INTRODUCTION

Esta columna es la culminación de la serie en que he revelado los distintos aspectos de las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba y que revelan un patrón de conducta por parte de este país de evasión de las acciones más hostiles de Castro y sobretodo el no confrontarlo en el campo de la propaganda. Ante la renovada ofensiva de Castro contra Estados Unidos, ahora que cuenta con los petrodólares de Chávez, ha llegado la hora de cambiar ese patrón de conducta. eso es lo que plantea esta columna.

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La batalla informativa contra Castro

por Ernesto Betancourt

La oficina de diplomacia pública en el Departamento de Estado, encabezada por Karen Hughes, inicia una tarea a largo plazo. Vender la democracia al mundo musulmán llevará décadas, no meses o años.

Sin embargo, hay una batalla de información en que los resultados pueden producirse a corto plazo y en la cual, hasta ahora, Estados Unidos ha abdicado el campo de batalla: revelar la verdad sobre Castro. Recientemente, hice una revisión de diversos aspectos de la política exterior de Estados Unidos hacia Cuba. Descubrí que surgía un patrón: en todos los casos le habíamos dejado el campo libre a Fidel en lo informativo. Ya fuera relacionado con el embargo, los espías del Pentágono, el tráfico de drogas, la lucha contra el terrorismo o el lavado de dinero, las agencias involucradras toman medidas en sus campos respectivos, pero nunca confrontan la desinformación castrista. Veamos algunos ejemplos.

Todos los años Cuba nos acusa en Naciones Unidas de un bloqueo cuyo costo acumulado hasta el 2004 aducen asciende a más de 82,000 millones de dólares. Eso sirve de base a la campaña promoviendo la resolución para que levantemos el embargo. Siempre perdemos el voto en la Asamblea General por mayorías abrumadoras. Además, sirve de tema para una campaña de desinformación que nosotros no refutamos.

En septiembre de 1998, el FBI arrestó a los espías de la Red Avispa cuando interceptó mensajes con instrucciones para volar hangares y aviones en bases militares en la Florida. Fidel inmediatamente declaró que sus espías nunca habían espiado a los militares americanos, sino a los terroristas en Miami. El jurado encontró a los espías culpables. La corte de apelaciones de Atlanta resolvió que el juicio estuvo viciado por la hostilidad de Miami hacia Castro, aunque no hubo cubanoamericano alguno en el jurado. Castro tiene montada una campaña mundial alegando que esos ''héroes'' sólo luchaban contra el terrorismo, y del espionaje militar, cero. Nosotros no lo refutamos. Sin embargo, en septiembre 21 del 2001, diez días después del ataque a las Torres Gemelas, el FBI arrestó en su oficina de la DIA a Ana Belén Montes. Ella aceptó su culpabilidad y negoció una sentencia de 25 años en prisión, sin posible reducción de pena. Tanto Justicia, como el Pentágono han ocultado el análisis de daños ocasionados por esta agente castrista. En julio de 2005, Alberto Coll, Director de Estudios Estratégicos en el Colegio Naval, negoció una pena risible, un año de libertad condicional y $5,000 de multa, por mentir en sus razones para viajar a Cuba. Iba a ver a su amante, arma frecuente del espionaje de Castro. De nuevo, se ha ocultado el daño a nuestra seguridad. Esto revela que Castro sí espía a nuestros militares.

En su libro sobre el narcotráfico, José Antonio Friedl relata el desconcierto de autoridades latinoamericanas con quienes compartía la abrumadora evidencia que había acumulado sobre la participación de Castro en el narcotráfico ante la pasividad de las autoridades americanas. Finalmente, pregunta: ¿Seguirá la segunda administración de Bush con el denominador de tantas otras que nunca llegaron a fondo para denunciar públicamente a Fidel Castro y su cúpula totalitaria por lo que son, narcotraficantes?''.

Fidel y Chávez nos acusan de terrorismo por dar asilo a Luis Posada Carriles. Nosotros ni los refutamos, ni mencionamos las muchas acciones terroristas planificadas y ejecutadas por Castro contra EU.

Pasando al lavado de dinero. La Tesorería de EU y el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) tomaron medidas efectivas en el 2004. Castro tuvo que suspender la aceptación de billetes de dólar del narcotráfico porque no podía depositarlos. Esto lo ha privado de varios cientos de millones de dólares de ingresos. Pero, a pesar de los esfuerzos de Ileana Ros--Lehtinen y Mario y Lincoln Díaz--Balart, el silencio de la Tesorería permitió a Castro disfrazar este revés como una victoria de la revolución.

El fracaso del régimen en satisfacer las necesidades básicas del pueblo ha agotado el embrujo carismático de Fidel en lo interno. Ahora trata de revivirse como amenaza regional con el apoyo de Chávez y China. Ha llegado la hora de retarlo en el campo de la información internacional. Destruyamos su embrujo carismático externo.

La oficina de Karen Hughes debe coordinar las acciones informativas de Justicia, la DEA, el Pentágono, la Tesorería y cualquier otra agencia que tenga que ver con Cuba, así como Radio y TV Martí, para asegurar que damos batalla a Castro en el campo de la información. Los hechos y los medios existen. Sólo falta coordinarlos efectivamente.



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