo a esas insurgencias y a las que fermentan en otros países asiáticos.

El sistema de redes, más allá de sus ventajas estratégicas evidentes, está siendo presentado por participantes del FSM como un modelo de "globalización alternativa", de relacionamiento social que rescata los objetivos anti-jerárquicos e igualitarios del socialismo marxista y gramsciano. Es lo que afirma, por ejemplo, Alexander Vladimir Buzgalin, de la Universidad de Moscú, director de la revista marxista "Alternatives", en su estudio "Alter-globalism and new social movements: theory and practice" (2003), que fue distribuido y comentado durante el FSM. Es de destacar que las llamadas "teorías del caos", aplicadas a los movimientos sociales, también muestran predilección por las redes en cuanto sistema (des)organizativo.

Las redes, con sus estrategias, su poder y sus metas, sin duda impresionan. Sería un grave error subestimarlas. Pero no son invencibles y tienen su "talón de Aquiles". Por ejemplo, simplemente dejar al desnudo sus metas revolucionarias y mostrar que detrás de la aparente espontaneidad de esos movimientos contestatarios existe toda una teoría de acción revolucionaria, les quita buena parte de su fuerza de impacto.


FIN



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