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Queridos amigos y colegas:
Conozco algo el Ecuador. Trabajé alli los últimos cinco años de mi labor de consultor como asesor del préstamo del Banco Mundial para reforma del estado. Me tocó la etapa nada grata de Bucarám.
Parece que Correa se dispone a imitar a su amigo y protector, Hugo Chávez, en lo de las groserías y seguir una política arcaica de intervencionismo estatal. Con el precio del petróelo cayendo en picada y los Saudis rehusando restringir la producción de OPEP, las cosas se les van a enredar de mala manera. En cuanto a Evo la guerra civil luce inevitable.
Saludos, ernesto
Diario Las Americas
Publicado el 01-16-2007
Ecuador camino del desastre
Por Ernesto F. Betancourt
Prevalece un sentido de que Quito, la sede del gobierno central, se beneficia excesivamente de los ingresos fiscales y de la alta centralización de la actividad gubernamental. Correa está sembrando vientos, recogerá tempestades
Con la toma de posesión de Rafael Correa, Ecuador inicia otra etapa de crisis política. Tomó posesión primero en una ceremonia indígena, en un poblado llamado Zumbahua, durante la cual atacó ferozmente, usando un lenguaje estilo Hugo Chávez, a Lucio Gutiérrez. Esto sorprendió a muchos, ya que Lucio Gutiérrez acababa de anunciar el apoyo de su partido a Correa en la legislatura. Uno pensaría que un elemental sentido de cortesía llevaría a Correa a usar un lenguaje más moderado. Chávez ha puesto de moda la grosería. Según el hermano de Gutiérrez, Correa es un “insultador profesional.” Además de venir del movimiento que derrocó a Gutiérrez y que se autotitulan “forajidos.”
Desde mi época en la OEA, cuando la Alianza para el Progreso, había llegado a la conclusión de que había gente imbécil con doctorado y sin doctorado. Correa parece caer en la primera categoría. Se va a sumar alegremente a sus colegas en la extrema izquierda, Evo Morales y Hugo Chávez, aunque ambos carecen de doctorado. Como no soy diplomático me puedo gastar el lujo de decir las cosas como las veo. Lamentablemente, esta es la calidad de los gobernantes que rigen Ecuador, Bolivia y Venezuela. Mejor nos acostumbramos. Van a competir entre sí para ver cuál se corona como el más vulgar. En vez de elevar a sus pueblos, los van a degradar. A la larga, esta izquierda va a fracasar.
En el caso de Ecuador, Correa no tenía votos en la legislatura porque había aspirado sin listas de diputados. Eso no era una omisión casual, sino deliberada. Correa considera ilegítimo todo el aparato institucional ecuatoriano y propone una constituyente que cree uno nuevo. Tanto el Tribunal Supremo actual como la Asamblea Legislativa son ilegítimos en su visión de la situación institucional ecuatoriana. Aparentemente, hubo quienes consideraron un error de Correa el haber negociado con Gutiérrez y otros partidos apoyo a la Constituyente en el Congreso. Eso era darles legitimidad. De ahí que, para compensar, Correa sintiera que tenía que insultar a quien lo había apoyado.
El hecho cierto es que en todo el mundo andino, en mayor o menor grado, hay grandes conglomerados humanos de origen indígena que han sido marginados de la vida moderna. Pero eso no se va a solucionar diciendo groserías, ni marginando a los anteriores beneficiarios del sistema. Lo que hace falta son políticas realistas que incorporen a toda la población al mundo moderno. Ya, en Bolivia, las políticas de Evo Morales están llevando al país a una guerra civil. Los departamentos no vinculados con el MAS de Evo Morales, que hoy por hoy son la mayoría del país, demandan la autonomía. En Venezuela, Hugo Chávez durará lo que dure la bonanza petrolera. Con la agravante de que en Venezuela el factor indígena no es, ni con mucho, tan importante demográficamente como en Bolivia, Y ahora, en Ecuador, Correa hará gala de toda la demagogia habida y por haber para tratar de sacar una constitución estilo venezolana. El resultado, al no tener la riqueza petrolera de su amigo y protector, Hugo Chávez, será otra crisis como la de Bolivia. Guayaquil se convertirá en un polo de demandar autonomía, similar a Santa Cruz en Bolivia. Ya, en años recientes, hubo demandas de regionalización del gobierno de Ecuador, basadas principalmente en la región costera que domina Guayaquil. Prevalece un sentido de que Quito, la sede del gobierno central, se beneficia excesivamente de los ingresos fiscales y de la alta centralización de la actividad gubernamental. Correa está sembrando vientos, recogerá tempestades.
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