PLINIO CORREA DE OLIVEIRA, IBEROAMERICA Y CUBApor Gonzalo Guimaraens Fue por fidelidad al Mensaje de Fátima y a la doctrina tradicional de la Iglesia que luchó con su palabra y sus escritos contra el comunismo. Si Brasil no es hoy una inmensa Cuba revolucionaria y si importantes naciones de Iberoamérica evitaron ese triste camino, se debe en gran medida a la acción doctrinaria anticomunista y a la denuncia de la llamada "izquierda católica" efectuada durante décadas por Plinio Corrêa de Oliveira, eminente pensador católico y certero hombre de acción, de cuyo fallecimiento el 3 de octubre se cumple el 5o. aniversario. También fue decisiva la acción de esclarecimiento efectuada por Sociedades de Defensa de la Tradición, Familia y Propiedad (TFP) y entidades afines por él inspiradas, contribuyendo a que el comunismo no consiguiera imponerse en otros países de América del Sur tales como Chile, Argentina, Colombia, Perú, Uruguay, Bolivia, etc. Esa influencia de Plinio Corrêa de Oliveira es hoy un hecho reconocido por historiadores de conceptuadas universidades norteamericanas y europeas, especializados en Brasil y en América Latina. En agosto de 1961, mientras la revolución cubana actuaba como un detonador capaz de incendiar todo el continente, asumía la presidencia de Brasil el izquierdista Jango Goulart. Éste, con el apoyo del arzobispo "rojo" monseñor Helder Cámara y de una corriente del episcopado brasileño, impulsó un acelerado proceso de comunización de dicho país. Pronunciamientos públicos de Plinio Corrêa de Oliveira, incluyendo un libro que mostraba el carácter anticatólico de la reforma agraria socialista y confiscatoria promovida por el presidente brasileño, tuvieron un papel determinante en la reacción doctrinaria anticomunista de vastos sectores de la opinión pública. Reacción de la que se originó el movimiento cívico-militar que en 1964 derribaría al presidente Goulart, impidiendo que el gigantesco Brasil cayese en el comunismo y arrastrase detrás de sí al resto del continente sudamericano (cfr., entre otros, Thomas Niehaus & Brady Tyson, "The Catholic Right in contemporary Brazil: the case of the Society for the Defense of Tradition, Family and Property", in "Religion in Latin America", Markharm Press Fund, Texas, 1989, p. 399). En noviembre de 1989, en vísperas del segundo turno de las elecciones presidenciales brasileñas, en las que el candidato izquierdista exhibía preocupantes posibilidades de victoria, Plinio Corrêa de Oliveira mostró a través de la prensa el carácter procastrista de dicho candidato así como sus estrechos vínculos con la teología de la liberación de inspiración marxista (cfr. "Folha de S. Paulo", Nov. 29, 1989). Con lo cual contribuyó decisivamente a ideologizar el debate, a hacer definir a los indecisos, a sacudir del sopor a los indiferentes, a dar redoblado ánimo a los anticomunistas y a precipitar la derrota electoral de la izquierda. Es de recordar que, en esos mismos momentos, en Europa del Este y en Rusia se iban abriendo fisuras en el imperio soviético. Si en dicha coyuntura el comunismo, con la colaboración de los católicos, hubiese obtenido una victoria en Brasil, fácilmente habría podido arrastrar hacia la izquierda a otras naciones del continente. Con una América Latina bajo la tutela comunista, en condiciones de respaldar políticamente a la antigua URSS, es de preguntarse si el desplomamiento del imperio soviético hubiera llegado a acontecer. La contribución de Plinio Corrêa de Oliveira para señalar los errores de la teología de la liberación y para detener el gigantesco trasbordo ideológico inadvertido de los católicos latinoamericanos rumbo al comunismo, fue igualmente decisiva y bien podría ser calificada como profética. A mediados de la década de 1960 la izquierda internacional, en su ofensiva en varios países del continente, estableció alianzas con sectores "progresistas" de eclesiásticos y de laicos católicos. En 1968, Plinio Corrêa de Oliveira organizó una gran campaña de colecta de firmas para un mensaje a Paulo VI en el que respetuosamente se pedían medidas eficaces contra la infiltración izquierdista en los medios católicos. 1.600.368 brasileños, incluyendo personalidades civiles y eclesiásticas, se sumaron a esta iniciativa. Con las adhesiones obtenidas en Argentina, Chile y Uruguay se alcanzó el impresionante total de 2.038.112 firmas. Fueron numerosos, en los años siguientes, los artículos de prensa, manifiestos y libros del mencionado autor que denunciaron esa espuria alianza comuno-católica y la infiltración revolucionaria en las comunidades eclesiales de base, en un momento crítico en que era casi generalizada la omisión a ese respecto de líderes religiosos y políticos. Es de notar que buena parte de este esfuerzo en torno de un tema decisivo para el futuro del continente fue realizada mucho antes, inclusive, del pronunciamiento de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe que en agosto de 1984 condenó la teología de la liberación de carácter marxista. Los ejemplos de la acción de Plinio Corrêa de Oliveira en favor de Brasil y de las Américas podrían multiplicarse. Ellos están consignados, entre otros libros, en la biografía de Plinio Corrêa de Oliveira escrita por el catedrático e historiador italiano Roberto de Mattei, "El cruzado del siglo XX" (Piemme, Italia, 1996). Plinio Corrêa de Oliveira se destacó como un ardoroso y filial apóstol del Mensaje de Nuestra Señora de Fátima, cuyas apariciones -marcadas por la tragedia, pero sobre todo por la esperanza- consideraba como el acontecimiento más importante del siglo XX. Fue por fidelidad al Mensaje de Fátima y a la doctrina tradicional de la Iglesia que luchó con su palabra y sus escritos contra el comunismo, un flagelo que la Virgen profetizara ya en 1917. Esa misma fidelidad lo llevó a oponerse a colaborar en cualquier campo que fuere con ese "satánico azote", "intrínsecamente perverso", según expresiones del Papa Pio XI. Esta inmensa obra, al mismo tiempo que obtuvo el apoyo agradecido de personas lúcidas y rectas, recibió no pocas manifestaciones de incomprensión, calumnia y odio, sobre todo de los amigos ocultos del comunismo y de los enemigos encubiertos de la civilización cristiana. A ese respecto, explicó el cardenal Alfons Stickler: "Todos los fundadores y personalidades relevantes en la Historia de la Iglesia sufrieron incomprensiones y calumnias. No debe extrañar, entonces, que también Plinio Corrêa de Oliveira haya sido objeto, y pueda serlo en el futuro, de campañas difamatorias, alimentadas hábilmente por aquellos que se oponen a su ideal de recristianización de la sociedad". En el caso concreto de su actuación en Brasil y de su influencia en América Latina, ese odio se explica -claro está que no se justifica- porque hizo fracasar la gran maniobra comunista de apoderarse del continente a través de la colaboración de las mayorías católicas. Plinio Corrêa de Oliveira discernió esa estrategia comunista desde sus comienzos, la fue desenmascarando con precisión y coraje e hizo malograr durante décadas dichos planos revolucionarios mientras muchos dormían y otros afirmaban que la Iglesia se debía transformar. Si con su pensamiento y su acción nos libró de desastres de tal envergadura, en este quinto aniversario de su muerte deberíamos buscar en su legado doctrinario los recursos para enfrentar las actuales maniobras revolucionarias que amenazan destruir los restos de la civilización cristiana. FIN Gonzalo Guimaraens es analista político, experto en asuntos cubanos. E-mail: GGuimaraens@altavista.net
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