NOTA INTRODUCTORIA
Después de salir esta columna, ni Fidel ni Raúl asistieron a la apertura de la semana de festejos por el cumpleaños de Fidel y, éste, envió una carta ofreciendo disculpas a los asistentes al acto. Pero, en ninguna parte, he visto una explicación de por qué el heredero designado tampoco asistió. Qué papel patético está jugando la supuesta prensa libre con oficinas en La Habana. ________________________________________________________ Diario Las Americas - Publicado el 11-28-2006En ausencia de Fidel y Raúl Por Ernesto F. Betancourt La ausencia de Raúl en el Karl Marx durante el primer día de actos por el aniversario de las fuerzas armadas revolucionarias revela la debilidad del régimen castrista. No tan sólo está fuera de acción el Máximo Líder, sino que ahora se ausenta, sin explicación, el heredero designado del poder. Entre los que quedan, presidió el acto Juan Almedia, quien comparte con Ramiro Valdés y Guillermo García, el título de comandante histórico de la Revolución. Por su parte el picúo de Chávez dice que Fidel le escribió que va a renacer, como Ave Fénix, después de cuarenta años en el poder. Al momento de escribir estas líneas, no han explicado las razones para la ausencia de Raúl en el Karl Marx. Es más, un despacho de EFE aclara que tampoco se ha dicho si estará presente en los otros eventos que programan los herederos del pintor ecuatoriano Oswaldo Guayamasín, ya fallecido, para celebrar el cumpleaños de Fidel. ¡Tremendo papelazo! Postergaron los festejos de cumpleaños desde Agosto a Diciembre porque se anunciaba que el hombre ya estaría recuperado y, ahora, no tan sólo hay dudas si aparecerá, sino que el heredero, que se rumora padece de cirrosis hepática por haber abusado mucho de la botella, tampoco hay garantía que asista a los festejos. Ramirito debe estar en la conspiradera por lo alto. Los generales de la oligarquía raulista, los cuáles ven con desconfianza a Ramirito, deben haberse quedado erizados ante dicha ausencia. Posiblemente ellos sepan mejor que yo cuál es la verdadera razón. Puede que sea por la salud de Vilma, esposa de Raúl, quien se rumora está tan mal de salud que ha pedido la trasladen a Santiago de Cuba para morir en su ciudad natal. Sea cual fuere la verdadera explicación, estas ausencias no dan seguridad a nadie de que montarse en el carro de un viejito beodo de 75 años, como Raúl, es una fórmula que garantiza el futuro. Hombre, tampoco lo es montarse en el de Ramirito quien tiene 74 años y, si recuerdan, ya tuvo un desmayo cuando una de las marchas en el Protestódromo frente a la Sección de Intereses de Estados Unidos. Nada, la cosa no pinta bien para la oligarquía político-militar-industrial que tanto impresiona a muchos Castrólogos. Además, por ahí andan Lage y Alarcón, sin dejar fuera a Pérez Roque y sus talibanes. Cierto que ninguno de ellos tiene acceso directo al poder militar que pueden movilizar generales como Rosales del Toro, Cintras Frías o López Miera, para no mencionar a Abelardo Colomé del MININT, quien me dicen quedó seriamente escorado por una mordida de uno de sus perros. Todos estaban en el Karl Marx, disfrutando de la culta velada artística que les habían montado. Estos lacayos ambiciosos estarían preguntándose cómo asegurarse de que, pase lo que pase, ellos iban a retener sus privilegios. Momentos así los vivieron los que rodeaban a Batista hace medio siglo. Igual pasó más tarde, en la Unión Soviética, con aquellos viejitos que saludaban al unísono, como si una varita mágica les moviera las manos, durante los desfiles ante el Kremlin en la época final de Brezhnev y después. La realidad, señores, es que el régimen fidelista llegó a su fin. No puede haber una sucesión basada en perpetuar lo que ha fracasado. Todos dentro de la élite del régimen, están acostumbrados a recibir ordenes y pasarlas a los de abajo. Han perdido la capacidad de pensar con sus propias cabezas. El futuro pertenece a quienes tomen la iniciativa y, por primera vez, ofrezcan soluciones a los problemas a partir de lo que aspira el pueblo, haciendo una apertura democrática y liberando la iniciativa privada.
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