Comentario sobre "Jaque al Rey" Por Ernesto F. Betancourt El fuerte del libro es el profundo conocimiento que tienen los autores de las relaciones inter-personales dentro de la nomenklatura cubana y, en particular, el feudo entre Raúl Castro y Ramiro Valdés, así como de las relaciones con Hugo Chávez El libro "Jaque al Rey" es el segundo que escriben Juan Benemelis y Eugenio Yañez, ofreciendo una versión novelizada de los acontecimientos dentro de la Cuba actual. El primero, “Secreto de Estado”, fue escrito antes de los inicios de la crisis de salud de Fidel y ofrece una versión muy interesante de las primeras doce horas después del fallecimiento del Máximo líder. Este segundo libro, ofrece al lector una interpretación de muchos hechos ocurridos en los últimos meses y unos diálogos muy imaginativos entre los posibles actores envueltos en estos hechos. Creo que lo más valioso de este segundo libro es la interpretación que ofrece sobre las relaciones internas entre figuras del régimen y con líderes de otros países. Como novelización, al fin y al cabo, no puede ser una explicación de una saga que no ha terminado: la suerte final de Fidel no se sabe todavía. ¿Regresa al poder o no? Yo opino que Fidel, independientemente de su destino físico, ha muerto políticamente, pero puedo estar equivocado. El libro deja esas conclusiones en el aire, al limitarse a dar interpretaciones muy bien llevadas a hechos ocurridos en los meses anteriores y posteriores a la delegación de funciones que hiciera Fidel en julio del 2006. El fuerte del libro es el profundo conocimiento que tienen los autores de las relaciones inter-personales dentro de la nomenklatura cubana y, en particular, el feudo entre Raúl Castro y Ramiro Valdés, así como de las relaciones con Hugo Chávez. Su punto débil está cuando se refieren a otros ambientes sociales que no conocen tan bien. En especial, la interpretación que hacen en relación con la zona de exploración petrolera y de gas al norte de Cuba. Y de la gran maniobra que tenía planeada Fidel para lograr levantar el embargo haciendo uso de la influencia de las compañías petroleras americanas. Sobretodo, la pobremente documentada imputación a Dick Cheney de estar envuelto en un esfuerzo por favorecer a la Halliburton y de que va a volver a dicha empresa cuando deje la vicepresidencia de los Estados Unidos. La realidad es que la zona de exploración marítima petrolera que corresponde a Cuba, que domina el relato en la parte final del libro, también incluye zonas asignadas a México y a los propios Estados Unidos. Si bien es cierto que, tal y como se relata en el libro, Kirby Jones organizó la reunión en México con las autoridades cubanas para interesar a esas compañías a participar en la exploración en el área cubana de esas zonas, el hecho cierto es que mucho más rentable y seguro para ellas es la exploración de las zonas potenciales en el área correspondiente a los propios Estados Unidos, las cuáles cubren una extensión aún mayor. Y, eso se logró que fuera aprobado por el Congreso en la sesión de fin de año, después de la derrota sufrida por los republicanos en las elecciones del 2006. O sea, que la argumentación desarrollada en la parte final del libro ignora que, en realidad, los hechos son básicamente distintos a los que se presentan, sobretodo en cuanto a las discusiones entre el liderazgo chino. Sin menoscabo del potencial económico de esa zona para el futuro de Cuba, la realidad es que Cuba no tiene el monopolio de desarrollo de recursos petroleros que se le imputa en el análisis de toda esa parte del libro. De todas maneras, este es un libro que vale la pena leer a cualquiera que esté interesado en tener una explicación bien documentada de las luchas internas dentro de la dirigencia cubana.
Diario Las Americas
|