Estados Unidos-Cuba: actualidad de un memorándum

por Gonzalo Guimaraens


En abril de 1995 el senador Helms visitó Miami para hablar al destierro sobre su proyecto de Ley de Libertad y Solidaridad Democrática con Cuba. En la ocasión, la entidad Cubanos Desterrados, entonces presidida por el Sr. Sergio F. de Paz, le entregó un memorándum en el que, junto con hipotecar su apoyo a dicha iniciativa legal, llamaba su alta atención para la existencia de un "activo componente publicitario" al servicio del comunismo cubano que no podía ser subestimado y que debía ser contrarrestado con urgencia pues, de lo contrario, "se podrán ganar batallas legales contra el castrismo, pero se corre el riesgo de acabar perdiendo la guerra".

A pocos días del inicio del mandato presidencial del republicano George W. Bush - para cuya victoria electoral el voto cubano fue decisivo y en relación a cuya persona se han cifrado no pocas expectativas para la causa de la libertad de Cuba- el referido memorándum presenta una notable actualidad.

En efecto, se explicaba allí que la lucha anticastrista trasciende los límites de la isla-presidio, del exilio cubano y de los propios Estados Unidos pues ella está en el epicentro de una batalla ideológica mucho más amplia que se traba entre los defensores de la libertad y las fuerzas comunistas que sobrevivieron al derrumbe del imperio soviético. Del lado revolucionario, dicha batalla publicitaria se libra en forma eminentemente desleal y subrepticia pues en la gran mayoría de los casos sus integrantes no se presentan públicamente como comunistas, ni siquiera como admiradores de esa nefasta doctrina, pues perciben que las condiciones continúan siéndoles adversas. Son como un "iceberg" que, desde los bastidores de la política y la economía mundial, sustenta al dictador Castro y a su régimen como una cabeza visible de dicho "iceberg" y como un "símbolo" indispensable para planos futuros que se traman en América Latina y otras latitudes.

Junto con su innegable influencia política y económica, ese "iceberg" pro-castrista cuenta con un instrumento más efectivo aún: una sutil máquina de propaganda que trata de "inocentar" de sus crímenes al comunismo cubano, al mismo tiempo que lo transforma en un "mártir" de la "agresión" norteamericana, como si la causa de la miseria de Cuba fuese el embargo económico y no el régimen comunista.

Tal como hizo notar el memorándum, sin la capacidad articuladora de ese "iceberg" y sin sus artificios propagandístico-psicológicos, no se comprende que gobiernos que se dicen conservadores incentiven lazos comerciales y diplomáticos con La Habana; que figuras del capitalismo mundial hagan inversiones en Cuba, a sabiendas de que éstas prolongan la supervivencia del régimen y el sufrimiento del pueblo cubano; que personalidades norteamericanas presentadas habitualmente como conservadoras favorezcan las relaciones con La Habana; que gobiernos latinoamericanos presten apoyo al régimen cubano siendo que todos ellos han sido víctimas de la agresión de guerrillas marxistas, que inclusive algunos, como Colombia, continúan sufriendo esa agresión y que otros países del área pueden tornarse particularmente vulnerables a nuevas aventuras izquierdistas en caso de un súbito agravamiento de crisis político-económicas en la región.

Cubanos Desterrados concluían advirtiendo que, como la ley Helms-Burton "herirá en varias partes del mundo los intereses del 'iceberg' pro-castrista, si se subestiman los importantes mecanismos publicitarios que están en las manos de esos enemigos de la libertad, las mejores intenciones podrán naufragar; más aún, se podrá producir un desgaste del prestigio norteamericano en el exterior, con un consecuente debilitamiento de la causa de la libertad en todo el mundo". Como antídoto indispensable para que esto no ocurriese se recomendaba una intensa acción de "esclarecimiento didáctico" de la opinión pública norteamericana y mundial describiendo "los actuales horrores de la dictadura castrista, con su constante violación de los derechos de Dios y de los hombres", esclarecimiento fundamental para "mostrar la sólida justificación moral de las sanciones contra Fidel Castro".

En Miami, en la época en que fue entregado al senador Helms, ese memorándum recibió amplia cobertura de la prensa radial y escrita (cfr. Ariel Remos, "Valiosas sugerencias de Cubanos Desterrados al senador Helms", DIARIO LAS AMÉRICAS, Abr. 30, 1995). En este incierto comienzo de siglo y de milenio, y en esta nueva etapa de la vida política de los Estados Unidos que se inicia, no está de más recordar tales consideraciones que de manera fundamentada alertaron y previeron mucho de lo que aconteció. Ello nos dejará convenientemente pertrechados para enfrentar con éxito los arduos embates que ya se vislumbran en el horizonte. Porque esa misma "máquina de propaganda" pro-castrista está pronta para comenzar en el mundo entero una implacable tarea de desprestigio de la administración Bush y recomenzar su labor de descrédito del exilio cubano.


FIN


Gonzalo Guimaraens es analista político, experto en asuntos cubanos.

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