El tema de esta columna se sale del político usual. Sin embargo, me parece que presenta un peligro que debemos enfrentar a pesar de la enfermedad de Fidel. Lo único es que no sé si el peligro es real o fruto de una moda como tantas que han salido de cuando en cuando. Esta vez nos llega con sendos endosos científicos y hasta de las Naciones Unidas. Creo que hay que discutir esto.

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¿Una verdad inconveniente sobre Cuba?

por Ernesto F. Betancourt


La película de Al Gore “Una verdad inconveniente” parece va camino de un Oscar. Los cubanos estamos tan envueltos en la salud de Fidel que no miramos más allá de nuestras narices, pero lo que plantea Gore en esa película, de ser cierto, nos pudiera afectar a nosotros tanto o más que al resto de la humanidad. No soy ambientalista, ni experto en cuestiones de esa índole, así que me limitaré a un punto que me dejó muy preocupado. Veamos.

La película cubre los efectos del llamado “calentamiento global” sobre la tierra. De acuerdo con el enfoque propagandístico seguido por el propio Gore, la película presenta primero algunos de los efectos que está causando el cambio de clima, especialmente en el Artico y en lugares como las Nieves del Kilimanjaro o los glaciales andinos y, después, entra a discutir los problemas de las políticas que se han propuesto para contrarrestar ese “calentamiento global.”

Como neófito en la materia, no me voy a meter en la discusión de si la ciencia en que se basa Gore es concluyente o debatible, ni en las fuerzas o intereses de los grupos ambientales o de negocios que pueden estar detrás de todo este debate. Ya sea a favor o en contra. Sí creo que algunos de los hechos presentados como posibles consecuencias afectarian a los cubanos en alto grado y, estoy seguro que, antes de mucho, la maquinaria propagandística del régimen se va a volcar sobre el tema.

Primero, una aclaración. No soy seguidor de Gore. Vivo en Washington hace décadas. Sé que Gore es una persona soberbia y que maltrata a los que trabajan para él. Conocí a su padre, senador igual que él, en casa de un periodista amigo de Tennessee. Tanto el padre como el hijo eran beneficiarios de la ayuda financiera de Armand Hammer, quien fuera presidente de la compañía petrolera Occidental. Después de la caída del bloque soviético, se ha revelado que Hammer era agente de la KGB, además de haber sido amigo de Vladimir Lenin, y usaba su riqueza petrolera para influenciar la política de Estados Unidos. O sea, no le tengo aprecio a Gore. No voté por él cuando fue candidato a la presidencia. Y desconfío de lo que dice.

Mi preocupación mayor, como cubano, es la predicción que hace Gore en dicha película de que, en los próximos cincuenta años, el nivel del mar va a subir veinte pies. Vengo de La Habana y, si esto ocurre, toda la zona céntrica de la ciudad, en que viví mi adolescencia, quedaría inundada por el mar. Adiós al Malecón y a la Habana Vieja. Lo mismo le ocurriría a nuestra bella playa Varadero. Otros podrán hacer sus propias evaluaciones del impacto que esto tendría sobre la Cuba que conocieron.

Por suerte, he leído que esa predicción de Gore se contradice con otras mucho más cautelosas que limitan el surgimiento del mar a de cuatro pulgadas a tres pies en un siglo. Lo que es mucho más manejable y no lo relacionan necesariamente con el “calentamiento global”. De todos modos, creo que, antes de tomar una posición sobre esta película y el tema del “calentamiento global”, los cubanos debemos discutir la factibilidad o no de lo que dice Gore. Además, esto debe definir también nuestra conducta personal en cuanto al consumo de energía y la generación de CO2.

Me parece que, a largo plazo, si esta verdad inconveniente se aplica a Cuba o no es mucho más importante para el futuro y, para nuestros nietos, que si Fidel o Raúl van a seguir detentando el poder.


Diario Las Americas / Publicado el 02-20-2007



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