La desastrosa Cumbre de Mar del Plata ERNESTO F. BETANCOURT Después de haber escrito esta columna, se produjeron sendos debates entre Kirchner y Fox y entre Chávez y Fox. Al momento de esta publicación las relaciones entre Venezuela y México todavía se mantienen tensas, pero las de Argentina y México ya se calmaron. Dentro de Argentina han surgido cuestionamientos a la conducta del anfitrión. Kirchner es provinciano y está descubriendo la política a nivel nacional. Tal vez más adelante comprenda que un gobernante no invita a su país a otros presidentes para tirarles celadas propagandísticas, como le hizo él a Bush en Mar del Plata, de mutuo acuerdo con Hugo Chávez. AUTOR La diplomacia norteamericana tuvo otro desastre en Mar del Plata, aunque las huestes castro-chavistas no obtuvieron la victoria que esperaban. El presidente Bush manejó la situación lo mejor posible, pero su administración cosecha los varios años de descuido de la región, así como la herencia del llamado Consenso de Washington y de los subsidios agrícolas. Empezando por Chávez. Para vergüenza del pueblo de Venezuela, su conducta careció de la dignidad que corresponde a un jefe de Estado. Un asistente a una cumbre no va a un estadio a codearse con el drogadicto de Maradona y eso fue lo que hizo Chávez. Kirchner no se dio cuenta de que, siendo anfitrión de una cumbre presidencial, a él le correspondía asegurar su éxito. Su discurso inaugural fue desbalanceado. Aprovechó la ocasión para plantear el problema de las negociaciones de su administración con el Fondo Monetario, en las cuales depende en alto grado de que Estados Unidos lo apoye. Pero no tuvo la integridad de criticar las políticas fracasadas de Fidel Castro que ahora promueve Hugo Chávez. Como buen terrorista llegado al poder --era montonero-- hizo la vista gorda con los piqueteros ''duros'' que montaron los motines y saqueos de tiendas en Mar del Plata. Viendo la cobertura de televisión, uno se daba cuenta de que la policía tenía órdenes de no intervenir, excepto si los amotinados se dirigían al hotel donde se reunían las delegaciones a la cumbre. Cualquiera que esté al día de lo que pasa en la Argentina, sabe que los piqueteros ''duros,'' que eran los que estaban haciendo la tirada de piedras y de cócteles Molotov, cuentan con la tolerancia de los colaboradores de Kirchner para hacer toda clase de tropelías. Los muy imbéciles quemaron un banco de nombre español, no americano. Daniel Katz, aparentemente alcalde de Mar del Plata, tuvo el coraje de ir a los barrios afectados y dar la cara; la policía tuvo que protegerlo de la ciudadanía. Para calmar los ánimos, les dijo que el gobierno de Kirchner había prometido pagar por todos los daños causados. Claro, como que fue el gobierno quien impidió a la policía actuar contra los amotinados. No es precisamente la conducta que se espera de un anfitrión de una cumbre. En lo sustantivo, el desaforado de Chávez había amenazado con ''mandar al carajo al ALCA''. Según su demagógico discurso en el estadio, no tan sólo iban a enterrar el ALCA, sino después el capitalismo. Pero resulta que el ALCA quedó con vida. Para no hablar del capitalismo. El pobre diablo de Ricardo Alarcón fue de comparsa de Chávez, pero pasó inadvertido. Cualquier cosa por seguir en la nómina. Lo más interesante es el caso de Lula. Estuvo muy discreto. Parece que la divulgación de que Fidel había aportado 3 millones de dólares a su campaña presidencial lo llevó a la discreción. Además, tenía programado un almuerzo con Bush en Brasilia para el domingo y no iba a ponerlo en peligro hablando boberías en la cumbre. Lula ha demostrado en su gestión presidencial que los inte- reses brasileños tienen prioridad sobre otras consideraciones. Y, en eso, está correcto. El chileno Insulza se tiró con unas declaraciones, insólitas para un secretario de la OEA, criticando a Bush por levantar en la cumbre el tema del ALCA. ¿Sólo Bush levantó temas que afectarían el acuerdo unánime? Fox fue humillado por Kirchner, al no recibirlo, ¡después de tener concertada una entrevista desde hacía un año! Pero ¿qué se habrá creído Fox, que es presidente de un país importante en América Latina? En definitiva, el realismo prevaleció. De 34 países, 29 estaban interesados en continuar tratando el ALCA. El MERCOSUR, agobiado como está por las disensiones internas sobre la arrogancia brasileña en defensa de los intereses de sus capitalistas, era un grupo minoritario dentro de la cumbre. Ni Canadá, México o Chile, ni Centroamérica, ni el Caribe van a sacrificar sus intereses en relación con el mercado americano cuando la otra parte sólo ofrece el petróleo de Chávez y las operaciones de cataratas de Fidel, para no hablar de su fracasado sistema económico. Presidente Bush, ahora, hace falta apretar las clavijas a Kirchner por su conducta detestable como anfitrión de la cumbre. Las grandes potencias tienen que hacerse respetar. Neguémosle a Kirchner el apoyo en su disputa con el Fondo Monetario. Se condujo como el izquierdista hipócrita que es. Que le pida apoyo ante el Fondo a Maradona, a la Bonafide, a Silvio Rodríguez y a Fidel y Chávez. FIN
El Nuevo Herald, Posted on Sat, Nov. 12, 2005
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